Hoy en día se les solicita a los estudiantes evaluar a
los profesores; se les pregunta qué quieren aprender —o, incluso, qué quieren hacer—;
se les indaga a los padres si creen que la educación obedece a sus expectativas;
se hace investigación encuestando a los que intervienen en la educación.
Hablaremos
particularmente de este último caso y, para abreviar, diré: ‘agentes educativos’.
Ahora bien ¿se puede comprender el ámbito educativo recurriendo a las palabras
de los agentes educativos? En varias de las disciplinas que tratan asuntos
sociales no se requiere suscitar mayormente la palabra de los usuarios para
comprender y, si lo hacen, no es para darle rienda suelta, o para suponer que
la palabra expresa lo que se busca (y hacer los promedios respectivos).
Claro
que si se busca “empoderar” a las personas, ese acto legítimo es político y no
va dirigido a comprender (aunque pretenda ser la aplicación de cierta
comprensión previa).
En
economía, por ejemplo, no se les pide a las personas pronunciarse sobre sus
prácticas económicas, pues es esperable que, en la mayoría de los casos, estén
atadas al fetiche de la mercancía, representación que es un obstáculo
para entender el proceso económico, aunque garantiza su reproducción.
Cuando
el médico pregunta “¿dónde le duele?”, quien responde tiene certeza (¿quién
más, sino él, sabe dónde le duele?), pero el médico puede saber que ese dolor
en realidad no está originado en ese sitio; el llamado dolor reflejo
tiene su causa en una lesión distante de la zona que parece doler. De manera
que el médico toma la declaración “con pinzas”, no la cree literalmente, pues
él tiene un saber sobre el cuerpo que le permite darle un lugar a la percepción
del paciente, más allá de que éste pueda jurar que le duele “ahí”.
Así,
se pueden solicitar las declaraciones de los agentes educativos: o bien creyendo
que son denotativas, deícticas; o con un marco conceptual que les dé una forma
y un lugar. Si buscamos en el primer sentido, estamos suponiendo una
transparencia de la palabra que, paradójicamente, eliminaría las ciencias; y ya
vimos, en la charla anterior, que los seres hablantes tenemos una distancia
indefectible con la realidad y que, por eso, creamos la ciencia.
Verdad y verosimilitud
El
tema nos pone en contacto con la antigua disputa verdad/verosimilitud. Recordemos
que Platón acusaba a los sofistas de elaborar discursos verosímiles, sin
importarles si eran o no verdaderos. Y Aristóteles lo sigue en ese punto, al
indicar que una refutación es sofística cuando parece verdadera, pero no lo es realmente. Esto presupone que, para
los dos filósofos griegos, la verdad no necesita ser verosímil (ojo con
lo “políticamente correcto”). De ahí que Platón [Gorgias]
haga una comparación con la comida: con el fin de curarnos, el médico nos da a
ingerir sustancias de sabores desagradables, mientras que el experto en cocina
halaga nuestro paladar, aún al costo de dañar nuestra salud.
O
sea: no todo lo que nos gusta nos hace bien y no todo lo que nos disgusta nos
hace mal. De modo comparable, los sofistas halagarían a sus destinatarios,
buscarían su adhesión, así tengan que sacrificar la verdad; mientras que el
filósofo busca que el sujeto encuentre el camino de la verdad, pero, en pos de
su empeño, el filósofo enfrenta la resistencia del sujeto mismo que se aferra a
sus creencias (Teeteto: hallazgo de
la verdad = parto doloroso); o sea: no todas las ideas que no están de acuerdo
con nuestras creencias son verdaderas, ni son falsas todas las que se les
oponen.
Cuando
en educación le damos pábulo a la opinión y hacemos dejación del saber, no
estamos formando… y queda consolidado el “políticamente correcto” ámbito llamado
“diálogo de saberes” que, no obstante, es muy etéreo; se puede dialogar, por supuesto, pero la
formación no se limita al diálogo, ni a cualquier diálogo.
Cuando
se considera como verdadero un enunciado, en realidad se está materializando un
estado de una discusión, pues siempre hay otros
hablantes, en diversos contextos, delante de los cuales se pretende la
verdad y, por lo tanto, ellos proveen las posibilidades, tanto de hacer
enunciados, como de valorarlos en función de tales posibilidades. (En lugar de
‘verdad’ podríamos decir ‘veracidad’, pero eso sólo remozaría los problemas
surgidos por la utilización de la palabra ‘verdad’.)
No
basta con dirimir la verdad ante un referente absoluto, como parece ser en un
sistema axiomático, como las matemáticas.
Los
matemáticos descubrieron, en el siglo xix,
la baja forma en que estaba la lógica de su disciplina y durante esa centuria
trataron de darle más rigor; sin embargo, antes de llegar al éxito esperado,
descubrieron contradicciones también en las matemáticas reconstruidas. Cuatro
escuelas emprendieron la enmienda de las paradojas, con la esperanza de
confluir en una unificación que, además, cerrara el camino a nuevas
contradicciones... pero esto sólo fue el comienzo de nuevas complicaciones y de
diversas facciones [Kline].
Y
pretender dirimir la verdad con base en una “verdad revelada”, blindada a la
discusión, necesita a su vez un sistema complejo de producción de enunciados,
en el marco de una estructura de prácticas políticas y rituales. ¿Debemos,
entonces, volvernos relativistas? No, pues los asertos de verdad —vimos 3 en la
charla anterior— tienen gran utilidad durante su vigencia, que puede ser de
siglos (cfr. geometría). Además, lo venidero no siempre sepulta lo anterior,
sino que suele reintegrarlo [Bachelard].
Entonces,
si en los discursos concurren verdad y verosimilitud, tenemos cuatro
posibilidades:
|
|
Verdad |
|
|
|
+ |
– |
Verosimilitud |
+ |
Recontextualización |
Sofisma |
– |
Formalización |
Delirio |
Recontextualización [+Verdad +Verosimilitud] |
|
+Verdad |
Alude a lo
que juzga como verdadero en el campo de producción simbólica y, por eso, lo
elige para su trabajo (educación, p.ej.). |
+Verosimilitud |
Consenso:
que todos entiendan, estén de acuerdo, obren de manera similar, estén
informados, etc. Por eso hay que “verosimilizar” las verdades del campo de
saber, pues en sí mismas no serían verosímiles. |
Acción |
Hacer
saber, a través de la comunicación. |
Tiempo |
Ajustar
los enunciados a la relación con el otro (isocronía), mientras la gramática a
enseñar es pancrónica. |
Registro |
Entre el
simbólico (el del saber a recontextualizar, el de la gramática a conquistar
por otro) y el imaginario (atraer al otro, p.ej. con imágenes). |
El otro |
Un Otro de
lo simbólico, referente más allá de los hablantes; y un otro de lo
imaginario, a quien se dirige el discurso. |
Sentido |
Crea un
sistema de producción/interpretación de sentido (“las lecturas tienen que tener
sentido para el niño”). |
Convencimiento |
Propósito
de dar verosimilitud a la verdad, y ante otros. |
Relación con el campo |
Concita
varios campos y ámbitos de producción discursiva no especializada (educación:
concita productos de los campos, en proporciones y jerarquías distintas;
además, también hace circular la doxa). |
Ejemplo |
La escuela:
pone el saber a disposición de quienes no pertenecen al campo. «Enseñar todo
a todos», dice Comenio. |
Formalización [+Verdad –Verosimilitud] |
|
+Verdad |
Es
lo que se empeña en producir. Acuerdos de la ciencia: ▪ entre pocos
(noticiero vs. Luhmann). «El conocimiento se fragmenta en especializaciones,
conservadas por códigos técnicos que se alejan más de la capacidad del hombre
común [Steiner]; ▪ se pueden deshacer en cualquier momento; y ▪ se expresan
en modo condicional, lo que deja expuestas sus condiciones de validez: no son
esotéricos, no son inefables, ni dependen de revelación o adhesión alguna. El
acuerdo —tentativo— no es relativo en su presente. |
–Verosimilitud |
Su
enunciado no es verosímil (la vulgata ya es
recontextualización),
surge contra la evidencia empírica, la creencia y la autorepresentación. Hay
que cambiar de postura y ponerse a su altura para entenderla; su verdad no
proviene del consenso o de la mayoría. Para el consenso hay que estar a la
altura del público (decir lo que quiere oír); en cambio, el algoritmo se hace
a merced de la disputa [Bourdieu].
En el campo de saber, ‘consenso’ es la ausencia de discusión. |
Acción |
Polémica:
saber. Se realiza a través de un código especializado (tecnolecto). |
Tiempo |
Pancronía,
pues sus asertos subordinan el tiempo histórico (diacrónico): se vuelve sobre
puntos pasados; y sólo más adelante habrá un público para el hallazgo actual.
Entre teorema y resolución puede haber un siglo, pero no es tiempo
transcurrido en la lógica del campo. |
Registro |
Simbólico.
La Formalización es un enunciado hecho sólo de letras sin sentido. |
El
otro |
Un
Otro de lo simbólico que trasciende el vínculo entre semejantes. Los rasgos
imaginarios están excluidos. No se está como sujeto (la operación lo
excluye), sino como fuerza vital al servicio de la gramática (por elección de
satisfacción). |
Sentido |
No
da lugar al sentido, va en su detrimento. Señala relaciones lógicas entre
elementos vacíos de contenido, trascendiendo interpretaciones históricas,
contextuales o idiosincráticas: sólo aglutina las relaciones, no es «por
referencia a un objeto, a una experiencia o a una imagen de la intuición»
[Bachelard]. «No podemos deducir el sentido
del mundo a partir de los resultados de la investigación del mundo» [Weber]. El
sentido excede la especificidad del saber. |
Convencimiento |
La
Formalización sólo atrae hacia sí certidumbre (no ‘certeza’)
dialectizable por otros que manejan las reglas de composición. |
Relación
con el campo |
Campo
del saber. |
Delirio [–Verdad –Verosimilitud] |
|
–Verdad |
No apela a la verdad posible de un campo, donde unos pares
vigilan. No tiene polo a tierra. |
–Verosimilitud |
No quiere parecer verosímil (“loco” a los oídos de los
demás). Es impenetrable, indialectizable [Lacan]; no va dirigido a otros. Peor
para los demás si no entienden o no comparten sus enunciados. |
Acción |
Terapéutica: curarse. |
Tiempo |
Anacronía: no se debe a ninguna tradición y, aunque apunta
al futuro de su estabilidad. Algunos elementos anecdóticos son presentes,
aunque la determinación formal es ajena a tales elementos. |
Registro |
Real: una enunciación impuesta (“desde afuera”), pues un
desborde pulsional arrasó con atribución de la palabra (todos oímos voces,
pero…). |
El
otro |
El sujeto está desbordado por su pulsión, al punto de
perder el vínculo con el Otro de lo simbólico, que lo desborda, y con el otro
semejante, con quien no hace lazo. |
Sentido |
No es susceptible de ser entendido (Polonio no entiende,
pero ve que a la locura de Hamlet le subyace un sistema); al “darle sentido” se
atribuya al delirio una aspiración de vínculo (que no tiene), y se corre el
riesgo de ponerse al mismo nivel de las mortificaciones “externas”. |
Convencimiento |
Objeto de una certeza radical. |
Relación
con el campo |
En tanto idiolecto, es contrario a la idea de campo: no
requiere la presencia de otros ante los cuales pretender enunciar la verdad. |
Ejemplo |
Johann Bode (siglo xviii,
Academia de Ciencias de Berlín y director del observatorio), elevó una
curiosidad al estatuto de ley: una fórmula arbitraria que parecía determinar
los valores aproximados de las distancias entre el Sol y los planetas (en
unidades astronómicas). Pero, las aproximaciones eran de millones de
kilómetros, y a partir del descubrimiento de Neptuno, todo se vino abajo. Además,
el número de planetas sería infinito. Tosca coincidencia elevada, por mor del
delirio, al estatuto de ley. |
Sofisma
[–Verdad +Verosimilitud] |
|
–Verdad |
El
propósito persuasivo hace prescindible la verdad. |
+Verosimilitud |
Al emisor
busca los recursos necesarios para que el enunciado parezca cierto. Busca el
consenso, pero sin alusión a la verdad. |
Acción |
Persuasiva:
seducir. Se realiza a través de un código compartido. |
Tiempo |
Isocronía
con en el tiempo de aquel a quien se busca persuadir. |
Registro |
Imaginario,
pues apela a la intersubjetividad, de semejante a semejante. Por eso recurre
con frecuencia a la imagen. |
Otro |
El
semejante. Por eso, el registro es el imaginario. Este vínculo no funciona
con base en la Ley, sino en el contrato. |
Sentido |
Cuenta con
el existente. No crea nuevas matrices de producción de sentido. El sentido
queda subordinado a la relación con el otro. Como cuando se les da la razón
(o se autoriza) a los agentes educativos, sencillamente porque lo son, digan
lo que digan (que puede ser inconsistente, insuficiente, sin pretensión de
universalidad, contradictorio). |
Convencimiento |
Está del
lado de la creencia, pero subordinado a la relación, pues ésta puede cambiar
los referentes, los temas, la aparente convicción. |
Relación con el campo |
Es el
producto de los campos político y literario. También tributa a vínculos que
no requieren enunciados especializados [Bajtín]. |
Ejemplo |
Aquí
‘sofisma’ no es despectivo, pues ahí entra la mayoría de las modalidades
discursivas. La mentira, por ejemplo, va contra la verdad, pero debe parecer
verdadera: «No es necesario que un príncipe posea todas las cualidades [...],
pero es muy necesario que parezca poseerlas» [Maquiavelo]. Son distantes
promesa de campaña y condiciones de posibilidad. Por su parte, la literatura
establece, de forma convencional, las condiciones propias de producción de
historias que rompen con el espacio y con el tiempo; y se esfuerza por ser
verosímil, por hacer lazo social. |
Ahora
bien, también podemos proponer verdad y verosimilitud como ejes de un plano
cartesiano; así obtenemos grados: de
recontextualización, de formalización, de delirio, de sofisma.
En el
gráfico se visualiza
-
un
valor positivo de la verdad en la formalización, que decrece hasta los valores
negativos (no en sentido moral) del delirio.
-
Y,
por el otro lado, vemos la gama de recontextualizaciones escolares, que van
desde la mayor consistencia posible con la Formalización, hasta la ausencia de
relación con la verdad, como cuando un profesor pasa, de recontextualizar, a
hacer sofismas (por ejemplo, en los intentos de persuasión moral o política):
no hay saldo de saber para sus alumnos, pero sí se despliega un discurso que
los satisface, en tanto público (clientes); piénsese, por ejemplo, en las
clases cada vez más pobladas de presentaciones gráficas, facilitadas por los
programas de computador y las técnicas de proyección… ¿qué capturan realmente
esos procedimientos?, ¿a qué dimensión del alumno apunta?
Con esta
pequeña teoría sobre la palabra, en la que los enunciados tienen componentes de
verdad y de verosimilitud, se puede saber algo sobre la palabra de los agentes
educativos… no todo, pero tampoco cualquier cosa. Saquemos algunas conclusiones
parciales que señalan un marco de posibilidades para ubicar esas palabras,
dependiendo de su especificidad y de la dotación conceptual con que se intenten
aprehender:
· Si las modalidades discursivas tienen
unas determinaciones estructurales, no dependen de la buena voluntad, ni del
buen propósito de quien busca cambiar las modalidades discursivas que encuentra
(asunto imposible, si desconoce las condiciones de posibilidad de tales
modalidades discursivas) o que se identifica con ellas.
· Cuando se carece de propósito
cognitivo, se tiene un supuesto acerca de la palabra de los agentes educativos;
en consecuencia, se “encuentra” la confirmación de las creencias. Cuando se habla
de saber “pedagógico”, “ancestral”, “popular”, “local”… sin conocer sus valores
correlativos de verdad y de verosimilitud, en realidad no se intenta
comprender, sino materializar un ideal.
· Si las condiciones de producción de
enunciados se comparten pasivamente y no se conocen, difícilmente se pueden
tensionar, producir efectos formativos. Además, si exaltamos tales palabras sin
entender su génesis, cohonestamos con las prácticas a las que sirven tales palabras
(ejemplo: perpetuar la dominación, a nombre de la liberación). Si, en cambio,
buscamos conocer las condiciones de producción de enunciados, podemos tensionar,
tanto la palabra de los agentes educativos (si buscamos efectos formativos), como
las prácticas a las que tributan sus enunciados; y, de otro lado, podemos tensionar
las categorías mismas, puestas a prueba por la investigación.
· Las ideas de asignar o encontrar
sentido o de re-significar, que escuchamos todo el tiempo en el entorno educativo,
aunque lucen insuficientes desde la perspectiva hasta ahora descrita (pues cada
tipo discursivo tiene una relación específica con el sentido), y sólo podrían
inscribirse en las que producen sentido: la recontextualización o el sofisma.
· Las 4 formas discursivas propuestas son
discontinuas: no podemos acumular cierto tipo de discurso para pasar a otro. Ejemplo:
no se puede sumar sofismas para obtener recontextualización; o cualificar la
recontextualización para tener formalización; etc. Con todo, esto no impide que
el sujeto modifique la postura que lo lleva a producir en cierta dirección. Es
el caso del efecto formativo en la escuela: ella recontextualiza, sí, pero su
logro es que el sujeto asuma la posición que lo ponga en camino de formalizar.
· En tanto especificidades, las 4 modalidades
discursivas propuestas pueden aparecer mezcladas en los enunciados concretos,
en proporciones y jerarquías a establecer en cada caso.
La palabra del otro
Buscando
una teoría para entender, encontramos la problematización que Armando Sercovich
[1977] hace a la idea de “persuasión”, que es usual en el análisis de la
comunicación, y que para él resulta teóricamente débil, con antecedentes
conductistas y con resistencias a una teoría rigurosa de la subjetividad. Aquí retomamos
esa sugerencia teórica, con el fin de pensar el lugar de las palabras de los
agentes educativos y el sentido de la pretensión de entender la educación, gracias
a ellas. Para Sercovich, los sentidos socialmente operantes preforman la
“realidad” para el sujeto. Un discurso no es más convincente que otro por
describir mejor los referentes empíricos, sino por poner en contacto dos
mundos: campos semánticos y estructuras subjetivas, los cuales tienen
relaciones con discursos previos.
Y
esas estructuras subjetivas no son principalmente conscientes, sino, sobre
todo, inconscientes. Entonces, ¿cómo asumir las palabras los
agentes educativos?: dicen,
a escala consciente, asuntos que han requerido una tramitación inconsciente que
desconocen. No en vano, Zuleta sostenía que la ideología es refractaria a la
experiencia. Con ayuda de Sercovich intentaremos comprender la posición del auditor
en el proceso comunicativo.
Para
el semiólogo argentino, la idea de un “estímulo” verbal y de una “respuesta” de
parte del interlocutor es deudora de las teorías más precarias sobre los
procesos psicológicos (y, sin embargo, utilizadas en educación). Bastaría con
retomar el debate que le hace Chomsky a Skinner para partir de una base más
compleja, con más posibilidades explicativas. En pos de remozar las débiles
explicaciones conductistas, la teoría sobre la comunicación agrega, a las
nociones de ‘estímulo’ y de ‘respuesta’, las ideas de ‘carisma’ (para el
enunciador) y de ‘actitud’ (para el enunciatario). El hablante con ‘carisma’ gana
la adhesión del público; y el oyente con ‘actitud’ tiene disposición para ser
persuadido.
Faltan:
-
la
génesis de la actitud y del carisma;
-
las
razones por las cuales hay diferentes actitudes en los oyentes e, incluso, en
uno solo, en distintos momentos;
-
por
qué unos tienen carisma y otros no.
Como
Tolomeo: agrega y agrega epiciclos para tapar los errores... pero el error de
base es la idea de epiciclo. Así, agregar que la actitud del sujeto es, a su
vez, un efecto de estímulos anteriores no deshace la idea de estímulo, que es etológica,
pero ajena al sujeto.
Ya
los filósofos en el siglo xvii
veían las diferencias entre un organismo predecible (los estímulos posibles se
corresponden con un repertorio de respuestas automáticas) y el hombre que,
igualmente constituido que los animales, no obstante no produce respuestas
predecibles [Chomsky]. Entonces, no es explicable mediante el modelo
estímulo-respuesta. De ahí que, en la psicología gestaltista se hable de
‘disonancia cognitiva’ y de ‘modificación controlada del comportamiento’. Hay
algo en el sujeto que a veces lo hace
obrar en contradicción con sus convicciones explicitables; posee una diversidad
de intereses cuyas relaciones y jerarquías no se entienden fácilmente.
No
se puede entender lo que se hace con la palabra de los agentes educativos (el
docente con las palabras del estudiante; el investigador con las del docente,
etc.) con hipótesis conductistas (que
entienden el lenguaje como un estímulo) o, incluso, de modo que podríamos considerar conductista, como cuando se
realizan talleres (estímulo) para que los agentes educativos “estén en
capacidad de” hacer lo que queremos (respuesta). Pero ¿acaso las posiciones de
la comunidad educativa no se construyen a lo largo de una larga historia?
Más
que a la comprensión, las teorías en mención han estado más ligadas a los
estudios de mercado y de eficacia de los procesos comunicativos (por ejemplo,
asesores de campañas políticas). Y si tomamos el texto y/o el sujeto como
inefables o inaccesibles a la comprensión, considerando que son ‘cualitativos’
(argumento recurrente en educación) o espirituales… se aleja la comprensión del
proceso educativo y prosperan otras posturas como la recontextualización o el
sofisma (legítimas en su contexto, aunque no buscan la comprensión). Prosperan,
por ejemplo, las posturas que hablan de “representación” (aprehensión
intencional de algo con la mente), de “sentido” (entendido moralmente) o de
“imaginarios” (ideas indeterminadas que se divulgan y son tomadas por el
público)… Terminología dominante en el marco de la comunicación, la educación y
la “investigación educativa”.
Tal
escenario reduce la estructura subjetiva a lo consciente, error cuya objeción
constituye el punto de partida del psicoanálisis; según Habermas, los problemas
que se le plantean a una comprensión de lo social «no pueden solucionarse en el
marco de una teoría de la conciencia, sino que exigen pasar a una teoría de la
comunicación lingüística», la cual funcionaría, en consecuencia, más allá de la
conciencia.
Por
todo esto, Sercovich señala la necesidad de una concepción para la que
1. el lenguaje no sea meramente una expresión
del pensamiento, o un medio de comunicación social y
2. la subjetividad no sea el “espíritu
inefable”, la cualidad intocable por la explicación, sino una estructura
comprensible hasta su dimensión inconsciente.
Sólo así
podríamos explicar la relación entre dos estructuras objetivas: la del discurso
y la del aparato psíquico [Sercovich]; y sólo de esa manera podríamos tener un
marco para entender la decisión de aquel que intenta entender la educación por
la vía de la palabra de los agentes educativos. La reticencia a concebir algo
más sobre la estructura subjetiva proviene de cierta resistencia a ser
conmovido del lugar que se ocupa [Freud]. Se prefiere la idea mecanicista del
estímulo-respuesta, ajena a la condición humana, que una idea que permita
diferenciar saberes en función de la estructura subjetiva; por ejemplo:
·
Una saber que no se sabe (el instinto), que no hay modo de saberlo, y que no hay
razón para saberlo. Poco tiene que ver con lo humano.
·
Un saber que se sabe, para discurrir sobre comprensión o incomprensión, de las que el sujeto
puede testimoniar frente a la palabra del otro o al texto; es el ámbito de la
reflexión y la racionalización.
·
Un saber del que no se quiere saber: el inconsciente; de él solemos tener noticia, a
condición de denegarlo [Freud], o a condición de modificar nuestro lugar…
Pese
a que la vida anímica es en sí inconsciente [Freud], de eso poco quieren saber
ciertas teorías de la comunicación, de la educación, de la investigación; pero
nos ayudaría a pensar que entender los enunciados no es sólo una operación de
la inteligencia, sino más bien una transacción
psíquica; no es una habilidad enseñable, sino más bien una posibilidad del
sujeto, en función de su modalidad de satisfacción. Lo consciente adviene como
uno de los efectos posibles del funcionamiento del inconsciente; la angustia,
por ejemplo, es otro de los efectos posibles y nadie predicaría de ella la
reflexión, la racionalización o la voluntad. Si hacemos debutar la estructura
subjetiva (pulsión y deseo), lo consciente es apenas la punta del iceberg. Es
lo que exige Sercovich para poder entender cabalmente la comunicación.
Sin
estos referentes, nos quedamos con lo consciente y, por eso, se habla de
‘representación’, de ‘imaginarios’. En cambio, con tales referentes, cobra
relevancia volver a hacer una reflexión compleja sobre ideas como ‘formación’,
‘capacitación’, ‘aprendizaje’, ‘enseñanza’… todas relativas a la esfera
educativa, y otras que se agregan desde las modalidades actuales de la
educación y de la llamada investigación educativa, tales como ‘pensamiento
crítico’, ‘diálogo de saberes’, etc.
Todas
estas ideas tienen que ver con asuntos como comprender un enunciado, adherir a
un discurso, obrar en consecuencia con una idea, asumir cierta postura frente a
los enunciados venidos de cierta fuente, etc.
|
±Comprender |
Qué |
Efectos lógicos
de la cadena significante, aceptables por la esfera de la praxis en la que se
juega la legitimidad del enunciado. |
Explicación |
Como el enunciado se inscribe en un contexto, la
comprensión no aplica a todos los efectos de significación posibles, sino al
margen está definido por la esfera de la praxis en la que se inscribe, en la
que el sentido está en pugna. Hay tantas comprensiones como contextos
en los que se inscriba el enunciado. ±Comprender es un
juicio de adecuación, según el acto de significación en juego y según su
ubicación social, que lo provee de unas tipologías sociales. |
Estado del sujeto |
Consciente, aunque no pueda dar cuenta —pues no es
necesario— de las restricciones contextuales ni de los procesos psíquicos involucrados
(como los demás): una
incomprensión puede traducir el hecho de que el sujeto “no quiera”
comprender, que estructuralmente no pueda, que lograrlo le traiga displacer,
etc. |
Opera |
Una racionalización, aplicada a la cadena significante (puesta en juego de los
significantes entre sí); el sujeto
se diferencia del semejante y entra en relación con la gramática del texto,
con sus referentes de validez. Hay que aprender a operar en este sentido,
pues la “interpretación espontánea” no tiende a referirse a los registros
verbales, a su estructura formal. De todas maneras, la comprensión es
un efecto: hay una historia detrás de la comprensión del más elemental de los
enunciados. En la comprensión es fácil percibir las deferencias y
asignarlas a recorridos distintos, a las diferentes lecturas que dependen de
la esfera de la praxis |
Acto |
Locutivo: se
opera sobre el material significante. |
Relación |
Significante -
significante (formal) |
Efecto subjetivo |
Diferenciarse. El
sujeto se diferencia del semejante, pues la palabra ha sido para el sujeto un
atributo del otro y, en tal sentido, es parte de lo que incita su pugna
imaginaria. |
|
±Aceptar |
Qué |
Elementos de un
conjunto sobre el que se decide si conviene o no incorporarlos, de acuerdo
con la manera como el sujeto organizó su universo. |
Explicación |
El psiquismo
humano produce la realidad (ésta no está dada) basado en dos decisiones, una
de las cuales considera si el objeto es o no susceptible de ser incorporado
[Freud]. No todo elemento es tomado para tal consideración (por lo cual
decimos que son elementos de un conjunto). En adelante, las decisiones quedan
marcadas con este sello, independientemente de la complejidad que tomen sus
objetos. |
Estado del sujeto |
Consciente,
aunque desconoce el mecanismo (inconsciente) que lo ha llevado a clasificar
los objetos de esa manera. |
Opera |
Una
decisión. De hecho, el sujeto puede ser interpelado sobre su responsabilidad
por la aceptación de un enunciado, y siempre puede explicar su aceptación,
aunque las razones le sean en gran medida inaccesibles: se compromete lo que
el sujeto percibe como cercano o no a sus creencias (o sea: el resultado de
un trámite inconsciente). Acá, ya no es tan fácil aceptar las diferencias. La aceptación
habla de las creencias, cuya génesis no podemos hacer, prueba de que no tiene
acceso al lugar donde eso se produce. No es argumentable como lo puede ser
una discrepancia sobre un pasaje del enunciado. |
Acto |
Ilocutivo:
suscitado al ser dicho aquello que causa acuerdo o desacuerdo. |
Relación |
Significante -
significado (representacional) |
Efecto subjetivo |
Identificarse. La
aceptación constituye una modalidad de identificación, de satisfacción yoica,
narcisista. El sujeto consciente, sin saber por qué, enjuicia el discurso de
cierto modo (aunque hay tipologías sociales). |
Ejemplo y cruce |
Se puede aceptar
un enunciado que no se entiende (la misa en latín, la jerga económica del
noticiero), o estar en desacuerdo con un enunciado que sí se entiende (por
ejemplo, entender el discurso incluyente, pero no poder estar de acuerdo con
reconocer ciertos derechos); de igual manera, se puede entender una
interpretación con la que mostramos nuestro desacuerdo y, sin embargo,
obramos en consecuencia con ella. |
|
±Adherir |
A qué |
A enunciados que
causarían placer o displacer aceptar como ±verdadero,
±verosímil, ±justo, ±bello, etc., según el universo del
sujeto. |
Explicación |
La otra decisión germinal del sujeto: clasificar los
objetos entre aquellos que le causan ±placer. La primera “forma” que aglutina
al sujeto es aquella que pone del lado “suyo” los objetos placenteros y del
lado de “lo otro” los objetos no-placenteros. Puede haber equivocaciones, que
cobran su cuota. También en este caso, todos los asuntos del sujeto quedarán
marcados por esta ubicación. |
Estado del sujeto |
Inconsciente. Se
juzga el enunciado en función de la satisfacción; para ello, se hace una
selección de algunos registros verbales que permiten orientar la adhesión (no
la cadena significante, sino el enunciado como un todo con marcas
distintivas). El enunciado no está ante el sujeto racional de la conciencia,
sino ante el sujeto del inconsciente; desde este lugar, se puede acicatear al
sujeto para que haga cosas que no haría “racionalmente” (saquear, matonear,
linchar). |
Opera |
Una inclinación
inconsciente. No se asume como decisión sino como evidencia. El sujeto no
tiende a ponerse al frente de su juicio o a justificarse, sino que la
adhesión se le impone y, entonces, puede reaccionar reciamente ante la diferencia. La relación es
significante/pulsión: por eso la adhesión es inexplicable, inaccesible a la
conciencia (aunque el sujeto llene ese vacío con “explicaciones”, como las
post-hipnóticas). Los significantes se atraen y se repelen no por vínculos
racionales, sino pulsionales. Es la modalidad de satisfacción del sujeto la
que queda interpelada. Vínculos impredecibles atan a las palabras, en la
medida en que se prestan para transportar mociones pulsionales. |
Acto |
Perlocutivo:
efecto del decir, no incorporado a la estructura formal del decir. |
Relación |
Pulsional:
significante/pulsión |
Efecto subjetivo |
Plegarse. El
sujeto se pliega a su pulsión. Puede presentarse una identificación cuando se
coincide en cierta modalidad de aceptación o de rechazo (y dar lugar a una
formación colectiva). |
Ejemplo y cruce |
Puede haber
comprensión y aceptación, y, sin embargo, no haber adhesión. O lo contrario:
adhesión sin comprensión. Es el comportamiento típico de las masas: como se
cede la instancia crítica al líder, éste ―o lo que ocupe su lugar― puede
decir cualquier cosa, pues ya tiene garantizada la adhesión. Se puede
comprender una noticia, expresar desacuerdo con ella y, sin embargo, adherir
a ese discurso (por eso se repiten, una y otra vez, las escenas macabras ante
las que los televidentes del noticiero tienen que declararse horrorizados…
pero las ven una y otra vez). De ahí el reenvío de mensajes (sin verificar)
que suscitan indignación. |
|
±Suscribir |
Qué |
Aquello con lo
que está de ±acuerdo una instancia con la que se tiene transferencia. |
Explicación |
Suscribir una
declaración porque hay cierto nombre (significante de una persona o de una
instancia social). Al ser transferencia, se urde inconscientemente. La
transferencia es el traspaso de un afecto [Freud] y, por lo tanto, un “error”
(pero constitutivo de lo humano): al destinatario no le correspondería tal
afecto, pero es la manera como el sujeto inventa un vínculo. Esto ocurre
entre estudiante y maestro, paciente y terapeuta, feligrés y oficiante… no es
necesariamente una relación colectiva (como en la adhesión), pues es de un
sujeto a otro. El sujeto se instala en una relación especial con otro que le
marca una senda para su deseo. |
Estado del sujeto |
Inconsciente. Un
significante cualquiera del enunciado del otro basta para que el sujeto se
enganche. El sujeto del inconsciente entra en relación con el otro, a causa
de su relación con la satisfacción, no a causa propiamente de su discurso. Se
puede estar abonado o desabonado del otro, según cause o no satisfacción
legitimar o no el vínculo con él. |
Opera |
Un vínculo
inconsciente. Las palabras bajo transferencia pueden tener efectos que no se
miden principalmente por comprensión, aceptación o adhesión. Es la eficacia simbólica,
gracias a que hay un componente de deseo en juego. Podríamos decir que
hacemos la transferencia al deseo del otro. Que el otro encarne una modalidad
de satisfacción, por ejemplo, es suficiente para que al menos un sujeto
encuentre una opción para su propia satisfacción (músicos hijos de padres
músicos). El maestro puede,
por ejemplo, usar la transferencia para hacer trabajar a una estudiante,
tarea facilitada por el hecho de que ella está, de alguna manera, involucrada
en la relación; o puede también usar esa transferencia para conquistarla. Si
un placebo funciona es por transferencia (componente psicológico activo). No hay nada
racional en la operación, aunque, de nuevo, el sujeto llene el hueco con
alguna justificación (y cuando se acaba la transferencia, el sujeto declara
conocer, ahora sí, al otro). |
Acto |
Ilocutiva:
realizativo inconsciente. |
Relación |
Significante
cualquiera (formal - pulsional) |
Efecto subjetivo |
Instalarse. El
vínculo transferencial hace del otro una autoridad, para bien o para mal. |
Ejemplo y cruce |
Podemos suscribir
un enunciado sin comprenderlo, sin mostrar acuerdo con él, incluso sin
adherir a él: como cuando un niño defiende a su padre en una discusión… por
ser su padre, no porque tenga razón. Al contrario, un creyente puede
comprender el sermón, mostrar acuerdo, adherir a él, pero no suscribirlo,
porque no le gusta el párroco que le tocó en suerte; si eleva una petición a
la jerarquía eclesiástica, no es contra los enunciados, sino contra la
persona del cura. |
Lista
provisional de lo que se puede hacer frente a las palabras de otro:
·
Mostrar acuerdo, como mecanismo de pertenencia a la
cultura en la que se profieren, y sin necesidad de comprender su relación con
la eficacia simbólica.
·
Defenderlas, como parte de la defensa de la
cultura a la que se pertenece, sin herramientas de comprensión (defensa
visceral) o con herramientas de comprensión (defensa razonada).
·
Simpatizar con ellas por razones “políticamente
correctas”, pero por fuera de su contexto y sin comprenderlo (lo cual no quiere
decir que no se lo represente, de algún modo, pero éste estará subordinado al
propósito). Esto permite, por ejemplo, elevarlas a la categoría de conocimiento
(donde todos tendrían el mismo “derecho” y habría que pasar al “diálogo de saberes”).
·
Utilizarlas, por fuera de la esfera de la praxis
correspondiente, para cierto beneficio (cultural, económico, partidista,
religioso, pedagógico, investigativo), haciendo uso —o no— de un saber
instrumental (es decir, extraído de una ciencia que no se necesita conocer).
·
Protegerlas como decisión política, a partir de
su comprensión y sin pertenecer a la cultura respectiva.
·
Rechazarlas (“irracionales”, p.ej.), a condición
de no ser parte de la cultura respectiva, de no entenderla, y de querer imponer
una posición política.
·
Describir su eficacia simbólica, a partir de
un arsenal teórico, asunto que no se hace desde la esfera ritual (aunque se
pertenezca a la cultura respectiva) y para lo cual se ejerce el curioso interés
de reducir el interés al máximo.
·
Ser
indiferente a ellas, por no
pertenecer a la cultura, por no querer entenderla y por no tener propósitos que
las involucren.
En
varias de estas modalidades se puede hablar que se comprende para:
defender lo propio; defender aquello que nos gustaría que fuera lo propio;
utilizarlo (por ejemplo, traer al aula las manifestaciones culturales); diseñar
programas de protección (museos, resguardos, zonas especiales); comprender la
cultura...
Buenos días, profesor Bustamante
ResponderBorrarSon muchas las resonancias que se producen por lo que usted suscita en el apartado de Verdad y recepción. Considero que es fundamental considerar, según lo expuesto por usted, ese carácter de verdad y recepción dentro de la misma educación.
El profesor es evaluado por sus estudiantes, por los padres, por las directivas, no solo por su “conocimiento” o por la manera de enunciar ese “saber”, sino por las maneras en las que lo haga. Claro, esto nos llevaría al clásico debate entre la prioridad de la forma o del contenido, o de sobreponer la didáctica sobre el conocimiento o los enfoques pedagógicos.
Los agentes educativos, retomando sus palabras, hacen parte de un sistema de formación que a mi parecer carece de legitimidad. Por ejemplo, usted retomaba el ejemplo de los médicos o de los economistas, habría que considerar que más allá de una defensa álgida de las ciencias sus posturas también se basan en la fe. La mayoría de nosotros consideramos como verdades los enunciados médicos. Por ejemplo, yo doy por sentado que tengo dos riñones por el discurso medico a pesar de que no los he visto, o acepto que x producto eleve su costo por una explicación de la inflación, porque simplemente me es imposible trazar las causalidades que han llevado a un incremento económico. Sin embargo, a los agentes educativos se les cuestiona en cuanto carecen de la legitimidad científica.
Esto, a mi parecer, posibilita que los estudiantes elijan si quieren estudiar o no, si salir al parque en horas de clase, o si ver el partido en vez de escuchar a un agente educativo. A esto se suma que no es claro el para qué estudiar; cuando x persona va al médico puede ser por múltiples razones como que presenta un dolor localizado, desea realizar un seguimiento de x proceso, etc. Sin embargo, los estudiantes claramente no logran encontrar respuesta al para qué asisten a escuchar cierta cantidad de tiempo a unos agentes educativos. Cuestión que se instrumentaliza en la universidad, la gran mayoría de estudiantes de educación superior lo hacen para tener una certificación que los “legitime” como profesores, ingenieros, doctores, etc., para poder mejorar sus condiciones de vida, o adquirir capitales sociales, etc.
De ahí que yo considere que existan esos ideales en la educación a los que sumercé alude, como ancestrales, populares, pedagógicos, etc., pues ese “apellido” de alguna manera termina por legitimar lo que aquel sujeto tiene por decir. La cuestión que me queda por pensar es ¿la educación necesita legitimidad? ¿cómo comprender la educación desde un escenario cientificista y positivista? Porque, al fin y al cabo, esa es la paradoja por responder cuando el estudiante pregunta con ingenuidad al agente educativo de ¿para qué me sirve esto?
Gracias
Juan Pablo Acosta Zambrano
Hola, Juan Pablo
BorrarQue los estudiantes evalúen a los profesores es presentado como un “derecho universal” y eterno. Pero no es así. Por supuesto, los estudiantes tienen derechos, pero la relación maestro/alumno es algo distinto a los derechos civiles. ¿Cuándo comenzó esa práctica a ser cotidiana en la escuela? Quien tenía que hacer “control y vigilancia”, ¿ahora los descarga en los estudiantes? Igual con la presencia de los padres en la escuela: antes iban a informarse para tomar decisiones en relación con sus hijos; hoy van a regañar a los profesores. Creo que es un tema interesante para investigar.
El caso es que en lo social hay una dejación del saber. Quienes lo asumen como un hecho, de un lado, convierten la escuela en un asunto administrativo y, de otro lado, convierten la clase en un espacio lleno de opiniones y de intenciones morales y políticas. De acuerdo contigo en que es muy difícil aceptar que esto sea legítimo, pero si pensamos que la “legitimidad” de las prácticas se impone como resultado de una pugna, pues se vuelven “legítimas” hasta que otra fuerza no ponga otras condiciones que den como resultado otras prácticas (por eso los estudiantes se autorizan a salir al parque en horas de colegio —como dices—, a contestar el celular en clase, etc.).
Que la mayoría consideremos como verdades los enunciados de los expertos tiene dos caras. Una: si desconfiáramos de todo, no nos montaríamos en un avión, no usaríamos crema dental… Dos: a veces nos meten gato por liebre.
Entonces, si a los maestros nos meten gato por liebre en relación con el saber del que hablamos, quiere decir que no somos en realidad expertos en él… y qué decir, entonces, con el resto de saberes.
Ahora bien, en el panorama de la dejación del saber y de la fuerza del discurso administrativo en la educación, ¿qué es lo que se le evalúa a los docentes? Otro asunto interesante para investigar, lo cual implica —entre otras— entender el lugar que tenemos los docentes mismos en el advenimiento de esas prácticas.
Escuchar a los profesores ¿es un deber de los estudiantes?, ¿o hay que ganárselos para ello? ¡Los estudiantes no están dispuestos de entrada a esa escucha! Y esto no tiene que ver con la motivación, sino con el deseo de saber del docente.
No entiendo el término “cientificista”. ¿Es una manera de denostar de la ciencia? ¡Por ese camino vamos a la dejación del saber! No hay que olvidar que hay discursos que recontextualizan enunciados de la ciencia pero que no son científicos; y que el “positivismo” no está en la ciencia sino en los intentos de entenderla. Cuando uno se pregunta para qué sirve un saber, está por fuera de su esfera.
CHRISTIAN CAMILO TIRIA FORERO
ResponderBorrarCito: Pensar no está de moda
Para Hannah Arendt (1958), la falta de meditación
era una característica sobresaliente de la época. Y como
pensar requiere un tiempo propio, el tiempo también
está afectado.
El tiempo en la sociedad colombiana no es libre, constitucionalmente existe el derecho al aprovechamiento al tiempo libre, más no al tiempo libre. Aprovechar el tiempo es evitar su propia libertad para pensar, para meditar, para entrar en vínculo con el saber, porque eso no cuenta con privilegio en las dinámicas sociales y económicas de nuestro contexto. Aprovechar el tiempo es cada día ser más competente en ciertas habilidades necesarias para el optimo desarrollo económico del país.
Para que el saber sea sabido por un maestro lo primero que deberá hacer es liberarse de las cadenas aprovechamiento del tiempo, puesto que se debe postergar la gratificación. La formación es a posteriori, sin embargo vivimos en la sociedad liquida como dirá Bauman, y la academia entró en el juego deportivo del mejor.
Cito: En 1872, Nietzsche
destina el libro Sobre el porvenir de nuestras escuelas
“A lectores tranquilos, a hombres que todavía no se
dejan arrastrar por la prisa vertiginosa de nuestra
rimbombante época, y que todavía no experimenten
un placer idólatra al verse machacados por sus ruedas”. Ser deseantes de saber es comprender la virtud del tiempo, de avanzar en una carrera desde un burro y no una carrocería. Es conocer el objeto desde sus propias reglas de juego y no desde un juego distinto que se acerca al primario.
¿Cómo un profesor de Educación Física se libera del aprovechamiento del tiempo cuando ha sido el constituido por el mismo? El aprovechamiento del tiempo libre es gestionado y regulado desde la Educación Física ¿cómo liberarse?
Hemos construido un discurso recontextualizado en torno al aprovechamiento del tiempo libre (ejercicio, deporte, recreación, actividad física, gimnasios, caminatas, deportes extremos, educación extracurricular, etc...) ¿cómo encontrar saber en un campo como la Educación Física en la escuela?
Sobra delirio y sofismo en la Educación Física escolar, claramente es una afirmación con muy pocos argumentos, pero es el diario vivir en el entorno profesional. No existe formalización alguna, la recontextualización es una de las aperturas más amplias que se hacen en los campos. Los discursos primarios encontrados en las raíces de la EF son varios. Encontrar deseo de saber es involucrarse en su historia. ¿Cómo los discursos han sido recontextualizados en diferente época y bajo que luchas o relaciones de fuerza? El cuerpo no es sólo lo visible, lo que no se ve cuenta su propia historia.
Si dentro el frente del maestro sabio hay un abismo entre el educador físico y el saber, nunca será tarde de cerrar brechas, así no sea testigo de los efectos. Si bien el campo del saber es más amplio, las recontextualizaciones deben acercarse más a lo simbólico que a lo imaginario. La meditación y el pensamiento entran en este proceso.
Trabajaré en la recontextualización de los discursos que han sido establecidos como códigos elaborados en nuestro país. ¿Qué encontraré? no lo sé, pero si me libero de los discursos establecidos será un gran avance en mi carrera en burro por el saber.
Espero haberme hecho entender, quedo atento a sus comentarios profe Guillermo.
Hola, Christian Camilo
BorrarTraer a cuento “La condición humana” de Hannah Arendt me permite fundamentar la idea de que pensar no está de moda, la idea de que hemos hecho una dejación del saber y de que eso tiene implicaciones en educación. Además, me permite decir que introducir el saber como una modalidad de satisfacción es algo que inyecta tiempo propio al sujeto. Entonces, si ya no nos ocupamos del saber, perdemos una posibilidad de tiempo propio.
Dicho así, esto no tiene que ver con derechos constitucionales. De hecho, como dices, es muy curioso que al “tiempo libre” haya que agregarle la idea de “aprovechamiento”. Pero, suponer una “libertad para pensar” es concebir un sujeto sin complejidades. Es un hecho que “pensamos” en función de los sistemas de producción social de enunciados. Y depende de nosotros complejizar o no nuestra relación con esos sistemas. La libertad para pensar sólo produce sentido común. En cambio, la dificultad para pensar que introducen las reglas del juego de una disciplina, permite producir otro tipo de enunciados.
De acuerdo contigo: para que el saber sea sabido por un maestro tendría que estar en posición de liberarse de las cadenas de “aprovechamiento del tiempo”. Pero también, y con mayor razón, habría que liberarse de las cadenas del impulso propio.
Nietzsche acuerda con esta idea, según la cita que traes: no sólo habla de la valiosa prisa de la época, sino también del placer idólatra del sujeto. Esto querría decir que hay una fuerza social en una dirección, y que es posible una fuerza singular del sujeto en otra dirección. Si nos reconocemos constituidos por el primer discurso, pues no hay nada que hacer.
Excelente pregunta: ¿cómo encontrar saber en un campo como la Educación Física en la escuela? Pero, igual, esta pregunta se podría hacer extensiva a todas las asignaturas, pues sea la que sea, el docente produce ahí un lugar. ¿Cuál? La respuesta está dada caso por caso. Pero, de todas maneras, hay salidas por la vía del conformismo (así tenga ropaje crítico), o por la vía del deseo de saber y su invención concomitante (por ejemplo, ampliar tu valiosa idea de que “El cuerpo no es sólo lo visible”).
Reciba un cordial saludo profesor Bustamante.
BorrarMe quiero concentrar en este comentario en la idea fundamentada que sumerce expresa y que dice "pensar no está de moda, la idea de que hemos hecho una dejación del saber y de que eso tiene implicaciones en educación". Llegan a mi mente algunas preguntas ¿Cuándo ha estado de moda pensar? ¿Pensar puede en algún momento estar de moda? Si hemos hecho una dejación del saber ¿Cuando paso? ¿Cuando el saber estaba incrustado en los seres humanos y en la complejidad de la sociedad? Desde mi perspectiva un maestro debe tener la esperanza puesta aún cuando las condiciones sean adversas, si pensar no está de moda, empezarla puede ser una tarea personal con un deseo de saber.
Me remito a mi primer cuestionamiento ¿Cuándo estuvo de moda pensar? Tendría que hacerse un trabajo en investigación histórica bien profundo para poder seriamente responder a este interrogante, pero considero que desafortunadamente nunca ha estado de moda, sin embargo la historia ha rescatado los nombres de los que sí lo consideraron moda, los que dejaron los impulsos y encontraron satisfacción en el saber son recordados, mientras que los demás ni su nombre está registrado. Pienso mucho en el rol del discípulo que al pasar los años fue desapareciendo por la masificación de la educación, allí puedo reconocer deseo, allí puedo reconocer formación. Un discípulo está con su maestro porque reconoce que allí hay deseo de saber, porque sabe que ahí encuentra conocimiento, pero también sabe que ahí puede encontrar confrontación, disertación y trabajo de construcción. ¿Cómo volver en el presente a relaciones de saber estilo discipulado?
¿De que manera podemos rescatar la libertad del que aprende para buscar ser discipulado por un maestro y tener el tiempo para serlo sin que eso requiera jornadas extenuantes y adicionales? Si la escuela es como ese mar de saber en el que se espera un estudiante pueda morder algún anzuelo de saber, cómo hacerlo.
¿Cómo mostrar el camino difícil en relación con el deseo de saber y hacer que los maestros lo tomemos?
Espero ser parte de una generación de maestros que puedan incentivar la postergación de la gratificación y así mostrar al saber como fuente de libertad.
Hola, Christian Camilo
BorrarLa expresión “El saber no está de moda” no es mía, la tomé de Fernando Cruz Kronfly. El evento en el que pronunció esa frase lo reseñamos en el Observatorio pedagógico de medios, en enero de 2012. Va el enlace:
https://observatoriopedagogicodemedios.blogspot.com/search/label/Pensar%20no%20est%C3%A1%20de%20moda
Tienes razón al hacer todas esas preguntas, pues esa frase en realidad me parece “efectista”, más que descriptiva. No podemos poner al saber en relación con la moda, ciertamente. Lo que sí hemos intentado teorizar a partir de nuestras investigaciones es el hecho de que hay una dejación general del saber en la escuela. Y esto tiene por supuesto una ubicación social.
Con todo, no me parece que todos los maestros estén del mismo lado. Algunos incluso militan en el “partido” que critica el intelectualismo, el academicismo, la enseñanza formal, etc. Y otros, por supuesto, tienen una relación con el saber que ponen en juego en su trabajo pedagógico.
En una época, no se discutía el hecho de que hubiera que estudiar cuando uno estaba en la escuela (en todos sus niveles); hoy, en cambio, sí encontramos una objeción explícita a eso. Incluso se dice que lo formativo es la calle y que la clase nos distancia de la única formación válida.
Como dices, algunos discípulos reconocen en su maestro un deseo de saber y, en consecuencia, una posibilidad de confrontación y de construcción. Pero hoy se ha empoderado a los jóvenes de tal manera que ese reconocimiento es incluso un poco vergonzoso.
La escuela no es un espacio donde se puede morder un anzuelo. La escuela es lo que nosotros le hacemos ser. Cuando en ese espacio alguien pone ese tipo de carnadas, es porque tiene una relación con el saber y quiere que los otros también tengan esa relación… Cosa cada vez más difícil.
VERDAD Y RECEPCIÓN
ResponderBorrarLa “investigación educativa” se topa con las palabras de maestros, estudiantes, padres, funcionarios. (Agentes educativos). En consecuencia, alguna decisión toma ante tales palabras, les asigna algún lugar en su trabajo, les atribuye algún valor. (p. 49).
Una crítica constante que se observa a la construcción de los documentos de política educativa como por ejemplo; los estándares curriculares o los Derechos Básicos de Aprendizaje (DBA) es que su constructo conceptual se enmarca dentro de las “teorías psicológicas del aprendizaje propias del siglo XX”, donde cualquiera que sea el paradigma, la base de pensamiento es la producción hecha desde la “psicología” y no desde la “pedagogía”, es decir, quien se ha pensado el contexto educativo son psicólogos y desde sus postulados, se han construido distintas “teorías del aprendizaje”. De allí la crítica en el sentido que no esta presente muchas veces la voz del docente, quién es en últimas el sujeto participante junto al estudiante de dichas interacciones. Trayendo como consecuencia que quienes se piensan a manera de “ciencia” la educación son agentes externos al propio contexto del docente, en este sentido, ¿a qué se debe que sean agentes externos al contexto del sistema educativo quienes se piensan el proceso del aprendizaje, y no el propio maestro el que de cuenta de manera “comprensiva” sobre su propio que hacer?, no sería allí valida la voz, postura y pensamiento del docente “pensándose sobre sí mismo” y su función y relación pedagógica sobre el proceso enseñanza y aprendizaje.
Pregunta 1: H. Yecid Rodríguez Franco
Hola, Yecid
BorrarNo creo que la educación tenga un discurso interpretativo que le sea propio. Como no es un objeto de conocimiento, pues hace concurrir asuntos de naturaleza distinta, se han ocupado de ella la religión, la filosofía, la psicología, la antropología, la sociología, la historia, la economía (y está en discusión el estatuto de la ‘pedagogía’ en ese conjunto), etc. Por esto, no creo que se pueda exigir que la mirada sea la de X disciplina y que las que las demás están proscritas. Como todo espacio social, la educación es objeto de diversas interpretaciones y de intervenciones. Que en determinado momento se imponga cierto tipo de discurso para tratar de explicar y orientar la educación, no habla de la justeza de ese discurso, sino del hecho de que se ha impuesto en una contienda política. Hoy, por ejemplo, el discurso que marca la pauta educativa tiene que ver con la economía, pasada por una estadística muy conveniente para asuntos de ajuste fiscal.
Si en algún momento las “teorías del aprendizaje” han tenido relevancia en la escuela es porque otros discursos no se han podido imponer a esa tendencia, y porque los profesores se han sentido más o menos a gusto con ese discurso.
¿Se puede considerar “interno” a alguien por el hecho de realizar su práctica en la escuela? ¿Acaso la experiencia es conocimiento? Como el médico no está enfermo como el paciente, ¿es un “agente externo” que no debería opinar sobre la enfermedad? Podemos estar en la escuela, ser parte de ella, y no entender más o mejor que un investigador que está por fuera. Trabajos como los de Bernstein o Bourdieu no tienen lugar por el hecho de que sean profesores, sino por el hecho de que practican la sociología.
Estamos dentro de la naturaleza y no por ello somos capaces de dar cuenta de su especificidad; por eso tuvimos que crear disciplinas como física, química, biología. Igual ocurre para los asuntos sociales y subjetivos.
Verdad y Verosimilitud
ResponderBorrarHe observado que entre el texto “Metodología e investigación”. Una discusión a propósito de la teoría del campo, y lo escrito en el blog hay algunos cambios. Uno que me llamo la atención fue que en la construcción de las cuatro posibilidades de los discursos aparece el concepto Mathema y en el blog Formalización. En el libro aparece el concepto Retórica y en el blog Sofisma. A qué se debe ese cambio en los conceptos y si es posible profundizar un poco en el concepto de Mathema; ya que la consulta que realice es que es una derivación que utiliza Lacan de “mitema” de Live -Strauss que significa “conocimiento”, es valida esta acepción o cual es la relación con “formalización” utilizada en el blog.
Pregunta 2: H. Yecid Rodríguez Franco
Hola, Yecid
BorrarEfectivamente, he introducido cambios en las dos conferencias. Igual haré en las dos siguientes. Se trata de ajustes, de pequeñas ampliaciones. Como en el ejemplo que traes: usamos el concepto de Mathema, siguiendo la orientación de Lacan; pero introduje el concepto de formalización que va en la misma dirección; también, en algún momento, en el grupo de investigación hemos usado el concepto de algoritmo. Para el caso, se trata de conceptos sinónimos.
Igualmente para la diferencia entre retórica y sofisma. Me pareció que retórica estaba usado en el sentido de Aristóteles, pero que ese concepto tiene una “dignidad” en el campo de los estudios sobre el lenguaje y, entonces, lo cambié por el de sofisma, que sigue teniendo problemas, pero no tantos. En todos los casos, lo más importante son los factores en relación con los cuales se definen esos conceptos; casi que los podríamos cambiar de manera algebraica, proponiendo para ellos unas letras, por ejemplo, con tal de que se consideren las diferencias frente a los factores que permiten hacer las definiciones.
Verdad y Verosimilitud
ResponderBorrarCon relación a tabla de las cuatro posibilidades que existen en los discursos relacionando Verdad y verosimilitud. ¿En qué lugar se podría relacionar en el marco de la lógica formal con las “tablas de verdad”, o en el caso de la lógica informal “los tipos de falacias”, o incluso la clásica construcción “silogística” efectuada por Aristóteles?
Pregunta 3: H. Yecid Rodríguez Franco
Hola, Yecid
BorrarNo sé responder a tu pregunta.
Pero por las opciones que traes a cuento, veo que sabes sobre eso y, entonces, podrías intentar responder a tu propia pregunta.
El grupo de investigación estaría muy contento de conocer tu exploración al respecto.
La sugerencia, como les decía en la charla, era una propuesta de que contando con unos conceptos y una lógica, se pueden vislumbrar posibilidades interpretativas.
Con relación al delirio: (-verdad-Verosimilitud)
ResponderBorrarEn muchos campos de la ciencia, la historia, hay sujetos que el pueblo, la masa o el contexto histórico han considerado “delirantes” por los discursos, palabras o estilo de vida que promueven. Muchos de ellos a consecuencia de ello, sacrificaron su vida; casos como los de Sócrates en Filosofía, Jesús y varios de sus apóstoles en el contexto religioso; en la historia de la ciencia, Giordano Bruno, y en historia pues la lista es bastante larga; hombres y mujeres que han muerto en defensa de sus ideales. Al tener en cuenta estos hechos de orden histórico, no podría decirse que el delirio, considerado como (-verdad-verosimilitud), en algún momento de la historia no es tan cerrado, sino todo lo contrario, al sujeto que era considerado “delirante” en su época, posteriormente fue “recontextualizado” y sus discursos pasaron a adquirir (+verdad+verosimilitud), esto no implicaría que lo que consideramos delirio en los discursos con el pasar de los años o incluso siglos, tengan el canon de verdad y verosimilitud.
Pregunta 4. H. Yecid Rodríguez Franco
Hola, Yecid
BorrarTienes razón: a muchos discursos, por delirantes que sean, han adherido masas completas. Y no olvidemos lo propuesto en la conferencia: es distinto comprender, aceptar, adherir y suscribir.
Pero no creo que sea lo mismo de un conjunto de hombres y mujeres que, según dices, han muerto en defensa de sus ideas. Habría que precisar si produjeron formalizaciones, recontextualizaciones, delirios o sofismas.
Y, tal como dices, el juicio sobre los enunciados de un autor puede cambiar de una época a otra. Es el caso de Cantor en las matemáticas.
Pregunta fuera de texto y contexto.
ResponderBorrarUno de los filósofos de “moda” hoy es Slavoj Zizek, es doctor en Filosofía y psicoanálisis. Muchos de sus textos son famosos por cruzar a Lacan y Hegel y su interpretación del cine. En muchos de sus textos toma conceptos como: síntoma, sinthome, Jouissance, “che vuoi”, el objet a, El Otro, lo fálico, y obviamente los registros de lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real, entre otros. He notado que el lenguaje lacaniano sustenta en buen grado su argumentación. ¿Cuál es su postura con relación a este filosofo?, también lo tiene enmarcado dentro de los filósofos de moda como Byung-Chul Han, quienes por estar de moda no quiere decir que digan cosas nuevas.
Pregunta 5. H. Yecid Rodríguez Franco
Nota: Las preguntas o inquietudes, (si son muchas) tienen como referente la complejidad y profundidad de lo expuesto y presentado en el capitulo Verdad y Recepción, y aún así hay muchas más dudas, pero no quiero desbordar el sentido del blog. Muchas gracias por la atenta respuesta a las inquietudes.
Hola, Yecid
BorrarEfectivamente, Slavoj Žižek toma conceptos del psicoanálisis lacaniano. Incluso podríamos decir que el sentido de sus trabajos va en esa dirección, independientemente de que tome como objeto acontecimientos sociales, películas, etc. Y es cierto que el grupo de investigación también toma conceptos de esa disciplina para tratar de hacer su trabajo.
Mi idea sobre Žižek: me parece que hace buenas recontextualizaciones del psicoanálisis y se atreve a hacer interpretaciones sobre asuntos sociales que van más allá de la clínica. Y ese es justamente un punto donde los conceptos se juegan su especificidad.
Cosa muy distinta es Byung-Chul Han. Sobre un texto suyo escribí un artículo (“Fallida introducción a la psicopolítica”) publicado en “Byun-Chul Han. Psicopolítica y educación”, Universidad La Salle.
Saludos, profesor Bustamante.
ResponderBorrarQuisiera realizar algunas preguntas ateniendo a lo mencionado en el texto:
Quedó más o menos claro que la búsqueda de la verdad, en el terreno pedagógico, no se restringe a la palabra de los agentes educativos. Esta vía, de preguntarles, encuestarles, dialogar con ellos, si bien puede no estar errada a priori, requiere de otros elementos. En esta perspectiva, ¿Cuál sería una alternativa a ese trillado camino, que invoque, a su vez, otras maneras de buscar la verdad, la comprensión, de forma más precisa?
En segundo lugar, reconozco que la escuela es hija de la modernidad. Sus desarrollos, atados a circunstancias propias de los siglos XV y XVI recuerdan que, otrora, la condición de enseñar todo a todos en su totalidad, máxima comeniana, se veía a su vez anclada a un argumento antropológico: todos los hombres y mujeres han de ir a la escuela en clave de convertirse en criaturas cabales. En esta perspectiva, ¿Ya los sujetos no tendrían que ir a la escuela para tornarse en verdaderos ejemplares de la especie humana? Y también, ¿Ha existido en algún momento de la historia de la educación una escuela que responda al saber de manera más fiel y no a recontextualizaciones con la pretensión de acercar “el saber” a todos?
Hola, Andrés
BorrarSi quedó claro que la búsqueda de la “verdad”, en el terreno pedagógico, no se restringe a la palabra de los agentes educativos, es porque entendemos la naturaleza de esa “verdad”. Insisto: ¿por qué no se hacen encuestas para averiguar la circunferencia de la Tierra? Pues porque hacer esa averiguación pasa por entender la especificidad del objeto de investigación en juego. Sólo si no entiendo de qué se trata, intentaría hacerlo por la vía de las encuestas. Cuando Eratóstenes calculó la circunferencia de la Tierra, hizo una inferencia lógica, basada en la geometría, y caminó hasta cierto lugar, tratando de dar pasos siempre iguales. Su error, habiendo hecho la medición dos siglos antes de Cristo, es menor al 2% en relación con las medidas actuales. Si hubiera hecho encuestas, la respuesta habría sido que la tierra era plana.
Preguntas por una alternativa. La respuesta es, como en el caso de Eratóstenes, hacerse a una disciplina cuyo objeto de conocimiento tenga que ver con el fenómeno que quiero comprender. Digo: “que tenga que ver”, porque entre el fenómeno y el objeto de conocimiento hay diferencia. Por eso, la educación ha sido investigada desde muchas disciplinas. Cuando alguien dice que va a hacer una investigación, no pregunto cuál es su problema o su hipótesis, sino cuáles son sus conceptos.
La formación es una respuesta a la condición humana; por lo tanto, no puede no estar presente en toda sociedad. La escuela, en cambio, es una modalidad específica de respuesta a dicha condición humana. Por lo tanto, no creo que podamos ponderar las propuestas específicas en función de criterios actuales. Cada sociedad ha tenido sus razones (y esto no quiere decir que sean justas) para responder a esa demanda de la condición humana. Y me parece que hoy la escuela tambalea, no porque haya una propuesta mejor, sino porque las condiciones han variado.
Hay recontextualizaciones a muchos niveles. Desde las políticas mundiales hasta lo que un profesor hace en su aula. Pero, en relación con la formación, me parece fundamental la recontextualización pedagógica del docente.
Buen día maestro, observando su intervención así como su escrito, noto el interés por los términos y su significación dentro del ámbito educacional, busca siempre el conocer desde la definición de las palabras, guiando esta definición por dos vertientes como lo son verdad y verosimilitud, ofreciendo diversas combinaciones entre estos; me surge una duda respecto al termino que proviene del alemán bildung que aunque tiene varias significaciones se ha instaurado como formación; sin embargo, ¿para este termino podríamos realizarse el mismo ejercicio? en mi opinión y según mi capacidad de abstracción seria +verdad y + verosimilitud?
ResponderBorrarAdemás me gustaría saber si la recontextualizacion no se diera en las escuelas, o en la educación formal, cual pudiera ser el mecanismo que se diera allí para conocer los diversos campos del saber?
por ultimo, no se si recuerde maestro pero realizo circo profesional en mi diario vivir, y lo comento porque el circo posee una linea llamada tradicional donde el conocimiento pasada de una persona a otra por medio del dialogo, sin embargo, comenta que este dialogo que se genera con el fin de formar no puede ser solo un dialogo, ya que la formación va mas allá y tiene otras implicaciones; mi pregunta es, ¿como aquellas técnicas consideradas como tradicionales, en este caso el circo, pueden llegar a su recontextualizacion dentro de su esfera de la praxis para ser enseñada en escuelas y centros de educación formal? Muchas gracias.
Hola, Marlon
BorrarEl interés por los términos y su significación es de TODA disciplina científica. ¿Conoces alguna que no tenga categorías, o con categorías mal definidas? Es lo mismo que con los juegos: sus reglas y sus conceptos son precisos, ¡si no, no se puede jugar! Y claro que hay espacios sociales donde los conceptos son, de hecho, polisémicos.
Ahora bien, eso no quiere decir que las categorías no puedan transformarse, de hecho, suelen cambiar. Pero eso no nos autoriza a decir que son relativas: ¡son fundamentales mientras están en uso!, y cuando se transforman, es a favor de nuevas opciones comprensivas, interpretativas. Con todo, es preciso no olvidar que las categorías se determinan entre sí, que sostienen un campo conceptual, o sea que no se definen una por una, sino que conforman una red. De tal manera, podríamos cambiar sus nombres, reducirlas a letras (como en los algoritmos), cambiarlas por palabras en latín o griego, construir neologismos, etc., siempre y cuando sean definibles por las relaciones que tienen con otras categorías.
A propósito de tu pregunta sobre la bildung, me parece oportuno señalar que una categoría puede estar en el campo de saber, pero también puede estar en el campo de recontextualización y, en consecuencia, ser “aproximada” o incluso ser distinta. Pregunto, entonces, ¿cuál uso del concepto bildung podríamos considerarlo como +verdad y +verosimilitud? ¡Cualquiera puede coger la palabra y hacer cualquier cosa!
De otro lado, la recontextualización es ineludible en las escuelas, pues los saberes que allí circulan tienen que “adaptarse” a asuntos que no son propios de las disciplinas: edad de los estudiantes, periodos lectivos, niveles de comprensión, evaluación, etc. Y uno de los efectos posibles de lo que hacemos en la escuela es que algún estudiante vaya al campo de saber, sin requerir la recontextualización.
De acuerdo en que, aunque parezca, el conocimiento NO pasa de una persona a otra por medio del diálogo. Hay algo más… y por eso es necesario el maestro. Si sólo se tratara de comunicación, nos reemplazarían los tutoriales “interactivos”.
Sobre la última pregunta, tú sí sabes de eso, yo no.
Buen día profesor Guillermo Bustamante.
ResponderBorrarEn relación a la lectura del capítulo verdad y recepción, primero. Me llama la atención el tema de la investigación educativa que según la disciplina en la que se encuentre, su mirada es desde un lugar diferente, ahora, es posible que se de una "interdisciplinariedad" es decir, que se de un dialogo de saberes que no se yuxtapongan sino que logren un punto de conexión, donde uno dice la verdad y el otro tiene una verdad, se da esa unión?
Segundo. Armando Sercovich (1977) es citado para hablar de la persuasión donde los sentidos preforman la realidad, para lograr que se de las estructuras subjetivas, sin embargo, desde mi campo de conocimiento he visto en la práctica pedagógica "la rosa roja", que se le impone al estudiante como es la realidad, como "las cosas son como yo las veo", qué tan subjetivo es lo que construye el estudiante y sería una relación verosímil.
tercero. cuando hay diversos contextos que le brindan un saber que puede llegar a ser liquido porque está en cambio o transformación, es decir, que lo que consideramos verdad hoy, mañana ya se dice no serlo. Estaríamos frente a la crisis de la escuela, donde el efecto formativo que esperan los padres de familia tenga los hijos, está en medio de un campo que tiende a sepultar lo anterior en vez de servirse de él, como lo propone Bachelar.
Cuarto. Cuando hace referencia en el texto sobre la dimensión del alumno, cómo se concibe el alumno, desde la parte epistemológica?
Quinto y último, en su discurso hace referencia a los enunciados, donde son verosímiles, sin embargo el niño lo reconoce en su contexto, sin comprender la gramática, desarrollando problemáticas de violencia escolar, siendo un conflicto estar con el otro, están siendo convencidos en medio de la interpretación de aquellos enunciados?
muchas gracias.
Hola, Diana
Borrar1. El diálogo de saberes no solamente es posible sino también necesario. Ahora bien, ¿de qué campo estamos hablando? Estaríamos hablando del campo político. Si hablamos de una investigación que le tributa al campo de saber, el diálogo de saberes no puede ser un punto de partida, pues toca establecer la especificidad del objeto de conocimiento, la cual no siempre requiere “diálogo de saberes”. En términos de Habermas, por ejemplo, si la acción es instrumental, no necesita el diálogo; si la acción es estratégica, hay palabras de por medio pero, en realidad, no hay diálogo; sólo si la acción es comunicativa, el diálogo es imprescindible. Y esto es válido para acciones en el campo del saber o en el campo político. Te pregunto, entonces, si la idea de “interdisciplinariedad” está en el campo del saber o en otro campo. Por ejemplo, en una junta de médicos convergen varias especialidades, pero se trata de un espacio social que no produce un campo de saber interdisciplinar. Es muy corriente que en la vida social se ventilen ideas diferentes; en ese caso, y dependiendo de la tolerancia de los interlocutores, podríamos hablar de un diálogo de saberes. Pero no es el caso de la relación entre disciplinas que intentan comprender algo.
2. Sercovich pone en duda la idea de “persuasión”. Y el acto de “preformar la realidad” es algo que hacen todos los seres hablantes, pues para ellos “la realidad” no está dada; es por eso que construimos ciencias para tratar de entender, pues estamos distanciados de esa realidad. ¿Hay imposición cuando la persona condesciende a la idea? ¡El sujeto es lo bastante inteligente para entender! Otra cosa es que se incline por la modalidad de satisfacción que le ofrece la “imposición”.
3. Lo que dijo Euclides en el siglo IV a. de C. siguió siendo válido durante 23 siglos. La liquidez de la que estamos hablando, entonces, es social, política, pero no conceptual. La dejación del saber de la que hemos venido hablando está en lo social y, como dices, afecta a la escuela. El problema es si los maestros nos unimos a ese abandono del saber, en cuyo caso se constituirá (ya se está constituyendo en muchos casos) un dispositivo que, aunque se llame escuela, es más bien una caja de compensación (poco eficiente, me parece).
4. El alumno, como todo ser hablante, es el principal obstáculo al saber. Nuestra relación con el mundo va en el sentido de la búsqueda de la satisfacción inmediata, mientras que la vida social se sostiene en una cierta contención de esa búsqueda de la satisfacción. Por eso inventamos la escuela: para producir una satisfacción que pase por el saber. Y, para eso, se necesita un docente que experimente ya esa satisfacción con el saber.
5. Por supuesto que tenemos la tendencia a comprender todo con arreglo al contexto. Por eso no entendemos los juegos, por eso nos los tienen que enseñar. Por eso no sabemos leer y por eso nos tienen que enseñar a leer. Usamos el celular, pero no lo entendemos. Y el contexto no nos permite comprender la estructura interna de ese aparato. Y si todos nos quedamos en el contexto, ¿quién construirá celulares mañana?
Cordial saludo profesor Guillermo Bustamante, dentro de la exposición de "verdad y método" me surge inicialmente una serie de interrogantes, en la que busque la forma de organizarlas tras el papel que en este momento están desempeñando la verdad desde lo que concretamente se quiere enseñar a nivel curricular, siendo fidelidad a proposiciones institucionales y políticas que en ese contexto son aceptadas, y su verosimilitud dada a partir de una construcción empírica o externa que se da en el conocimiento. Es así que al manifestar previamente que hoy en día se puede encontrar una tendencia hacia preguntarle al consumidor (estudiantes, padres de familia, interesados en el aprendizaje, entre otros) que desean aprender frente al servicio que se esta prestado (educación en un contexto formal)con la finalidad de responder a las expectativas de todos aquellos que allí intervienen, en donde el papel del agente educativo es Re contextualizar estos saberes frente la verdad para desarrollar todo aquello que se presenta en la paradoja dada en aprendizaje - enseñanza.
ResponderBorrarEs así que dicho lo anterior, con una fuerte influencia de las corrientes constructivistas ¿Cuál viene siendo el papel que desarrollan estos agentes educativos en la recontextualización de una enseñanza correctamente verídica? ya que por ejemplo hace unos años se enseñaba que Plutón era un planeta de nuestro sistema solar, y así se comprendió su verisitud a partir de los cuerpo conceptuales que allí eran aceptados retóricamente en su momento, a partir de una serie de actualizaciones del saber se dio una serie de enunciados en la que ya no se comprendida como planeta, por ello ¿Qué tan pertinente es tener en cuenta que se quiere aprender y que contenidos ver, frente a lo que se vienen manejando de forma tradicional en la enseñanza de contenidos? ya que si se hace una reflexión previa, si a nivel tradicional se comprende esta verdad como cierta se va seguir considerando Plutón como planeta, pero si a su vez se da una interpretación y sentido de que querer aprender y se establece que ya no es un planeta y se puede pasar entender de por que no lo es, desde un juicio entre el agente educativo y de estudiantes y padres de familia en el que todos participan en que quieren aprender, sería correcto que se diera de esta manera. Por eso:
¿al hablar de verdad y verosimilitud cual es papel que puede desempeñar el docente desde una perspectiva tradicional y una constructivista en la enseñanza y aprendizaje de conocimientos y no solamente de los socialmente y políticamente aceptados?
gracias por la atención prestada.
Deimer Yesid Muñoz Estrada
Hola, Deimer
BorrarPese a que no entiendo bien lo que planteas, intento dar unas puntadas sobre algunos detalles.
Cuando hablo de ‘verdad’ estoy hablando de un juicio posible a propósito de enunciados aseverativos, hipotéticos y predictivos que buscan entender algo. Y esos juicios son históricos, susceptibles de cambiar, tienen un auditorio.
Cuando enseñamos, forzosamente hacemos recontextualización, de manera que nuestros enunciados tienen un monto de verdad y un monto de verosimilitud, según quedó explicado en el texto que está en el blog. Si habláramos de verdad en el currículo, tendríamos que hablar de verosimilitud en la pedagogía.
Cosa distinta es el análisis de cómo se ha hecho una selección histórica de saberes para constituir el currículo. En ese caso podríamos encontrar, es una opción, un discurso verosímil, pero sin verdad. Ahora bien, un docente no enseña lo que está en el currículo, sino lo que es capaz de recontextualizar (lo cual está en función de su relación con el campo de saber).
Si tratamos al estudiante y al padre de familia como clientes, nos vemos en la necesidad de preguntarles qué quieren y cómo les pareció el producto. En ese caso, ya no se trata de poner en juego una verdad, sino la creencia de los agentes educativos. En la medida en que esto se va legitimando, la escuela va cambiando su especificidad.
El ejemplo de Plutón es muy interesante: si los profesores enseñamos listas, sin criterios, tenemos que estar cambiando la lista de planetas cada que se tome una decisión al respecto. Pero si tuviéramos una relación con el saber, enseñaríamos los criterios que dan como resultado cada vez listas distintas. Saber, en el caso del cambio de estatus de Plutón, no es recitar la nueva lista de planetas, sino entender el nuevo criterio que, entre otras, es de naturaleza matemática (a diferencia de los criterios anteriores que eran más de forma y de posición en relación con el Sol). Aprenderse la lista de 8 planetas es “aprender contenidos”; comprender los criterios en juego, es entrar en relación con el saber. Eso implica entender, además, la nueva definición de Ceres (que ha sido planeta, asteroide y, ahora, planeta enano) y de los objetos que orbitan al sol y que están después de Neptuno.
Cordial saludo profesor Guillermo, dentro de los planteamientos mencionados en la conferencia por Bustamante (2022) me surge una inquietud dentro del papel que puede tener o presentar la verdad y su recepción en una investigación educativa. Entendiendo que un enunciado verídico nace a partir del desarrollo de un cuerpo conceptual que se por medio de la realidad y el lenguaje, en el que este deriva de un saber que posteriormente origina su comprensión. Por lo tanto los juicios de los enunciados llevan entender que "la verdad no se obtienen de un sistema axiomático"(Bustamante, 2022). en el que ¿Cómo se pueden desarrollar los cuatro discursos que se dan bajo la verdad y la verosimilitud en una investigación educativa o en el aula? ¿estas se presentan de forma determínate bajo un esquema entre lo cualitativo y cuantitativo? ¿Cómo
Borrarla recontextualización, formalización, delirio y sofismo pueden determinar un saber pedagógico?
Hola, Deimer
BorrarCuando hablamos de verdad en la conferencia (por oposición a verosimilitud), estamos diciendo —tal como dices— que se trata de un enunciado proveniente de un cuerpo conceptual. Son diferencias que hacemos para tratar de entender; son las reglas del juego para tratar de discriminar enunciados. Si vas a buscar la palabra por fuera de las reglas del juegos establecidas, encontrarás, por supuesto otras definiciones y otras implicaciones; con esto no estoy afirmando que toda lo mismo, pero sí que hay contextos de diferenciación.
En la propuesta hecha en la charla, diferenciamos entre cuatro tipos de discurso, mediante la intervención de verdad y verosimilitud, en su modalidad de presencia o ausencia combinadas. Los criterios de diferenciación están en la charla y en el texto escrito (tanto en el blog como en el libro). Es como cuando describes la situación de un juegos cuyas reglas conoces. Si no sé jugar ajedrez, ¿cómo podría entender que la situación es un ‘jaque’ o un ‘enroque’?
Así, por ejemplo, con esos criterios no hay cabida a ideas como ‘cualitativo’ o ‘cuantitativo’. Para que estas palabras aparezcan se necesitan otras reglas del juego. Y está en la decisión del investigador determinar si las reglas dan lugar a un juegos consistente o no.
Cordial saludo profesor Guillermo Bustamante.
ResponderBorrar1. La investigación educativa, si bien retoma las experiencias de los maestros, maestras, estudiantes, padres de familia, etc., para llegar a ellas, suelen tomarse vías como por ejemplo las historias y relatos de vida, autobiografías, entrevistas, entre otras, mi pregunta va guiada entonces, a entender, quizá, si estas siguen siendo pertinentes e indispensables para la investigación en mención, teniendo en cuenta que desde las ciencias sociales, se han hecho esfuerzos y avances interesantes para posicionar la voz de Otro. Un ejemplo de ello pueden ser los inicios y las transformaciones en el pensamiento de los investigadores, donde la Escuela de Chicago, en el siglo XX, se encargó de realizar trabajos investigativos monocromáticos y polarizados, en la medida en que se centraban en lo anómalo, es decir, inmigrantes, jóvenes delincuentes, prostitutas, vagabundos, etc., en la actualidad, esto ha cambiado, pues si bien algunos investigadores siguen haciendo alusión a estos temas en sus tesis, otros, han apostado por dar relevancia a lo socioestructural (los modelos de vida de los sujetos) y lo sociosimbólico (lo vivido, las actitudes, las representaciones y los valores individuales de los sujetos). De hecho Delory - Momberger, reitera de las historias de vida son narrativas de aprendizajes y ofrecen una relación interna directa con la formación, también, desde la mirada interesante de la biografización del cuerpo, pues “el cuerpo tiene un estilo, también él es una escritura de la vida; él tiene su propia historicidad y sus formas propias de socialización” (Delory. 2001: 35).
2. Frente al tema de la recontextualización en la escuela, entendiéndola como un cambio o variación de las formas de reproducción de la cultura, dando paso a pensar en el currículo, evaluación y pedagógica de manera, quizá, diferente, desde tu punto de vista profe, ¿Qué aspectos de la recontextualización escolar merecen nuestra atención como estudiantes de la Maestría en Educación?
3. ¿En la actualidad de la investigación educativa sería ideal dejar atrás las posturas de representación, sentido e imaginarios, para dar paso a la formación, capacitación, enseñanza, pensamiento crítico, diálogo de saberes, etc., como formas contemporáneas de entender una cultura y la sociedad?
Gracias por la atención prestada.
Laura Stefany Martínez Ruiz.
Hola, Laura Stefany
Borrar1. Si alguien hace historias, relatos de vida, autobiografías, entrevistas, etc., ha tomado una decisión y con seguridad tendrá un propósito. Lo que he dicho es que si se quiere saber algo sobre educación, es necesario establecer la naturaleza del objeto que se quiere entender. Insisto: no se hacen entrevistas para establecer la relación entre los sujetos y la economía, pues, si les pregunto a los sujetos, obtendré “fetiche de la mercancía” y no comprenderé el sistema económico. Y Así mismo ocurre con muchas disciplinas que intentan comprender lo humano, lo social.
No hay un lugar desde el que podamos decir si son pertinentes o no las historias, los relatos de vida, las autobiografías, las entrevistas. Si obramos en sentido político (posicionar la voz del Otro, como dices), esos mecanismos pueden ser pertinentes; pero si obramos con el propósito de conocer, lo primero es entender, como he dicho, la especificidad del objeto, pues ésta determina la modalidad de aproximación. Cuando se cree que es un asunto de opciones libres se llega a decir (Cerda) que las metodologías de la investigación son como productos en un supermercado que uno va echando a voluntad en el carrito. No es cierto, ¡no puedo clavar una puntilla con un banano! ¡Los instrumentos tienen una forma de acuerdo con el objeto sobre el que intervienen!
2. Por ser una categoría, “recontextualización” viene articulada a otras categorías. Si uno puede definir y usar una noción sin recurrir a otras, quiere decir que no está en el campo de saber, sino en otro. La teoría de Bernstein ubica los procesos histórico-políticos que definen los temas que se van a enseñar; y también ubica la posición del docente en relación con el saber a enseñar; y todo eso lo pone en relación con la explicitación del texto legítimo para el docente. Cada una de estas categorías las podríamos relacionar, respectivamente, con currículo, pedagogía y evaluación. Pero estas últimas palabras están cargadas de múltiples con notaciones, razón por la cual el autor habla de recontextualización y no tanto de pedagogía, y así para cada caso.
Como la recontextualización que hace el docente depende de su relación con el saber, no hay en ese caso nada a sugerir o a prescribir, pues ni una sugerencia ni una prescripción pueden cambiar la historia de un sujeto ni su relación con el saber de un momento a otro.
3. Cuando los objetos de la investigación educativa son TEMAS como la representación, el sentido, los imaginarios, la capacitación, la enseñanza, el pensamiento crítico, el diálogo de saberes… queda claro que no estamos en el campo de saber, pues esas expresiones NO son categorías de ninguna disciplina, son, más bien, objetos socio mediáticos (al decir de Charlot), objetos de sentido común, temas que se pueden elegir sin estudiar ninguna disciplina. En relación con la investigación en educación, repito (ya lo había dicho en otro comentario), mi pregunta es: ¿cuáles son tus categorías? Dicho de otra forma, ¿qué se podrían preguntar {la sociología, la historia, la antropología, etc.} ante este fenómeno educativo?
Cordial saludo profe Guillermo Bustamante.
BorrarAgradezco mucho tus repuestas, pues ayudan de una u otra forma a retroalimentar mis saberes sobre el tema de la investigación educativa. Por un lado, me gustaría comentar que en un seminario justamente estamos retomando a Bernstein, con mi grupo de trabajo, estamos analizando desde el punto de vista de la Escuela Nueva rural la recontextualización de sus cartillas, más específicamente en las áreas de ciencias naturales y ciencias sociales, estas cartillas tiene como referentes los Estándares de Básicos de Competencias, de esta manera, consideramos para el análisis conceptos como clasificación y código elaborado, pues la Escuela Nueva, se rige bajo unos principios de clasificación débiles, ya que no propone un aislamiento fuerte entre categorías, sino por el contrario su permanente interacción, de allí que se realicen actividades guiadas por proyectos y por su parte, los Estándares de Básicos de Competencias, proponen una clasificación fuerte, ya que la selección de contenidos aísla las categorías de conocimiento en áreas fuertemente definidas. Nuestro interés, sería vislumbrar si a razón de las cartillas la educación rural guiada bajo el modelo de Escuela Nueva se encamina hacia una clasificación fuerte, dejando atrás su esencia, esto no quiere decir que las clasificaciones fuertes sean malas pedagógicamente hablando, pues en algunos contextos son necesarias.
Por otro lado, mi tema de investigación se articula con el mundo rural, pero desde las mujeres, intentado a través de sus experiencias educativas vislumbrar, los factores de oportunidad y restricción frente al acceso, permanencia, participación, etc., en los espacios educativos, de allí que mis categorías principales son las políticas de la educación rural, los factores tanto positivos como negativos que influyen en este tipo de educación, la experiencia educativa y por supuesto los relatos de vida como herramienta esencial para develar lo antes planteado.
Gracias por la atención prestada profe.
Laura Stefany Martínez Ruiz.
Hola, Laura Stefany
BorrarYo soy autor de Cartillas de Escuela Nueva en el área de lenguaje. A mí me pidieron, en el último ajuste, explicitar la relación entre lo desarrollado en las cartillas y los Estándares Básicos de Competencias. Esto es coherente, desde la perspectiva de la política educativa, pues las cartillas son anteriores a los estándares. En cambio, pedir que el referente de las cartillas sean los estándares, ya es el colmo: la política educativa está en un campo (la política) distinto al de las ciencias naturales y sociales (el saber). Y como el ajuste iba dirigido a los docentes, de entrada el MEN está considerando que ellos son incapaces de hacer ese vínculo. Por otro lado, está muy bien establecer las modalidades de recontextualización presentes en las cartillas, pues los “expertos” tienen todo tipo de aproximación a las disciplinas.
Tienes razón al decir que hay una incongruencia entre las cartillas (clasificación débil) y los Estándares (clasificación fuerte), que NO fueron pensados para la modalidad de Escuela Nueva. Pero no olvides que el tema de “estándares” tiene que ver es con la evaluación masiva, que no hace diferencias entre modalidades de enseñanza.
Cordial saludo profe Guillermo Bustamante.
BorrarEs interesante analizar todo aquello que gira en torno a la Escuela Rural, pues desde sus inicios, se le ha restado importancia o quizá se ha subestimado su potencial, sin dejar atrás, las vulnerabilidades y precariedades que dentro de sus prácticas cotidianas juegan un papel fundamental en el camino educativo de miles de niños, niñas y jóvenes en el país, de hecho, una tesis llamada “El enclave de la escuela en el ámbito rural” de María Acosta y Pedro J. Orduña (2010) da luces a las diversas aproximaciones históricas de la escuela rural en Colombia.
Profe, ¿Me podrías recomendar artículos frente al tema de las cartillas de Escuela Nueva en Colombia?
Gracias por la atención prestada.
Laura Stefany Martínez Ruiz.
Buenas noches. Mi nombre es Tania Mafla pertenezco a la comunidad indígena de los pastos del territorio de san juan que queda al sur occidente del departamento de Nariño. Actualmente en mi comunidad estamos trabajando en la reconstrucción cultural del pueblo pasto que se ha perdido a causa de la colonización, este proceso lleva aproximadamente unos 20 años, es muy poco tiempo como para realizar cambios significativos como comunidad. gracias a la lucha ganada por otros pueblos indígenas colombianos actualmente se tiene en cuenta la educación propia con el fin de reivindicar aquellos saberes propios, pero estos deben estar anclados a los conocimientos occidentales que están abalados por las comunidades científicas. A nuestro parecer esta es un arma de doble filo que nos limita a dar respuestas comprobables de nuestro saber cómo por ejemplo el poder que tienen las plantas macho y hembras con las cual se hace le yagé, bebida tradicional que nos conecta con la naturaleza, cuando en el colegio los estándares básicos de apréndame nos pide enseñemos que las plantas son seres vivos sin capacidad locomotora que fabrican su propio alimento y todo ese conocimiento va ligado a una comprobación científica. Esto hace que las nuevas generaciones duden y no se apropien de sus raíces. Tristemente la competitividad hace que los maestros se enfoquen en enseñar a profundidad las disciplinas académicas.
ResponderBorrarHola Tania
BorrarEn mi respuesta a tu comentario anterior (en relación con la primera charla), te decía que la escuela ES OCCIDENTAL, y que, por lo tanto, está articulada al modo de producción capitalista. Y esto es distinto, opuesto en muchos casos, a las culturas indígenas. En una comunidad como los Pastos, la escuela occidental introduce una ACULTURACIÓN.
En ese sentido, ¿cómo es posible una “reconstrucción cultural” si la comunidad —con su cultura— está inscrita en otra cultura? Se necesita mucha claridad sobre el papel de la escuela, porque si la comunidad pide escuela, está pidiendo un caballo de Troya… pero, al mismo tiempo, ¿la comunidad puede prescindir de la escuela (y de la TV y de la salud, etc.)? Si bien se han conseguido reivindicaciones con la lucha de los pueblos indígenas (enseñar los saberes propios, como anotas), su inserción en la vida nacional parece ineludible. Es ese caso, conservar la propia cultura es una lucha inmensa, porque el capitalismo exhibe unos productos que —como dices— hace que “las nuevas generaciones duden y no se apropien de sus raíces”. Y el capitalismo no está dispuesto a escuchar: sólo espera la adhesión.
No se puede confrontar la idea del yagé de los Pastos con idea occidental sobre la botánica, pues cada una es legítima en su contexto. El problema es que esos contextos están imbricados.
Buenas tardes profesor Guillermo Bustamante.
ResponderBorrarEl abordaje a través de las relaciones entre verdad y verosimilitud para originar las 4 formas de discursos expuestas resulta de gran interés y me genera especial inquietud el tema de la formalización en donde la vedad tiene que ver con las reglas de las disciplinas y la reducción del sentido al hacer parte de lo simbólico. En este aspecto cuando usted menciona a Kuhn y la necesidad de estar a la altura del saber, retomo lo que este autor señala en tanto el progreso en la ciencia normal, se circunscribe a los intereses propios de la comunidad científica, a su eficiencia y a la resolución de los problemas nuevos que se le presentan. Esto, se aleja de la idea general que se tiene respecto al progreso en términos de sociedad más aun cuando Kuhn (1962) describe la existencia de un aislamiento entre la ciencia normal y la sociedad, aislamiento que, si bien no es total, sino gradual, también se presenta entre colectivos científicos o profesionales. Al respecto el autor señala que "Debido a que trabaja sólo para una audiencia de colegas que comparten sus propios valores y sus creencias, el científico puede dar por sentado un conjunto único de normas", añadiendo además que "Los efectos del aislamiento respecto de la sociedad mayor se intensifican mucho por otra característica de la comunidad científica profesional, la naturaleza de su iniciación educativa". Frente a esta manera de concepción del progreso de la ciencia como restringida a los colectivos científicos, ¿puede pensarse en una verdad que es también restringida y que al no vincularse a lo social no puede comprenderse como verdad colectiva?
Hola, Diana
BorrarHice esa propuesta de obtener 4 modalidades de discurso a partir de un esquema formal, con el fin de que prestemos atención a la manera como estamos tomando las palabras de los agentes educativos. Con otras categorías, podríamos obtener otras clasificaciones. El caso es que una gran parte de las investigaciones que se hacen en educación no tienen categorías y, entonces, asumen esas palabras como un bloque. Y, claro, pueden obtener —pero a posteriori— unos “temas” por frecuencia de aparición… pero ¿son recontextualizaciones, sofismas, delirios, formalizaciones?
Propuse también otra clasificación, en relación con la posición asumida frente a esas palabras: comprender, aceptar, adherir y suscribir. Sin embargo, en este caso, no explicité el esquema formal del que se pueden obtener esas cuatro posturas… ¡Y nadie ha preguntado de dónde las saqué, o por qué son cuatro y no más o menos! Una buena solicitud para ustedes sería la de que construyeran el sistema que produce esas cuatro, y sólo esas cuatro, posturas (de hecho, los criterios de esa clasificación sí están explícitos en la conferencia).
Cuando uno antepone el “sentido” ya cree que está del lado de los buenos y le da la espalda a la formalización. Pero ¿cuántas “investigaciones” se mantendrían incólumes si les aplicamos el principio de la formalización como reducción del sentido?
Si Kuhn postula un aislamiento entre ciencia normal y sociedad es porque son ámbitos muy distintos: para operar con la ciencia necesito aprender a dominar una GRAMÁTICA. Mientras que para estar en la vida social, basta con conocer la PRAGMÁTICA que rige el vínculo. En el primer caso, hablo un TECNOLECTO; en el segundo, un DIALECTO. La iniciación a la ciencia de la que habla Kuhn —que traes a cuento— se da en un ámbito FORMAL; mientras que, en el otro caso, el ámbito requerido es INFORMAL.
El progreso de la ciencia está restringido a los colectivos científicos, así como el progreso de la música está restringido a los músicos, así como el progreso del atletismo está restringido a los atletas… y así sucesivamente. ¡Esto no es excluyente: está abierto para todo el que haga el trabajo necesario!
La “verdad” de la ciencia NO es colectiva (en sentido social); recuerda que, en su momento, Copérnico era el único que podía demostrar que la Tierra no estaba en el centro del universo. ¡El colectivo social creía lo contrario! Ahora bien, la “verdad” de la ciencia sí es colectiva en otro sentido: hay una comunidad de investigación (los que han hecho el trabajo) atenta a que los enunciados que se hacen en su nombre sean consistentes.
Buen día, profe Guillermo. Espero que todo se encuentre muy bien.
ResponderBorrarMe ha llamado la atención la formalización como forma discursiva y su ubicación en el campo del saber, me pregunto ¿dónde queda el saber en las demás formas discursivas y qué implica? A su vez, eso me lleva a cuestionarme ¿qué es el saber y el conocimiento y cuál es la frontera que los divide? (Si es que existe tal distinción o solo me atrevo a aproximarlo debido a mi desconocimiento).
Por otra parte, si bien existen unas modalidades discursivas y determinaciones estructurales ¿cómo relaciono las condiciones de producción de los enunciados de la comunidad educativa, es decir, lo que dicen los agentes que forman parte de esta? Y si bien estamos hablando de pensar en la palabra en relación con la verdad y la verosimilitud de los agentes educativos para intentar entender la educación ¿en qué momento entra a jugar el contexto sociohistórico, económico, político, geográfico, entre otros, para llevar a cabo una investigación en educación desde dichos sujetos? ¿Cómo entran en juego las dinámicas “macro” y “micro”? En específico pienso en, por ejemplo, el papel de los enunciados que emergen desde el estado, que luego se reproducen en los términos que articulen las instituciones educativas, que luego el docente debe recontextualizar para que finalmente llegue a su estudiante. Eso hace que surja la pregunta ¿dónde queda lo subjetivo en esta relación? Porque es una de las "dimensiones" que atraviesan a los agentes educativos.
Lo anteriormente escrito surge por comprender la emergencia de la investigación en las prácticas académicas de las instituciones de educación superior, aquellas que iniciaron ofreciendo educación técnica y tecnológica profesional. Yo trabajo en una de ellas como correctora de textos de la editorial universitaria (que lleva menos de 5 años). El punto está en que pensar la investigación para la educación técnica, tecnológica y profesional (por ciclos propedéuticos) se estableció hace 6 años en dicha institución y aunque en el texto (documentos legales e institucionales) soporten y justifiquen, en realidad se realiza de la manera sofista, es decir, en unos términos políticos con el ministerio de educación nacional o con el de ciencia, tecnología e innovacion. En cambio, cuando hablan los agentes educativos (como los estudiantes y docentes) se refieren a cumplir con requisitos para, por parte del docente, cumplir con su puesto como investigador y, por parte del estudiante, la investigación se resume en cumplir los requisitos para pasar de un ciclo a otro. Entonces ¿Qué es la investigación científica para dichos agentes educativos? En ese sentido ¿Cómo conciben el saber en estos términos? Yo pienso en la recontextualizacion y en cómo volver "consciente" que los docentes constantemente realizan esta forma discursiva con sus estudiantes para poder llevar unos conocimientos, en este caso especializados, en lo educativo. También pienso en cómo recontextualizar lo propio de la formalización para llevar a cabo procesos de investigación en este tipo de educación.
Finalmente, a lo último que he llegado es a identificar que la investigación en la educación técnica surge con la implementación de una formación por ciclos propedéuticos. Antes esta educación se reducía a una formación de elementos prácticos, de cultura general, para cumplir con unas funciones técnicas. Desde el cambio por ciclos propedéuticos pasa a ser considerada como fundamentadas en la naturaleza de un saber, cuya Formación debe garantizar la interacción de lo intelectual con lo instrumental, lo operacional y el saber técnico. Mi pregunta va dirigida a ¿Cómo ver esta insistencia por la investigación y el saber por parte del estado en nuestros agentes educativos?
Muchas gracias por generar estos espacios para pensar y escribir desde un medio diferente como este blog.
Un saludo.
Hola, Paula
BorrarEn la clasificación hecha, la formalización es el horizonte del saber disciplinar. En el libro “Metodología e investigación. Una discusión a propósito de la teoría de campo” (UPN, 2020) el grupo de investigación propuso esta clasificación del conocimiento:
- Experticia (interés práctico)
- Doxa (int. práctico-social)
- Saber instrumental (int. técnico)
- Saber disciplinar (int. cognitivo)
En las formas discursivas que propuse, el saber está cuando tenemos +Verdad (formalización y recontextualización) y está ausente cuando tenemos ¬-Verdad (sofisma y delirio). Las implicaciones son justamente las diferencias específicas entre los cuatro discursos.
Según el esquema, basado en +o- Verdad y +o-Verosimilitud, lo que dice la comunidad educativa sólo puede estar en alguno de esos cuadrantes, moviéndose por los valores en X y en Y. (Ejemplo: recontextualiza quien explica el átomo con alambre y bolitas de icopor, y quien usa fórmulas matemáticas; pero ambas tienen aproximaciones distintas a la “verdad”).
¿Por qué una investigación en educación que tenga en cuenta el contexto sociohistórico, económico, político, geográfico, tendría que hacerse desde los agentes educativos? Primero tendrías que establecer que sus enunciados forman parte del objeto de estudio (atención: lo que digan puede ser muy importante en varios contextos, pero ¿es importante a la hora de comprender lo que ocurre en educación?). Ejemplo: para comprender la economía NO es importante lo que digan los sujetos de consumo; más bien, la economía ubica con claridad lo que PODRÍAN DECIR (que se reduce a materializar el “fetiche de la mercancía”).
El caso que pones es ilustrativo: el Estado enuncia y luego las instituciones educativas REPITEN. Entonces, ¿qué sentido tendría ponerlos a hablar, si ya sabemos que van a repetir lo que viene por línea jerárquica? Ahora bien, una aclaración: lo que he dicho NO es que haya que prescindir de los enunciados de los agentes educativos, sino que el saber buscado NO está en esas palabras. Por supuesto que es importante saber qué dice el MEN, pero eso lo cogemos con pinzas. Recuerda que hemos hablado de la diferencia entre ‘comprender’, ‘aceptar’, ‘adherir’ y ‘suscribir’. Veo que muchas investigaciones solicitan la palabra de los agentes educativos no para comprender, sino para adherir o para suscribir, lo cual deja claro que se trata de acciones políticas, absolutamente legítimas, pero que no permiten comprender (porque no es lo que buscan).
Si bien, como dices, lo subjetivo es una de las "dimensiones" que atraviesan a los agentes educativos, la pregunta es por el lugar de la subjetividad en relación con la especificidad del objeto de conocimiento. En psicología, obviamente hay que considerar esa dimensión; pero, aún así, si esa disciplina usa la categoría de ‘inconsciente’, no considerará que en lo dicho está el conocimiento buscado, pues parte de esa “subjetividad” está en un lugar del que el sujeto no puede dar cuenta. En lingüística, por supuesto que hay un lugar para la subjetividad: tiene todo que ver en relación con EL HABLA, pero no tiene que ver con LA LENGUA, que es propiamente el objeto de esa disciplina.
Cuando dices “en realidad se realiza de la manera sofista”, estás reconociendo que MÁS ALLÁ de lo dicho hay otra cosa y, entonces, no basta con las palabras depositadas en los documentos y requiero de categorías que NO ESTÁN en esas palabras.
Haces la pregunta el millón: ¿Qué es la investigación científica para dichos agentes educativos? Acá estamos justamente tratando de establecer criterios para mostrar que NO TODO VALE. Hacemos muchas cosas a nombre de la “investigación”, pero muchas de ellas son excluyentes entre sí… No puedo decir que las cosas caen para arriba y defender mi derecho a decirlo y defender que ponerlo por escrito es una investigación. Que conste: las exigencias institucionales de hacer investigación son eso: institucionales, es decir, políticas. ¿Qué tiene que ver el saber con eso? Puede que NADA.
Buen día profesor Guillermo Bustamante.
ResponderBorrarDesde que escuche tu catrera magistral y realice la lectura del capítulo verdad y recepción, me llamo la atención como clarificaste la matriz, me di cuenta que mi interés se inclinó en las 2 primeras categoría.
1. La recontextualizacion siendo la manera en la que se enseña en la escuela donde se juzga como verdadero en el campo de producción simbólica y se elige maneras similares como dar a conocer ese trabajo y que todos entiendan, estén de acuerdo en la información para hacer que las verdades del campo de saber , pues en sí mismas no serían verosímiles. ,
2. La formalización parte desde el ajuste del saber a las normas de las disciplinas , el conocimiento se presenta desde las reglas así que ese saber ya es una verdad. Esta es la forma de producción de la ciencia, al ponerlo en el código técnico que reglamenta el conocimiento, este ya es verdad de ese saber; así como lo citas en el convencimiento "La Formalización sólo atrae hacia sí certidumbre (no ‘certeza’) dialectizable por otros que manejan las reglas de composición"
Partiendo desde aquí me surge las siguientes preguntas: cómo la recontextualizacion y la formalización se ven relacionadas con el fenómeno de la globalización?, cómo la recontextualizacion y la formalización se entrelazan o se tensionan a este fenómeno por su carácter?, qué relación tienen la recontextualizacion y la formalización con los saberes desde este fenómeno en Colombia?
Muchas gracias.
Hola, Andrea
BorrarTeniendo la matriz, por supuesto que uno puede interesarse por una parte, siempre y cuando se dé por enterado de que lo escogido forma parte de un conjunto. No es lo mismo hablar del oro como si fuera una entidad en sí misma, y no como un elemento de un conjunto.
1. Como dices, la recontextualizacion tiene que ver con la manera de enseñar un saber que se produce en otro contexto (re – contexto). Siendo así, habría que establecer EL NIVEL DE APROPIACIÓN que tiene el docente de ese saber que va a poner un ese otro contexto que es la escuela (por eso, no tiene mucho sentido hablar de “escuelas pedagógicas”). Entonces, los juicios del profesor sobre lo que hacen los estudiantes depende, en gran medida, de ese el nivel de apropiación, no tanto de los valores de tales enunciados en el campo de saber.
2. Y, como dices, formalizar es posible porque la disciplina tiene unas “reglas del juego”, que han sido aceptadas por quien estudia la disciplina respectiva. Y esas reglas del juego NO son definitivas; están ahí mientras la comunidad de trabajo encuentre en ellas una fuente de productividad. Cuando cesa esa posibilidad, pues la misma comunidad modifica esas reglas del juego. Es decir, ahí “verdad” es un estado de la discusión; es como decir: “por ahora no podemos objetar ese enunciado”. De ahí que traigas a cuento la idea de que la formalización permite tener certidumbres dialectizables, no certezas inconmovibles.
Recontextualizacion y formalización NO son modalidades contextuales. Por eso, yo invertirá tu pregunta: “¿Cómo se relaciona la globalización con esas modalidades?” (ojo a la diferencia entre variantes dependiente e independiente).
Buen día profesor Bustamante,
Borrarllevo varios dias pensando sobre tu planteamiento por eso escribi esta respues pero me encantaria saber que piensas frente a este planteamieneto.
¿Cómo se relaciona la globalización con esas modalidades? pienso que lo que ha sucedido desde que este fenómeno de la globalización empezó a llegar a los países latinoamericanos y en cuanto a la educación busco unificar los conocimientos con los que se trabajaba en otros países. Lo que desato un cambio en los objetivos educativos pero con un desconocimiento de las particularidades de cada lugar, pues no tuvo en cuenta las diferencias contextuales y culturales de cada país con de sus habitantes, así que se perdió el horizonte del conocimiento y el saber que se habían intentado establecer, también genero que se limitara la libertad de cátedra pues la educación de las escuelas se ve sujeta a unas temáticas (currículos impuestos) que son los conocimientos que deben brindarse según el nivel con el plan de estudio, eso lo que genero un síntoma educativo que produjo en los docentes a el abandono a la enseñanza del conocimiento o como tú lo llamas (dejación del saber), por eso es importante regresar a los inicios del conocimiento para recuperar esos baluartes del saber para la formación contrarrestando esa tendencia actual (dejación del saber).
Hola, Andrea
BorrarMe haces pensar en un par de cosas. Inicialmente, toda cultura es “globalizante”. La idea de que hay un imperio donde el sol no se pone es anterior a la llamada “globalización”. Toda cultura piensa que es la mejor, aquella cuyos principios deberían regir a las otras. ¿No somos acaso los “hermanitos menores” de los aruacos? ¿No hablan acaso los wayú la “lengua de la gente”, mientras que nosotros hablamos la “lengua de los blancos”? ¿No creen en Cristo 2.400 millones de personas en el mundo entero? Habría que pensar si esto de la “globalización” es o no un fenómeno actual.
En segundo lugar, la idea de unificar los conocimientos con otros países tampoco es actual. Recuerdo, por ejemplo, en una iniciativa de la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI), hace 25 años, en esa dirección. Tengo dos libros de esa iniciativa: “Proyecto Iberlingua. La enseñanza de la lengua española y la literatura Iberoamericana en el nivel medio” y “Análisis de los currículos de filosofía en el nivel medio en Iberoamérica”. Esto es como lo más evidente, pues hay otro criterio un poco implícito: el saber tiene la pretensión de universalidad. Por supuesto que este saber del que estamos hablando, el que tiene que ver con la escuela, es Occidental, tiene un lugar político. Y la cultura que lo pone en acción, esa que ha mandado cohetes a Marte y que pone un celular en la mano de casi todos los habitantes de la tierra (hay 7.324.782.000 seres humanos y más de 7.000.000.000 celulares), se empeña en poner ese saber como el que explica el mundo social y el mundo natural.
Buenas Tardes profesor Guillermo,
ResponderBorrarEn relación a su clase y a los conceptos de verdad y verosimilitud, existe algo que no me queda muy claro, ¿cómo se da la formación del enunciado verdadero en el ámbito de lo educativo?, en un momento hizo alusión a ‘’que cuando se entiende un enunciado como verdadero, se materializa el estado de una discusión’’, en ese sentido como usted también mencionó, de estas discusiones también hacen parte otros hablantes de diversos contextos. En ese sentido quisiera saber desde su perspectiva y en los ejercicios puntuales en las aulas educativas que involucran tres aristas: conocimiento, quien enseña y quien aprende, ¿Cuál es el lugar de las experiencias de quienes aprenden?, teniendo en cuenta que es allí en el marco de esas experiencias y en los contextos en donde se desarrollan sus vidas, donde toma sentido lo que aprenden, es decir cómo se da la construcción del conocimiento o de verdad si no se toma en cuenta las experiencias de los otros si estas solo se pueden expresar a través de opiniones o intervenciones que algunas veces no están soportadas científicamente.
Muchas gracias.
Claudia Ximena Aldana Gutiérrez
Hola, Claudia Ximena
BorrarDecía que la ‘verdad’ es “un estado de una discusión” en el sentido de que es un juicio posible de una comunidad de trabajo. Así, en las disciplinas NO hay verdad revelada, ni verdad para una persona. De tal forma, la ‘masa’ era una constante cuando Newton hizo su “Mecánica clásica”. Pero cuando llegó —en el marco de la misma física— la “Física relativista”, la ‘masa’ dejó de ser una constante. En el momento de Newton, la ‘masa’ como una constante fue una ‘verdad’, porque la comunidad de trabajo no podía objetar esa idea que, además, permitió avanzar muchísimo. Pero, en el momento de Einstein, ya esa idea NO es verdad y lo que ahora se constituye como tal deviene como una verdad porque —de nuevo— la comunidad de trabajo no puede objetarla (Thomas Kuhn tiene una reflexión muy interesante al respecto).
Con base en esto, ya podemos comentar tu pregunta: ¿cómo se da la formación del enunciado verdadero en el ámbito de lo educativo? En educación, la verdad hay que ponerla en un contexto donde “sufre” modificaciones: ejemplificación, resumen, simplificación, etc., dependiendo de la posición que tenga el docente en relación con la disciplina de la que toma esa verdad. Y el público de esos enunciados no es la comunidad científica, sino un grupo distinto: los alumnos (y, en algún sentido, los colegas, los padres, los administrativos).
De otro lado, las experiencias de quienes aprenden pueden ser aquellas que traen de su vida cotidiana o aquellas propiciadas por el encuentro educativo. Se supone que las primeras son un “obstáculo epistemológico” (dictaré un seminario sobre eso el próximo semestre) y que las experiencias propiciadas por el maestro tenderían a ponerlas en crisis… pero eso depende de la posición que el docente tenga con la disciplina. El sentido de los enunciado por supuesto depende de lo que la persona sepa, de su experiencia, pero si nos quedamos ahí, no es posible aprender algo de otro orden. La labor de la escuela sería modificar eso que se sabe para poderle dar sentido el saber de la humanidad (que no anida en la experiencia cotidiana).
Hola estimado maestro Guillermo
ResponderBorrarPrimeramente, me excuso por entregar mis apreciaciaciones con atraso, pero siempre presente en las videos conferencias y en las lecturas de los materiales del seminario.
El estudio VERDAD Y RECEPCIÓN abordar interesantes cuestiones reflexivas del manejo de los discursos de los docentes en las instituciones educativas y examina críticamente la situación de la escuela frente a los saberes; por mi parte solo puedo relacionar conceptos académicos adquiridos que avalan y fortalecen el estudio de esta segunda parte del curso Magistral.
El Posmodernismo es un rechazo a las grandes categorías de la modernidad, una de ellas es la categoría de sujeto que proclama el fin del hombre después de que Nietzsche declarara en la modernidad el fin de Dios como la muerte de Dios, lo que va a decretar para la posmodernidad es la muerte del hombre la muerte de la realidad ya no hay realidad, sino que hay multitudes de discursos que reconfiguran la mirada del mundo, donde la verdad no es importante sino el relativismo moral convirtiéndose en un ataque a la razón.
Un mundo donde los objetos y los productos tienen más personalidad que los hombres, mientras hombres van perdiendo la personalidad que tiene que compensar desde afuera con el consumismo; la economía global borra la diferencia entre el hombre y la mercancía, el ecologismo borra la diferencia entre el hombre y las otras especies, el consumismo la diferencia entre el hombre y la máquina; hay una erradicación del hombre como sujeto trascendental.
La filosofía Posmodernas no es deconstruccionista, al revés van construyendo nuevas subjetividades totalmente subordinadas a un nuevo tipo de poder es un poder líquido descentrado y que no tiene otras estructuras estatales sino totalmente global.
Por supuesto el mayor instrumento del relativismo cultural es la escuela; el relativismo cultural instituye que cualquier sentido es igualmente legítimo que cualquier otras formas, forjando discursos sofistas y delirantes que entran en oposición a la verdad o los discursos de la Formalización (disciplinas)
Para los filósofos Posmodernista la lógica se convierte en un régimen de poder; pero la pregunta ahora sería ¿cuál es el régimen de poder detrás de la “verdad” posmoderna?
Pero afortunadamente el mundo está configurado con la dialéctica de fuerza, incluso en la mecánica newtoniana toda fuerza tiene su igual fuerza contraria entonces lo mismo sucede en la historia de la humanidad, es lo que ha sucedido siempre es tan sólo cuestión de tiempo para que aparezca esa antítesis de esta Postmodernidad.
Hola (¿cuál es tu nombre?)
BorrarDe acuerdo con tu análisis. Le hago unas pequeñas glosas:
La idea posmoderna de que sólo hay multitudes de discursos ¿acaso no aspira a ser cierta? Y si pretende ser cierta, esa afirmación no sería un discurso más, sino un enunciado verdadero. La serpiente se muerde la cola.
La idea posmoderna de que la verdad no es importante ¿no aspira a ser una verdad?, ¿acaso está sometida al relativismo moral? Se enuncia como verdadera, se enuncia por fuera del relativismo moral. La serpiente se muerde la cola
Los objetos y los productos NO tienen más personalidad que aquella con la que son investidos por los hombres. Ese antropomorfismo parece venir a liberar al sujeto de su responsabilidad; claro que hay otros discursos, aquellos que se solazan en la denuncia del poder, que también hacen lo mismo.
Los hombres NO pierden la personalidad por el hecho de creer que obturan la falta consumiendo. Al contrario: eso somos.
La economía global NO PUEDE borrar la diferencia entre el hombre y la mercancía, pues se necesita un hombre que consuma las mercancías. Otra cosa es que el trabajo sea una mercancía…
Si, en un nivel, hay una erradicación del hombre como sujeto trascendental, hay otro nivel, que no es histórico, en el que sigue siendo responsable.
La escuela NO es instrumento del relativismo cultural, pues ella ventila los saberes de la humanidad porque les tiene fe (¡la tradición!); cuando las instituciones educativas introducen el relativismo cultural, pues ya no son escuelas… son otra cosa que habría que describir, así como sus efectos.
También espero esa antítesis de la ‘postmodernidad’…
Buenos días maestro Guillermo
BorrarMuchísimas gracias por responder y aclarar mi percepción; mi nombre es Verena Rubiano. Nuevamente mil gracias y un feliz día :)
Profesor Guillermo, reciba un cordial saludo. De antemano me excuso, pensé que había quedado registro de lo que con antelación había puesto.
ResponderBorrarMi comentario es el siguiente: Platón distinguía dos grados del conocimiento: la opinión (doxa) y la ciencia (episteme). A su vez, distinguía dos subgrados: la imaginación y la creencia, del lado de la opinión, y el pensamiento y el conocimiento, del lado de la ciencia. Apelar a la mera opinión de quienes intervienen en educación (profesores-estudiantes-padres de familia, entre otros, llamados agentes educativos) para “entender” la educación, no garantiza que lo que se diga va a ser objetivo, es decir, conocimiento, ciencia. La información (palabras) recopilada puede estar del lado de la imaginación, la creencia, los sofismas, cuando no del delirio, modalidades que pueden presentarse mezcladas o por separado en un discurso. Si las encuestas u otros instrumentos de recopilación de datos no son del todo fiables, porque se construyen a partir de las subjetividades ¿qué otros mecanismos se pueden usar para poder entender la educación?
Gracias por el dato de Platón (si puedes poner la fuente, nos puede servir a todos).
BorrarEstoy de acuerdo con lo que planteas. Pero no entiendo si tu pregunta final es retórica, dada la comprensión planteada por ti misma antes.
En cualquier caso, mi respuesta es lo que planteé en la charla y que para mí es crucial: los objetos de investigación SÓLO se pueden entender estableciendo su especificidad. ¿Por qué no hizo Saussure encuestas para establecer la especificidad de la lengua? Pues porque los hablantes tiene una idea equivocada acerca de la lengua: creen que ésta es una nomenclatura. El saber sobre la lengua NO está en los hablantes, aunque éstos hablen.
Buen día Profesor Guillermo:
ResponderBorrarMe surge una pregunta con relación a la forma como se hace ciencia y como quizás la recontextualización puede llegar a dar conocimientos universales, perdiendo el sentido de los mismos y quizás por lo cual el conocimiento del docente no llegue al status de ciencia y es el siguiente. ¿No es acaso la formalización ese respeto hacia lo particular, hacia el reconocer tanto el conocimiento como las experiencias del saber local y que cada conocimiento es propio de una practicas históricas de los territorios y de sus generaciones, y en efecto si se recontextualiza el saber por parte de los docentes se reduce el mismo a tal punto que se pierde esas características de su sentido?
Hola, Diego
BorrarLa distancia entre la recontextualización que hace un docente y la ciencia depende de su decisión: si desea el saber, trabaja en esa dirección; pero si no desea el saber, sencillamente se ocupa de que su labor (la labor que él imagina) quede cumplida, sin necesidad de ponerse en relación con el saber. Por eso hay tantas recontextualizaciones como docentes.
¿Te irrespetaron cuando te enseñaron a leer y a escribir? La lectura y la escritura no son particulares, son sistemas universales, que no van dirigidas a reconocer o no las experiencias del saber local. Cuando escribes sobre eso que llamas “saber local” lo estás haciendo con un instrumento que no es local. ¿Te irrespetaron cuándo te enseñaron a sumar y a restar? Sumar y restar no es un procedimiento local, es un procedimiento universal. ¿Irrespetó Copérnico a la humanidad cuando le demostró que estaba equivocada con su teoría geocéntrica?
Una cosa es la relación política entre saberes, donde podemos hablar de respeto, y otra cosa es el ámbito cognitivo, donde no todas las interpretaciones pueden ser ciertas. Y claro que esto está pasado por lo político, pero de una forma que no es, en sí, política.
Si no introducimos diferencias —por ejemplo, entre el campo de saber y el campo político— vamos a terminar impedidos de hacer cualquier cosa.
Con esa idea de respeto la escuela no tiene ningún lugar. Lo único que podría hacerse es reproducir las creencias ya existentes.
Más irrespetuoso me parece dejar que alguien siga creyendo que el patrón es muy querido porque da trabajo, y no que hay una estructura económica que requiere del trabajo y que lo explota.
Buen día profesor Guillermo Bustamante, respecto a la conferencia número dos me parece importante reconocer que me costo bastante comprender lo que usted plantea, ya que, no logre asociar fácilmente los conceptos de verdad y verosimilitud con la lógica matemática, y como identificar dichos conceptos en mi quehacer profesional ya que no soy docente y tampoco me he enfrentado a esta labor en ningún momento. Hilando la verdad y la verosimilitud con mis reflexiones respecto a la conferencia anterior, identifico que en trabajo social tenemos falencias significativas para la lograr una recontextualización y verosimilitud, quedandonos en algunas ocasiones en el delirio y sofisma como formas de intervención en lo social, sin embargo, es importante reconocer que es un debate contemporáneo en la profesión.
ResponderBorrarPor otro lado, pensaba en algo que usted menciono en la conferencia y era, como el sofisma es utilizado frecuentemente en la política, casi como subestimar al otro en todo sentido.
Hola, Luz Helena
BorrarNo se trataba de asociar ‘verdad’ y ‘verosimilitud’ con la lógica matemática. Sencillamente aparecían los conceptos de ‘+’ y de ‘–‘ en el sentido de presencia y ausencia; o sea: un discurso que sólo tiene verdad, un discurso que sólo tiene verosimilitud, un discurso que tiene verosimilitud y verdad, y un discurso que no tiene ni una ni otra.
Tampoco hay que ser docente para hacer un análisis del ámbito educativo (así como no hay que ser sacerdote para hacer un análisis del ámbito religioso). De hecho percibes que en tu ámbito de desempeño podrían estar operando el ‘delirio’ y el ‘sofisma’. La idea es que con esos 2 elementos y las posibilidades de presencia y ausencia podemos concebir cuatro formas discursivas que nos sirven para analizar diversos ámbitos de desempeño.
Efectivamente, el sofisma es una acción estratégica para tratar de obtener algo del otro; por eso es evidente en la política y en la publicidad, pero esto no quiere decir que se presente en menor medida en el habla cotidiana.
Angie Paola Muñoz León
ResponderBorrarActualmente se observa una mayor participación de los padres de familia en la escuela, sin embargo, no siempre sus acciones y enunciaciones son positivas para los procesos que se llevan a cabo en ella. En varios espacios de discusión pedagógica se ha optado por escuchar las posturas de los “agentes educativos” lo que desde el plano comunicativo es un diálogo pertinente, siempre y cuando se haga un ejercicio de discernimiento de los aportes, no se debe perder de vista la labor del docente de orientar a los padres de familia y estudiantes en el proceso de formación. La metáfora que se utiliza en la conferencia es muy pertinente, en ocasiones los padres de familia buscan una lógica de bufet en la educación, quieren elegir solo que les gusta o consideran pertinente y se puede enfrentar esta situación como un chef, dando gusto a su paladar o como un doctor, dándoles algo que tal vez no les guste, pero que es más saludable para el proceso.
Para lograr ese discernimiento es preciso comprender las modalidades discursivas que se denominan formalización, recontextualización, delirio y sofisma, en la primera se encuentran unas características que permiten un tratamiento más efectivo para el propósito de aportar al proceso académico, ya que basan los planteamientos en la lógica.
Es necesario que en la escuela se establezcan unas condiciones en las que se creen tensiones que permitan la discusión y la construcción de sentido, pues situaciones en las que los discursos sean pasivos y se involucione a posturas como la de la transmisión, obstruyen los procesos de construcción de saber.
Hola, Angie Paola
Borrar¿Cómo sabes que actualmente hay mayor participación de los padres de familia en la escuela? Valdría la pena diferenciar entre la participación de los padres de familia como una iniciativa inscrita socialmente y la participación como una iniciativa solicitada explícitamente. En cualquier caso no se trata sólo de una participación espontánea, sino de una participación que está pasada por una “autorización social” o por un requerimiento. En todos los casos, la catadura de esa participación también depende del lugar que se le ha asignado al padre de familia en lo social y en relación con sus hijos en la escuela.
En ese sentido, se podría investigar lo que planteas: si sus acciones son positivas o no. Recuerdo el caso de una evaluación masiva en la que se incluía, en la investigación de los factores asociados a los resultados respectivos, la participación o no de los padres en las obligaciones de los estudiantes en la escuela. Curiosamente, el resultado era que la participación era negativa, pues en su gran mayoría, los padres tenían un bajo nivel académico (en declive, dado que no se incrementa en el marco de sus relaciones laborales) y, en consecuencia, su apoyo a los niños solía ser contraproducente.
Es solamente un dato para pensar…
Una participación abierta, en una sociedad que anuncia la igualdad, los derechos de todos, la posición de los padres como clientes… es una participación que puede ser contraproducente en muchos casos. Antes, los padres atribuían a la escuela (y, a los docentes, en particular) un saber sobre los asuntos educativos; ahora, en cambio, son ellos los que suponen saber y, en consecuencia, la escuela y los docentes deben obedecerles, entre otras porque ellos serían los “clientes” y, como dice el eslogan, “el cliente siempre tiene la razón”. Esta lógica nada tiene que ver con la educación, nada tiene que ver con la formación; en la medida en que se impone, la educación va en retroceso.
¿PARA QUÉ ENSEÑAR LO QUE SE ENSEÑA?
ResponderBorrarJuan Esteban Hernández
Maestría en Educación UPN
Esta sin duda, es una de las preguntas con mayor incidencia en la vida del docente -o de cualquier persona interesada por el contexto educativo- y no porque la respuesta no esté fundamentada en amplios planteamientos epistemológicos y didácticos que constituyen el ejercicio profesional del docente, sino porque día tras día su comprensión y práctica, implica también plantear y replantear un conjunto de acciones que hagan frente al vertiginoso avance tecnológico y a los múltiples y cambiantes modos de vida que explora la sociedad actual; modos de vida en los que la diversificación en las maneras como se aprende son cada vez más evidentes y exigen a la escuela un cambio a todo nivel.
En las Ciencias Naturales particularmente, el reto desde el ejercicio profesional del docente, está encaminado a propiciar que los y las estudiantes comprendan que la Ciencia tal y como se concibe hoy día, es el producto de una construcción histórica descrita por seres humanos que pensaron como cualquier otro, que se formularon preguntas que cualquier sujeto se haría a propósito de su interacción con el entorno; pero que se atrevieron a resolverlas, en una búsqueda incesante y desinteresada por configurar y darle significado a "su propia verdad".
Dicho esto, resulta claro que, al menos en la práctica, existe una notoria dificultad por vincular a quienes aprenden (incluido el docente) en esa búsqueda incesante de "la verdad" y se continúan reproduciendo teorías, leyes y explicaciones magistrales que formalizan interpretaciones sobre la naturaleza a un nivel de estructuración lógica que guardan verosimilitud en el discurso (considerando que se ha repetido tantas veces como años de experiencia tiene el docente o el libro de texto -en algunos casos-).
Por lo anterior, quisiera preguntar, ¿Cuál sería la mejor manera de transitar desde la formalización hacia la recontextualización, entendiendo que esta recontextualización podría sugerir formas cambiantes de interpretar el conocimiento tácito y el conocimiento explícito y que, de algún modo, podría incidir también en la configuración epistemológica del conocimiento profesional del docente?
Hola, Juan Esteban
Borrar¿Para qué enseñar lo que se enseña? Es una pregunta de muchos filos. Por ejemplo: si el otro TODAVÍA no sabe aquello que se le está enseñando, ¿cómo podría entender la respuesta? ¿No se lo está formando justamente para que lo entienda DESPUÉS? (igual va para los padres). Cuando tenemos una respuesta inmediata, ¿no estamos degradando el proceso formativo? Eso de que las matemáticas sirven para que nos den bien el cambio en la tienda, es una idea que desconoce completamente lo que son las matemáticas.
En el caso de lo humano, hay cosas que se hacemos por ser humanos, para continuar siéndolo, como el juego por ejemplo.
Para resolver los asuntos prácticos (subir al bus, hablar del último partido que pasaron por la TV, contestar un celular), en gran medida no necesitamos de los conocimientos escolares. En cambio, no es con conocimientos prácticos que se hace un bus, un televisor, un celular.
No creo que el docente tenga como asunto el propiciar que los estudiantes comprendan que la ciencia es histórica, pues, en primer lugar, la posición no es algo que se enseña, sino una decisión del sujeto, que echa mano, por supuesto, de lo enseñado. Y, en segundo lugar, eso sería un contenido más, a diferencia de la formación que no tiene que ver con que sea o no histórico el saber, sino con el deseo de saber; por supuesto que un docente puede tomar ese filón histórico para trabajar, y está muy bien, pero el efecto de un trabajo como ese no es el haber enseñado que el saber es histórico, sino el haber suscitado el deseo en relación con un saber.
No se puede responder a tu pregunta por cuál sería la mejor manera de transitar desde la formalización hacia la recontextualización. La idea de “mejor manera” nos ubica en posición de pontificar no de entender. En cambio, sí es posible comprender la relación entre la modalidad de recontextualización que hace el docente y el tipo de relación que tiene con el saber.