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miércoles, 24 de noviembre de 2021

07. El temor

 

Sólo hemos visto lo que es la servidumbre en el comportamiento del señorío. Pero la servidumbre es autoconciencia, y debemos pararnos a considerar ahora lo que es en y para sí misma. Primeramente, para la servidumbre, el señor es la esencia; por tanto, la verdad es, para ella, la conciencia independiente y que es para sí, pero esta verdad para ella no es todavía en ella. Sin embargo, tiene en ella misma, de hecho, esta verdad de la pura negatividad y del ser para sí, pues ha experimentado en ella misma esta esencia. En efecto, esta conciencia se ha sentido angustiada no por esto o por aquello, no por este o por aquel instante, sino por su esencia entera, pues ha sentido el miedo de la muerte, del señor absoluto. Ello la ha disuelto interiormente, la ha hecho temblar en sí misma y ha hecho estremecerse cuanto había en ella de fijo. Pero este movimiento universal puro, la fluidificación absoluta de toda subsistencia es la esencia simple de la autoconciencia, la absoluta negatividad, el puro ser para sí, que es así en esta conciencia. Este momento del puro ser para sí es también para ella, pues en el señor dicho momento es su objeto. Además, aquella conciencia no es solamente esta disolución universal en general, sino que en el servir la lleva a efecto realmente; al hacerlo, supera en todos los momentos singulares su supeditación a la existencia natural y la elimina por medio del trabajo.

Pero el sentimiento de la potencia absoluta en general y en particular el del servicio es solamente la disolución en sí, y aunque el miedo al señor es el comienzo de la sabiduría, la conciencia es en esto para ella misma y no el ser para sí. Pero a través del trabajo llega a sí misma. En el momento que corresponde a la apetencia en la conciencia del señor, parecía tocar a la conciencia servidora el lado de la relación no esencial con la cosa, mientras que ésta mantiene su independencia. La apetencia se reserva aquí la pura negación del objeto y, con ella, el sentimiento de sí mismo sin mezcla alguna. Pero esta satisfacción es precisamente por ello algo que tiende a desaparecer, pues le falta el lado objetivo o la subsistencia. El trabajo, por el contrario, es apetencia reprimida, desaparición contenida, el trabajo formativo. La relación negativa con el objeto se convierte en forma de éste y en algo permanente, precisamente porque ante el trabajador el objeto tiene independencia. Este término medio negativo o la acción formativa es, al mismo tiempo, la singularidad o el puro ser para sí de la conciencia, que ahora se manifiesta en el trabajo fuera de sí y pasa al elemento de la permanencia; la conciencia que trabaja llega, pues, de este modo a la intuición del ser independiente como de sí misma.

Ahora bien, la formación no tiene solamente esta significación positiva de que, gracias a ella, la conciencia servidora se convierte, como puro ser para sí, en lo que es, sino que tiene también una significación negativa con respecto a su primer momento, al temor. En la formación de la cosa, la propia negatividad, su ser para sí, sólo se convierte para ella en objeto en tanto que supera la forma contrapuesta que es. Pero este algo objetivamente negativo es precisamente la esencia extraña ante la que temblaba. Pero, ahora destruye este algo negativo extraño, se pone en cuanto tal en el elemento de lo permanente y se convierte de este modo en algo para sí mismo, en algo que es para sí. En el señor, el ser para sí es para ella un otro o solamente para ella; en el temor, el ser para sí es en ella misma; en la formación, el ser para sí deviene como en propio ser para ella y se revela a la conciencia como es ella misma en y para sí. Por el hecho de colocarse hacia afuera, la forma no se convierte para ella en algo otro que ella, pues esta forma es precisamente su puro ser para sí, que así se convierte para ella en la verdad. Deviene, por tanto, por medio de este reencontrarse por sí misma sentido propio, precisamente en el trabajo, en que sólo parecía ser un sentido extraño. Para esta reflexión son necesarios los dos momentos, tanto el del temor y el del servicio en general como el de la formación, y ambos, de un modo universal. Sin la disciplina del servicio y la obediencia, el temor se mantiene en lo formal y no se propaga a la realidad consciente de la existencia. Sin la formación, el temor permanece interior y mudo y la conciencia no deviene para ella misma. Si la conciencia se forma sin pasar por el temor primario absoluto, sólo es un sentido propio vano, pues su negatividad no es la negatividad en sí, por lo cual su formarse no podrá darle la conciencia de sí como de la esencia. Y si no se ha sobrepuesto al temor absoluto, sino solamente a una angustia cualquiera, la esencia negativa seguirá siendo para ella algo externo, su sustancia no se verá totalmente contaminada por ella. Si todos los contenidos de su conciencia natural no se estremecen, esta conciencia pertenece aun en sí al ser determinado; el sentido propio, es obstinación, una libertad que sigue manteniéndose dentro de la servidumbre. Y, del mismo modo que la pura forma no puede devenir esencia, tampoco esta forma, considerada como expansión más allá de lo singular, puede ser formación universal, concepto absoluto, sino una habilidad capaz de ejercerse sólo sobre algo, pero no sobre la potencia universal y la esencia objetiva total.

 

8 comentarios:

  1. Todo parece indicar que no hay otro objeto y relación para la autoconciencia que ‘otra’ autoconciencia, en últimas todo recae en lo que se percibe y se conceptualiza en el espíritu. Señorío y servidumbre terminan por definir el movimiento de reconocimiento siendo, en este caso, la servidumbre la protagonista de este delirio idealista. La déspota quimera hegeliana nos dice que el señor constituye la esencia del siervo, por lo que el siervo (como en otros apartes) más que autoconciencia apenas y llega a ser sentimiento de sí; una conciencia independiente, angustiada por su esencia entera cuya verdad (de sí) es pura negatividad. Además, este honorable y paranoico convaleciente berlinés, afirma que en el siervo yace el miedo a la muerte, al señor absoluto, pues estos factores hacen estremecer lo que en el siervo hay de fijo. El siervo pareciera iniciar así el movimiento universal de la pura negatividad, siendo el señor la fluidición de su objeto.
    Y todo lo anterior no se lleva a cabo en vano, pues gracias al señor, ahora el siervo ha comenzado a “actualizarse”, es decir, trabaja y, con ello, la negatividad media, la singularidad, es superada del mismo modo que su yacimiento en la existencia natural. Sin embargo, el desdichado siervo no puede superar mediante su trabajo su potencial disolución en sí; su trabajo en tanto apetencia reprimida y desaparición contenida lo condena a mantener una relación negativa con el objeto de su trabajo, de satisfacción, manteniéndose fuera de sí. Solo en su ser para sí, el siervo tiene la oportunidad de superar la totalidad de este sentimiento primario, de sí, por lo que tiene que reconocer al señor que se ha revelado en su conciencia lo que significa asumir la disciplina y servicio: el temor al señor. He aquí la esencia de la formación, puro temor (terror), disciplinarse o de lo contrario la propia libertad estará confinada a la propia servidumbre. En palabras actuales, el pobre es pobre no solo porque quiere sino porque debe, de lo contrario el señor masacre puede aniquilarlo, darle muerte (A lo mejor Hegel no solo hubiera votado por Duque sino que sería un filósofo Cabal).
    Los fragmentos expuestos de loa fenomenología del espíritu constituyen el aparato de la pura negatividad y a Hegel parece olvidársele que el objeto de la conciencia no es ‘otra conciencia’ sino el cuerpo y que nada hay en el espíritu que no esté a su vez en la naturaleza. Nos encontramos con una definición del trabajo que se limita al espíritu, a lo que puede percibir la conciencia, pero hace absoluta omisión del trabajo como un proceso de producción que es inherente a toda la naturaleza, la puede prescindir de esta visión segregativa de la autoconciencia. Si en Hegel puede hablarse de sujeto, habría que recordarle a este señor que el sujeto no es pura conciencia ni se realiza en el despreciable espíritu, la conciencia siempre deviene cuerpo, su actividad, por lo tanto, es conceptualizar los afectos. Insisto, qué peligro estas aulas virtuales en las que se inocula el absolutismo en el quehacer docente, si seguimos así saldremos de la maestría listos para dispararle a civiles (a nuestros jóvenes estudiantes) bajo el amparo de la policía.

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  2. En la formación la conciencia se convierte en puro ser para sí, también tiene una significación negativa con respecto al temor. En la formación de la cosa, su ser para sí, sólo se convierte para la conciencia en objeto en tanto que supera la forma contrapuesta que es. Para formar la conciencia, el autor menciona que debe formar pasando por el temor y de esta forma pasar por la conciencia de sí como la esencia, cuando el autor menciona “pasar por el temor” hace referencia a pasar una angustia mínima, la esencia negativa seguirá siendo para la conciencia algo externo, su sustancia no se verá totalmente contaminada por ella; a fin de cuentas todo conocimiento recae en lo que se percibe y se conceptualiza en el espíritu.

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  3. En este apartado encuentro dos asuntos que considero centrales, la formación y el trabajo. Con las entradas anteriores identificamos como en la Fenomenología del Espíritu, Hegel presenta el proceso de constitución del sujeto a partir de la necesidad de reconocimiento por parte de un otro, esta necesidad de reconocimiento lleva incluso a una constante lucha con ese otro donde alguien será señor y alguien siervo. Ahora el autor nos plantea como el siervo al estar supeditado siempre al señor es quien media la relación entre este ultimo y los objetos, pero el siervo supera este estado de subordinación mediante el trabajo.
    Hegel nos presenta como la formación de un sujeto implica necesariamente el trabajo, podríamos pensar que mediante el trabajo el siervo no solo satisface a su señor, sino que también en la lucha de conciencias es el siervo quien tiene posibilidad de formación.
    Finalmente, quisiera cerrar este comentario agradeciendo al profesor Guillermo por ponernos en el trabajo de tratar de comprender de otra forma lo qué es ser maestro, por hacernos pensar en la relación con el saber como posibilidad más no como garantía para la formación de un sujeto.

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    1. Buenos días Maria Camila
      Estoy muy de acuerdo con tu intervención, me parece que es muy completa y que invita a la reflexión. En especial estoy muy de acuerdo con esta parte en donde enuncias que "Hegel nos presenta como la formación de un sujeto implica necesariamente el trabajo, podríamos pensar que mediante el trabajo el siervo no solo satisface a su señor, sino que también en la lucha de conciencias es el siervo quien tiene posibilidad de formación."

      Sin embargo, me gustaría indagar acerca de lo que entendiste por el temor y ¿cómo puede este puede tener incidencia en la formación (y por ende en el reconocimiento de la conciencia del siervo)?

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  4. En esta entrada se logra correlacionar términos que hemos venido trabajando en textos anteriores, pero en esta ocasión se ha puesto en dialogo dos nociones importantes como; trabajo y temor los cuales se han relacionado con la noción de autoconciencia y señor en aras de comprender la esencia propia del mismo ser.
    Por lo anterior, según un primer interrogante ¿cómo se relaciona el temor y el trabajo del objeto con la autoconciencia del ser y de si? Es importante comprender que esta entrada nos introduce la servidumbre como una conciencia independiente que no tiene una verdad absoluta, sino por el contrario esta mediada por un sentimiento de temor de lo qué es o puede llegar a ser el señor y así mismo comprender la esencia entera del ser no como una mezcla universal de la autoconciencia sino como un determinante de varios sentimientos relacionados con las habilidades para lograr determinar el objeto a partir de la sabiduría y la conciencia del ser para si misma y no el ser para sí, de tal forma ocuparse en la apetencia del trabajo reprimido.
    Si se introduce el trabajo y el temor en el aspecto educativo para la constitución de sujetos a través de la identificación de habilidades y así mismo el docente poder mediar a través de las diversas metodologías el temor como una vertiente para comprender la conciencia del ser como estudiante y el ser como docente y el rol que cada uno desempeña en la formación. Finalmente se cierra este comentario con un interrogante ¿De que manera son desarrolladas las practicas educativas en relacion con el termino de trabajo reprimido y temor según los planteamientos de Hegel?

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  5. Buenos días maestro y compañeros.

    Retomando un poco lo trabajado en la entrada anterior, el estudio de este acápite de la obra de Hegel nos sitúa ante la importancia y las condiciones necesarias para el reconocimiento desde la lógica propuesta por el filósofo alemán. Si bien en la entrada anterior el señor no solo se reconoce para sí cómo concepto “[…] sino una conciencia que es para sí, que es mediación consigo a través de otra conciencia”.

    También nos fue evidente que el señor solo gozaba de la relación con la relación del objeto, pues interponía al siervo entre él y el objeto, (pues para Hegel el señor goza con la cosa transformada, y quien la transforma por su relación de independencia es el siervo).
    Ahora bien, en esta entrada Hegel se propone a caracterizar al siervo, cómo una autoconciencia, y dar cuenta de lo que es en y para sí misma. Siguiendo al alemán, el siervo reconoce su esencia en el señor (depende de este para ser reconocido) así, “[…]la verdad es, para ella, la conciencia independiente y que es para sí, pero esta verdad, para ella no es todavía en ella.” Sin embargo, aunque no sea en ella, no quiere decir que carezca de esta verdad, pues la ha experimentado en su esencia, en especial al sentir temor de la muerte de su señor (Recuerde que el siervo depende del señor). Parece pertinente preguntar lo siguiente (¿Puede Hegel enunciar que la autoconciencia del siervo se reconoce en el señor sin reconocerse a sí misma? O como veremos en las siguientes líneas ¿Su reconocimiento parte del servicio que puede dar al señor?)

    Ahora, la autoconciencia del siervo, se parte de que el miedo es el comienzo de la sabiduría, sin embargo “la conciencia es en esto [el servicio] para ella misma y no el ser para sí. Pero a través del trabajo llega a sí misma.” Parece que el fragmento anterior da respuesta a la pregunta, sin embargo, se deja abierta para la discusión.
    Hegel propone la idea de trabajo en el siervo cómo una condición para su formación. Así, ¨[…] ante el trabajador el objeto tiene independencia” O sea ¿el objeto se pone cómo independiente al siervo quien lo trabaja y cómo dependiente al señor quien lo goza?

    Finalmente, me parece pertinente traer a cuento la siguiente cita de Hegel, que parece responder a la primera pregunta planteada. “[…] En el señor, el ser para si es para ella otro o solamente para ella; en el temor, el ser para sí es en ella misma; en la formación, el ser para sí deviene como su propio ser para ella y se revela a la conciencia como es ella misma en y para sí.”
    Con esta frase, es posible jugar una apuesta por hacer una hipótesis, en donde el siervo que demanda (la autoconciencia que es para ella otro) se logra en el temor, mientras que el siervo que trabaja en cuanto a algo (se revela la conciencia como es ella misma en y para sí) se logra en la formación (Que de acuerdo con Hegel implica trabajo). No su sucede lo mismo en la apuesta en juego sobre la formación cómo efecto, donde quien solo trabajase “revela la conciencia cómo es en ella misma y para sí”

    De antemano agradezco, maestro, por llevarnos a un texto tan complejo, pero tan enriquecedor cómo el de Hegel. El problema del reconocimiento desde esta perspectiva permite dar una lectura diferente a los enunciados usuales que hacemos en educación.

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  6. A partir de la confrontación de las autoconciencias del señor y el sirvo que luchan por el reconocimiento, aun siendo apuestas, muestra al siervo dominado por el señor y como el medio para satisfacer las necesidades de su amo. La relación con el trabajo posibilita al siervo derribar la dependencia del señor para satisfacer sus necesidades, por lo cual, está en cierta ventaja frente a él en tanto el trabajo permite emancipar al siervo. Sin embargo, este se encuentra dominado pues ha sentido la angustia en la totalidad de su propia existencia que lo lleva al miedo a la muerte (del señor absoluto), lo cual sacude en él lo que había sido fijo en su existencia. El señor por su parte, no ha sentido este miedo en tanto a sometido al siervo. Lo anterior muestra ese movimiento como la esencia simple de la autoconciencia, su negación, el puro ser para sí.

    El temor, bajo esta perspectiva, aparece como ese requisito previo, como una necesidad “sin la disciplina del servicio y la obediencia, el temor se mantiene en lo formal y no se propaga a la realidad consciente de la existencia. Sin la formación, el temor permanece interior y mudo y la conciencia no deviene para ella misma”. El temor a esa totalidad priva el sirvo del reconocimiento de su alteridad, de manera tal que solo el trabajo lo libera de esa condición de miedo. Es necesario entonces, enfrentar la totalidad del ser para construir el propio saber y con él, el propio ser.

    Lo anterior devela un ejercicio de liberación, que se puede identificar en diferentes relaciones o interacciones humanas a través del ejemplo señor-sirvo propuesto por Hegel, pues se evidencia la abolición de un dominio desde la superación de diversos obstáculos que limitan el ser, uno de esos obstáculos es el temor.

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  7. Al leer se puede decir que la servidumbre es un comportamiento siendo autoconciencia, que es pura negatividad para sí misma; esta conciencia se siente angustiada en esencia, pues ha sentido el miedo de la muerte del señor absoluto. Lo cual , lo ha hecho temblar y estremecer. Pero este movimiento puro de toda subsistencia es la esencia de la autoconciencia de negatividad absoluta, el puro ser para sí y para ella , pues en el señor dicho momento es su objeto y la conciencia es una disolución universal, sino que servir lo lleva a un efecto real, supera momentos singulares de la existencia natural y la elimina por medio del trabajo pero es a través del trabajo que llego asi misma. Toca la conciencia servidora y es independiente. La apetencia reserva la negación pura del objeto; pero esa satisfacción tiende a desaparecer pues le falta objetividad o subsistencia. En cambio el trabajo es apetencia reprimida, trabajo formativo, que es singularidad o pureza, para sí de la conciencia y es elemento de permanencia, la conciencia que trabaja llega a la intuición del ser independiente. La formación es significación positiva y negativa a la vez frente al temor. En la formación de la negatividad solo se convierte en ella para superar la forma contrapuesta que es en el señor, el ser para sí, es para ella y se revela en sí misma y para sí, que se convierte en verdad. Deviene entonces reencontrarse con sentido propio, un sentido extraño. Se tiene en cuenta que se necesitan dos momentos el temor y el del servicio como en la formación en un modo universal. Pero todo sin obediencia y disciplina, el temor es formal no se vuelve real de la existencia. Es entonces donde la formación permanece con temor en su interior,mudo y la conciencia se forma sin pasar por el temor primario, un sentido vano y sin esencia. La esencia negativa seguirá siendo algo extremos, su sustancia no se verá contaminada por ella si el contenido natural no se estremece esta conciencia se vuelve obstinación, una libertad manteniéndose en la servidumbre, puede devenir de una formación universal, concepto absoluto y una habilidad capaz de ejercerse pero no sobre la potencia universal y la esencia objetiva total.

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