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martes, 21 de abril de 2020

06. Dispuse para tu uso


El tercer parágrafo ubica —a menos parte— la razón de la obra de Dios y el lugar del hombre [I, 3]:

Te elegí como compañero mío en la eternidad, dispuse para tu uso el cielo, la tierra y todo cuanto contienen, reuní en ti solo cuanto brilla en cada una de las demás criaturas: la esencia, la vida, el sentido y la razón. Te erigí sobre todas las obras de mis manos; subyugué a tus plantas todas las cosas: ovejas, bueyes, bestias del campo, aves del cielo y peces del mar; por igual razón te coroné de gloria y honor.

Como se aprecia en la cita, Dios es un Otro [N] que:

  • hace el mundo: «las obras de mis manos»;
  • lo dispone para el hombre: «dispuse para tu uso el cielo, la tierra y todo cuanto contienen […] subyugué a tus plantas todas las cosas: ovejas, bueyes, bestias del campo, aves del cielo y peces del mar»;
  • concede: «reuní en ti solo cuanto brilla en cada una de las demás criaturas: la esencia, la vida, el sentido y la razón»;
  • desagrega un elemento del conjunto de la creación: «Te elegí como compañero mío en la eternidad […]. Te erigí sobre todas las obras»;
  • y dignifica: «te coroné de gloria y honor».

En ese sentido, la creación es —y sigue siendo— contingente: no era y dejó de no ser. Y entre las criaturas, todas contingentes, hay una que se vuelve especial por elección divina: el hombre; éste pasa a ser, entonces, una contingencia-necesaria (las otras creaturas siguen siendo contingentes), pues ahora es compañía de Dios en la eternidad. Ahora bien, esto último es posible a condición de que a Dios le falte algo: compañía, en el caso de la cita; lo cual queda ratificado en las siguientes palabras que Comenio atribuye a Dios a continuación: «[…] para que nada faltase, me uní a ti […]» [I, 3]; en esas palabras confirma que hay una falta de por medio, y que es el hombre quien viene a suplirla.

Así quedaría el esquema: 



Y continúa: «me uní a ti, yo mismo, en hipostático lazo, juntando eternamente mi naturaleza a la tuya» [I, 3]; o sea, Dios depende —‘hipóstasis’, ‘eternidad’— del hombre, que le obtura la falta, tal como se aprecia en el ciclo de la fig.6: 
 



En otras palabras, la condición humana requiere de un Otro, pero faltante, pues en esa hiato puede alojarse algo del sujeto. También se advierte que el hombre tendrá que servirse siempre de la obra de Dios [NC→C], la cual sigue las condiciones impuestas por la creación: pasto para el hombre, causalidad pura, sin albedrío. Ninguna otra criatura, visible o invisible —dice el texto [I, 3]— tiene ese privilegio.

Si alguien entiende todo esto como una idealización es por comparar tiempos que no son conmensurables. Observando las estructuras, podemos decir, en cambio, que Comenio describe algunos componentes de la condición humana… a su manera, por supuesto, con elementos disponibles en su cultura, en su momento; y, sobre esta base, fundamenta su idea de formación. La formación sólo le atañe al hombre, por eso el resto de la obra de Dios permanece en la contingencia; y a lo sumo será susceptible de ser amaestrada, pero no formada. A la obra nada le falta, pero al hombre sí… ¡como a Dios!: ¿no están hechos, pues, a imagen y semejanza? (el hombre tiene a Dios revelado en su carne [I, 3]).

Agrega a «[…] Dios, manifestado en carne, al hijo de Dios y del hombre […] Vicario entre ellas y Dios» [I, 3]. Como sabemos, ‘vicario’ es «Que tiene las veces, poder y facultades de otra persona o la sustituye»[1]. Acá Dios se hace sustituir por Cristo. El texto de Comenio consideró el Antiguo testamento (la parte de la creación), pero no se quedó en la manera divina de operar de manera directa sobre el hombre (diluvio, destrucción de Sodoma y Gomorra, plagas, etc.), sino que retoma la idea de actuar por intermedio de un vicario: Cristo (Nuevo testamento). Ya en I, 1 (fig.2), vemos ese acto de designación. La formación parece estar marcada por este paso de la acción directa (Dios → Hombre) a la acción mediada (Dios → Cristo → Hombre):


La acción mediada se representa en la fig.7 por la secuencia [N→NC→C]; y la imposibilidad de la acción directa por el signo Ø entre N y C: [N–Ø–C]. Esa función de mediación es la que va a ser agenciada por la iglesia. Agamben encuentra en esta función el origen del concepto de dispositivo[2].



[1]     Diccionario de la Real Academia de la Lengua española (DRAE).
[2]      Giorgio Agamben: «¿Qué es un dispositivo?» (2005).

20 comentarios:

  1. Siguiendo la secuencia de las lecciones pasadas, y en pro de acercarnos a un análisis conceptual del texto, y siguiendo la idea del gráfico, se pude decir que hay una relación (“simbólica con dios - N”), imaginaria (“C- Somos iguales”) y de satisfacción (“Algo me falta”).
    En este sentido y como bien lo explica el texto, entonces el hombre se convierte en una contingencia-necesaria, pues ahora es “compañía de Dios en la eternidad”. Ahora bien, esto último es posible a condición de que a Dios le falte algo (satisfacción)y por consiguiente la condición humana requiere del otro ( dios).
    Entonces, la formación solo pertenece al hombre (por eso el resto de sus creaciones se encuentran en contingencia); porque a la obra de dios nada le falta, pero al hombre sí.
    En este sentido podemos entender que, aunque dios le concede al hombre una dignidad tal por ser imagen de él, pero no considera que este innata desde el nacimiento, entonces la formación sería la potencia y no el acto. Es así, que podemos seguir nutriendo la postura de que la formación tiene dos caras: el superficial (conocimiento) y el profundo (la pérdida).

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    1. Hola, Jhon

      Precisemos: hay una relación simbólica con un N que EN EL TEXTO se identifica con Dios. No podemos tratar de comprender la obra de Comenio sólo con los elementos de su época (¡pero tampoco con los de la nuestra!). Estamos proponiendo una estructura que —esperamos— se cumpla en todos los casos.
      O sea: 1.- No hay formación sin una relación simbólica; y Comenio —¡estamos leyendo la Didáctica Magna!— pone a Dios como referente de esa relación. 2.- No hay formación sin una relación imaginaria, es decir, con el semejante; y Comenio pone a las criaturas como referentes de esa relación. 3.- También está la falta —y la búsqueda de satisfacción concomitante—; falta que, en el texto, Comenio trae a cuento cuando explica por qué Dios escoge al hombre.
      Y efectivamente el hombre se deviene contingencia-necesaria. Dada nuestra Condición humana, necesitamos del Otro (que EN EL TEXTO es Dios, pero que, como dijimos en una entrega anterior, puede ser, por ejemplo, el currículo nacional). Pero también, dada nuestra condición humana, somos carentes y, ENTONCES, se hace necesaria la formación, cosa que no ocurre con los animales: «En cuanto el animal tiene aquello que su cuerpo necesita, se tranquiliza»; en cambio, al hombre «no le basta con haber aplacado su hambre, haberse puesto al abrigo del mal tiempo y haber entrado en calor» [Tolstoi].
      Si hablamos en términos de ‘potencia’ y ‘acto’, tenemos la potencia de ser formados; y la formación misma es un acto.
      Si hay algo superficial, digamos que son los elementos que en su momento se escogen; y si hay algo profundo es lo que no puede faltar: la estructura.

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  2. Profe, demasiado Dios para mi razonamiento de bióloga en esta paso. Pero de acuerdo con Juan Camilo respecto a que la "formación sería la potencia y no el acto".

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    1. Hola, Sonia

      Si dices eso, no estás entendiendo el trabajo que estamos haciendo.
      Revisa, por favor, las respuestas que le di a Jhon y a Yurany.
      Si tu formación de bióloga no te permite vislumbrar la estructura del texto, pues esa formación está en el lugar de un obstáculo.
      ¡Estamos leyendo la Didáctica magna, que fue escrita hace cuatro siglos! ¿Quieres que Comenio hable con tus términos? (¿acaso no puedes leer a Aristóteles cuando habla de los animales). Al comienzo les dije: vamos a tratar de leer en si literalidad el texto, para obtener lo que es estructural, de resto, toca botar el libro, y cancelar la celebración.

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  3. "[…] La formación sólo le atañe al hombre, por eso el resto de la obra de Dios permanece en la contingencia; y a lo sumo será susceptible de ser amaestrada, pero no formada. A la obra nada le falta, pero al hombre sí… ¡como a Dios!: ¿no están hechos, pues, a imagen y semejanza? (el hombre tiene a Dios revelado en su carne". Pero cabe preguntarse ¿Por qué Dios reconoce esa falta? ¿Qué desea resolver? ¿Qué busca suscitar en el hombre?. Es posible, retomando apartados del seminario anterior, ¿Qué busque una trasferencia de trabajo? ¿Cuál es el trabajo que Dios gusta de hacer, para transferirlo?. Porque formar "trasfiere trabajo" (Bustamante, 2019. pág. 37).

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    1. 1. ¿Por qué Dios reconoce esa falta? No es que la reconozca sino que DE HECHO algo le falta desde que creó el mundo. Lo que nos interesa de esto es que, aun tratándose de lo que para Comenio es lo más alto (Dios), se trata de un sujeto carente. Entonces, la formación es posible porque existe la falta; no sólo en aquel a quien queremos formar (es más fácil entender que algo le falta), sino también en aquel que forma: esa falta en el que forma es la que hace posible el deseo de saber y la que hace posible la formación.
      2. ¿Qué desea resolver? No tengo ni idea. Es que yo no estoy pensando en Dios, sino en lo que DICE Comenio. Y Comenio lo puso como faltante. Con todo, es crucial que al Otro con que se relaciona el sujeto tenga una falta; de lo contrario, adviene la angustia para el sujeto. El sujeto encuentra un lugar en la falta del Otro.
      3. ¿Qué busca suscitar en el hombre? Nada se quiere suscitar, porque las piezas que está poniendo Comenio no son “propósitos”, sino la manera como él puede pensar el asunto de la formación.
      4. ¿Busca una trasferencia de trabajo? La transferencia no se busca, se presenta (por eso, uno se sorprende de que el estudiante X, al cabo de un tiempo, te diga que escogió su carrera por ti).
      5. ¿Cuál es el trabajo que Dios gusta de hacer, para transferirlo? Vamos a ver que, SEGÚN COMENIO, Dios no es el formador…

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  4. Dispuse para tu uso, nos entrega que el ser humano sobre la obra de Dios tiene una concesión sobre las otras creaturas en donde la contingencia se presenta, por tanto la diferencia del ser humano sobre los otros seres en donde “será susceptible de ser amaestrada, pero no formada”. Y por ello, “la condición humana requiere de un Otro”. Pero ese Otro, para la formación requiere de la “acción mediada”, la cual seria la escuela como dispositivo.

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    1. Hola, Carolina

      No entiendo… ¿hiciste un resumen? Lo que se pide es una pregunta, una duda, una propuesta alterna, un comentario… ¿para qué un resumen?

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  5. Con respecto al planteamiento de “La formación solo le atañe al hombre, por eso el resto de la obra de Dios permanece en la contingencia; y a lo sumo será susceptible de ser amaestrada, pero no formada”, se reitera la consideración de que no todo maestro es formador ni toda formación es agenciada por un maestro. A partir de ello, el profesor afirma que se propone mostrar cómo el encuentro contingente ya estaba escrito en el primer capítulo de la obra de Comenio. Esto se ilustra ampliamente. Mas que aportes o certezas en esta discusión, mi pregunta está dirigida a tratar de entender ¿qué es la contingencia?, reconociendo que es una categoría fundamental en el desarrollo de un ejercicio interpretativo de la obra que de Comenio.

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    1. Hola, Leidy Alejandra

      Hay dos cosas distintas:
      1. Que —como dice Kant— “El hombre es la única criatura que ha de ser educada”, en tanto tiene la condición de estar desnaturalizado, es decir de haber perdido los instintos. Los animales, en cambio, no necesitan la educación pues tienen instintos; por eso, lo que hacemos con ellos es “amaestrarlos”, no educarlos. La idea de “amaestrar”, en este sentido, no aplica al hombre.
      2. Que, como dices, no todo maestro es formador (puede ser un “informador” o un “democratizador”); y que no toda formación es agenciada por un maestro.
      Ahora, en relación con la contingencia: ¿la buscaste? En la entrega #3 hay una corta definición. Búscala y hablamos…

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    2. "En otras palabras, la condición humana requiere de un Otro, pero faltante, pues en esa hiato puede alojarse algo del sujeto". Lograrse parar desde la imprescindible relación entre un necesario (ausente) y un contingente necesario, me sugiere pensar que en lo faltante de cada uno se encuentra la semejanza entre la dos naturalezas de los sujetos en relación y, la formación desde allí buscaría llenar ese faltante que podría conducir al encontrarse a sí mismo en el otro. Pero también me sugiere este tipo de interpretación una pregunta: ¿cuánto del sujeto se encuentra en el otro?

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    3. Hola, LuisFer

      Por lo que dices, no me respondes a mí (pero tu comentario está como respuesta al mío). Recuerden que hay dos opciones:
      - responder a la entrega (opción siempre dispuesta después de todos los comentarios).
      - responder a un comentario (opción dispuesta al final de cada comentario).

      En el esquema, no entiendo cómo “pararse” entre N y NC…
      Ahora bien, es cierto lo que dices: las faltas de todos nos hacen “semejantes” (¡por eso hay muchos estudiantes en el salón!). De ahí que Comenio hable de “enseñar todo a todos”. Dices: “encontrarse a sí mismo en el otro”… ese el tema del segundo parágrafo: para conocerse, hay que pasar por el otro (mediador) y por el Otro (el saber).

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  6. En el enunciado: “Dispuse para tu uso”, se ubica al sujeto- hombre y al Otro-Dios. En el cual se establece una relación de dependencia, ya que Dios otorga y pone a disposición del hombre, el mundo, la naturaleza a cambio de que este con su existencia, presencia y compañía, supla su falta.
    El hombre es un ser creado a la imagen y semejanza de Dios, es una criatura que hereda su falta, una falta que hace parte de si, lo constituye, hace parte de su condición humana, es precisamente en esa falta que se genera la existencia de la formación, el hombre tiene la necesidad de esta.

    Desde mi interpretación, me atreveré a plantear una hipótesis la cual consiste en considerar a:

    Dios-Otro= saber-conocimiento en falta.
    Cristo “Hijo de Dios” reencarnación del saber = Maestro sujeto que tiene una relación con el saber.
    Hombre= sujeto que necesita ser formado

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    1. Hola, Dayan

      No creo que haya un “a cambio de”, como si fueran personas… ¿está dicho literalmente en el texto? Propuse una doble relación, SEGÚN LO QUE DICE Comenio: de un lado, Dios necesita del hombre (por eso lo creó, lo escogió, puso la naturaleza a sus pies), asunto que en la estructura quiere decir: el Otro TIENE UNA FALTA; y, de otro lado, el hombre necesita del Otro (por ejemplo, del lenguaje).
      Por otra parte, no me parece que el hombre haya “heredado la falta”; esto dice Lacan al respecto: «El deseo es lo que se manifiesta en el intervalo que cava la demanda más allá de ella misma, en la medida en que el sujeto, al articular la cadena significante, trae a la luz la carencia de ser con el llamado a recibir el complemento del Otro, si el Otro, lugar de la palabra, es también el lugar de esa carencia»(1). Dice, entre otras, que la falta le viene al sujeto de su vínculo con el lenguaje, pero que, por su parte, la relación es posible a condición de que el Otro también sea carente.
      Entonces, en tu fórmula, es importante que el Otro —lugar del saber— sea carente; y que haya un MEDIADOR (el maestro, por ejemplo) que tiene algo del Otro (algo sabe) y algo del otro (semejante que se dirige al estudiante).

      (1) “La dirección de la cura y los principios de su poder”.

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  7. Con respecto al mediador: “La formación parece estar marcada por este paso de la acción directa (Dios-Hombre) a la acción mediada (Dios- Cristo – Hombre)”. Frente al enunciado, habría un referente, que vendría a asumir como mediador, en el sentido que Dios y el Hombre no podrían estar ambos en el mismo nivel sin que exista una diferenciación que posibilite reconocerse uno del otro, siendo el referente, ese algo que ligue entre Dios y el Hombre.

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    1. Hola, Alfonso

      El Otro y el sujeto no son del mismo nivel, por supuesto. Primero porque el sujeto no se inventa el lenguaje sino que es invitado al lenguaje. Por eso los creyentes ponen a Dios “en otra parte”, declaran no saber de sus designios, etc. (no piensan igual en relación con su prójimo).
      Ahora bien, no es que Dios y el hombre no pueden estar en el mismo “lugar”; de hecho, entrega “personalmente” la tablas de la ley. Pero esa relación termina en diluvios, plagas, etc. Entonces, la idea del mediador viene a ser importante. Uno no habla con el currículo nacional, sino con el maestro o con las directivas… hasta con el MEN, pero no pone en duda que un referente así deba existir.
      Para este punto, valdría la pena leer “El banquete” de Platón, donde Diótima habla de que hay algo entre verdad y mentira, entre los dioses y los hombres. A partir de ahí es que Sócrates tiene su “daimon”.
      Ese mediador debe tener del Otro y del otro. Del Otro, pues es su voluntad la que busca que se ejecute; y del otro, pues debe ser capaz de comunicarse con él. Pasémoslo a la educación: el maestro tiene algo del Otro, del saber (por eso investiga, por eso en algún caso puede dialogar con los que sostienen el campo del saber); pero también tiene algo del otro, del semejante (por eso intenta poner en contexto educativo el saber, por eso quiere algo con el semejante).

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  8. La formación esta mediada por la secuencia N – NC – C en la cual Cristo sustituye a Dios en poder y facultades. No es posible la acción directa de Dios sobre el Hombre por lo tanto busca la manera de actuar por medio un vicario, que pueda operar sobre el hombre; Cristo quien a su vez se hizo hombre y que es visto como un Otro diferente a Dios por el hombre. Pero, ¿la formación se da solo si es mediada por un Otro vicario?

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    1. Hola, Leonardo

      Sí es posible la acción directa de Dios sobre el hombre… ¡pero es terrible! Los dioses griegos nunca se aparecían tal cual, porque podían aniquilar a la persona. Se aparecían en sueños o sustituyendo a otra persona.
      No sé por qué entre el Antiguo y el Nuevo Testamento aparece la idea del vicario (habría que preguntarle a un teólogo). Pero el caso es que en el Nuevo T. aparece una figura que viene “en nombre de…”, que tiene algo de Dios y algo de hombre, como dices.
      ¿Qué tiene que ver eso con la mediación? Revisa la entrada #3 y ponla en relación con la #6. El caso es que el maestro no viene a hablar en su nombre, como un semejante; más bien viene a hablar de una tradición (saber, arte, ética, etc.), es decir, del Otro… pero lo hace ante unos semejantes (otro). Él fue uno como ellos (“cuando yo era estudiante…”, se nos oye decir), pero ahora está investido por el Otro (que le dio un título) para hablarle a los estudiantes.
      Claro que uno puede hacer dejación de este lugar… y por eso estamos como0 estamos.

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  9. En primera instancia estoy de acuerdo con Juan Camilo en afirmar que la formación es la potencia y no el acto mismo.
    Por otro lado, realmente me pregunto por la necesidad de un intermediario o un vicario como dice el texto entre -N- y -C-, si bien en este caso específico N y C no serían lo mismo pero con otra forma?

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  10. Se ven de nuevo elementos que hemos estado revisando en comentarios anteriores, van ajustando mejor las ideas para entender la formación que plantea Comenio y la formación actual. Armonía nada fácil de lograr, porque los momentos son diferentes, al igual los discursos.

    En el parágrafo tres de la Didáctica magna se habla de Dios (N – Otro), para nosotros sería el propio conocimiento o saber, pero con una estructura que permite secuenciar la formación. El hombre (NC) ya formado y que se ha servido de un “Otro” o de la estructura específica, pasa a la obra, a la contingencia o a los estudiantes, ese saber que ha interiorizado y asimilado.

    Interesante ver a Cristo en este punto; según la historia y la religión, Cristo es Dios hecho hombre, denominado maestro, con sabiduría infinita transmitida a quienes lo escuchaban y murió por la verdad. Si trasladamos esta contingencia necesaria, los profesores seríamos los mediadores entre el conocimiento y la contingencia (los estudiantes). No obstante, si atendemos nuestras carencias, es posible emprender el camino hacia una mejor formación y en la continuidad del proceso encontrar una posible solución a tal falta.

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