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martes, 31 de marzo de 2020

04. Esquema L



Es el Otro (con mayúscula) quien hace posible el conocimiento del sujeto sobre sí mismo, no sin la intermediación de la relación imaginaria (entre iguales). Ese Otro es la estructura simbólica (el lenguaje, el saber, la cultura). Es una suerte de     mandato que trasciende al sujeto y a la relación entre semejantes, y lo pone en función de la relación social. Por ejemplo: una cosa es lo que son capaces de hacer unos niños (sabemos en qué puede parar eso), y otra lo que pueden ponerse a hacer cuando alguien —que no es un igual— llega e introduce un desafío: un juego, una ronda, un cuento, una historia, una competencia… (¿no es eso una clase?). Y ese juego y esa ronda y ese cuento y esa historia y esa competencia… tienen unas reglas, unas condiciones que no se las ha inventado el niño, que no se las puede inventar —pues tienen un linaje de siglos— y que tienen que ser enseñadas formalmente (no se aprehenden simplemente viendo).

Así, el “autorreconocimiento” no es sencillamente una acción sobre sí mismo, pues intervienen también dos instancias, menos evidentes: a.– el reconocimiento proporcionado por el semejante (la plebe: otro), el cual, a su vez, está propiciado por b.– el reconocimiento simbólico (el Cielo: Otro): “si te reconoces es porque los semejantes te reconocen, en el marco de las relaciones sociales”.
Así expresa Lacan estas relaciones[1]:




Si esto es así, la acción del educador introduce alguna modificación en las relaciones imaginaria y simbólica, si es que al final se verifica que hubo formación; en ese caso, se habrá atenuado algo de la relación imaginaria (agresión, bufonada, apremio físico) y se habrá abierto el camino a una satisfacción con productos simbólicos (el arte, el saber, los juegos).

Según Comenio, decir que la sentencia había descendido del cielo «Fue prudente y piadoso proceder, pues, aunque en realidad era una ficción, se encaminaba a la verdad, que es más clara para nosotros que para ellos [la multitud]» [I, 1]. ¡Hermosa idea!: una ficción que se encamina a la verdad. Por eso, la distribución de las partes es estructural, como muestra la fig.2: hace falta un lugar necesario [N], un Otro que, en el texto Comenio, es el cielo; y, desde ese lugar, de un lado, se dirige al lugar contingente [C] (a los semejantes, ‘otros’ con minúscula, que, en el texto, son la plebe, la multitud, los iguales) una consigna: conocerse a sí mismo [NC]; y, de otro lado, se inviste a quienes van a crear las condiciones de posibilidad de su realización, es decir, a los mediadores, que son contingentes-necesarios [N→NC]: contingentes porque fueron como los otros hombres, pero necesarios en la nueva situación de formar a la plebe: ahora son sabios, ahora son el ‘nosotros’ del que hace parte Comenio.

¿Cuál es la diferencia entre esto y un escenario en el que, a nombre de un plan de estudios “necesario para el país”, una entidad gubernamental forme a unos maestros para que éstos le enseñen a los nuevos? Los lugares estructurales son exactamente los mismos, salvo que se llenan en cada momento con elementos sociales disponibles. Esto nos permitirá entender por qué Dios puede salir de escena en cierto momento: porque la función, mientras se cumpla, puede ser provista por elementos sociales variados, dependiendo del momento y del lugar.

Según Comenio, si bien la idea de que la sentencia había descendido del cielo era una ficción, «se encaminaba a la verdad» [I, 1]. Es la misma idea de Freud en relación con la actividad onírica: «El sueño es el cumplimiento (disfrazado) de un deseo (reprimido)»[2]: es decir, es una ficción portadora de una verdad. Lacan parece estar inspirado en el apartado de Comenio cuando dice que «toda verdad tiene una estructura de ficción»[3]: es en la escena del Otro «[…] donde el hombre como sujeto tiene que constituirse, ocupar su lugar como portador de la palabra, pero no puede ser su portador sino en una estructura que, por más verídica que se presente, es estructura de ficción»[4]. Acá ‘ficción’ no es disfraz, engaño o apariencia; aunque el lenguaje es una estructura de ficción, la verdad del sujeto pasa por la palabra, aunque vaya más allá.




[1]     Este Esquema-L, como lo llama (pues se parece a la L mayúscula en letra Palmer), está en el Seminario Las psicosis (1955-6), p. 26.
[2]     Sigmund Freud. «Presentación autobiográfica» (1924), p.134.
[3]     «Reseña con interpolaciones del seminario de la ética» (1959-60), p. 13.
[4]     Jacques Lacan, La angustia (1962-3), p. 129.

17 comentarios:

  1. En el Esquema L, se visibilizan cuatro elementos que se relacionan entre sí. Por una parte se encuentra el sujeto que está en relación con distintos actores los cuales cumplen diferentes papeles en el marco de lo social, tanto en la interacción del eje de la relación imaginaria y el eje de la relación simbólica. Se encuentra por un lado la presencia y separación del “yo” (diferente de), “el semejante” (otro-igual) y la existencia y el reconocimiento de un “Otro” (no igual), que trasciende la relación imaginaria y se ubica en la relación simbólica. Los cuales posibilitan el conocimiento del sujeto sobre sí mismo, situándolo en relación con lo social, los otros, el Otro: el saber, el lenguaje, la cultura. Es a través de la relación y reconocimiento del Otro-otros que se configura un re-conocimiento de sí.
    En la escena de la formación se presenta la existencia de estas relaciones (Imaginaria y simbólica) de las cuales participan dos actores -de distinta manera- El sujeto (estudiante) y un Otro (Maestro), el cual inyecta algún tipo de variación (saber, disciplina, tiempo, modalidades de satisfacción en relación con el saber). En esas relaciones (Imaginaria y simbólica) que posibilita la modificación de tales relaciones, lo cual como efecto presentará un gasto, resta, disminución de la relación imaginaria (Impulso), mientras que en la relación simbólica se abrirá la posibilidad de ofrecer (saber) como modalidad de satisfacción.

    En el esquema L. ¿Por qué el yo está separado del sujeto, no hace parte de? Asimismo ¿ese “yo”, no hace parte del conocimiento de sí mismo?

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    1. Gracias, Dayan

      El Esquema L visibiliza cuatro elementos, sí, pero ¡atención a las relaciones!: el “Sujeto” en el esquema está en el lugar de lo que uno ignora de su propia condición. Por eso, 1.- a él llega una flecha punteada del Otro, que querría decir algo así como “el Otro habla por mi boca y yo no me doy cuenta”. El Otro trasciende al sujeto, lo pone (no es que le “diga”) en relación social. Y 2.- de él sale una flecha punteada hacia el semejante, que quiere decir que la identificación con él (la relación semejanteyo) está determinada por ese ser que se desconoce, determinado a su vez por el Otro. La “invisibilidad” de la relación simbólica en el esquema nos hace creer que lo existente es únicamente la relación imaginaria y por eso nos ocupamos tanto del otro, de ahí la moda. Ahora bien, la relación imaginaria no es recíproca en el esquema: va del semejante al ‘yo’. Lo cual quiere decir que es por esa identificación que tenemos una imagen de sí. ¡Pero sólo una imagen! Ahí ‘yo’ NO quiere decir ‘lo que soy’, sino la imagen que tengo de mí, la cual es todo un PARADIGMA DE DESCONOCIMIENTO. Ahí es donde me creo “dueño de mí”, cuando en realidad estamos fragmentados en todos esos elementos del esquema.
      ¡Ahora entendemos por qué se justifica el “conócete a ti mismo”! Y también es claro que lo que va a ocurrir no es un “re-conocimiento de sí” (que sería un bucle cerrado sobre sí mismo), sino un acercamiento a nuestra multiplicidad.
      Por eso, no podemos precipitarnos a poner en los lugares del esquema a los actores de la escena educativa. Por ejemplo, puede haber un maestro en clase, sí, pero en posición de semejante, como cuando nos llamamos “facilitadores”, cuando hablamos de “diálogo de saberes”, cuando le decimos al estudiante que somos iguales. El esquema muestra posiciones, no “personas”. Por eso digo en la entrega: «Si esto es así, la acción del educador introduce alguna modificación en las relaciones imaginaria y simbólica, si es que al final se verifica que hubo formación»… si es que hubo formación, o sea si el maestro creó las condiciones de posibilidad que señala Dayan al final de su segundo párrafo.

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  2. El gráfico, propone analizar desde cuatro escenarios de relación, que según la lectura nos también nos permite leer la acción pedagógica, entonces también se pude decir que la constitución del sujeto al ser escolarizado, es la búsqueda entre el sujeto y la verdad, pero dicha búsqueda están atravesadas por las relaciones imaginaros y simbólica

    Por otro lado, mirar el conjunto relaciones o de posibles encuentros con sus semejantes para construir un conocimiento. No solo nos obliga a pensar que la formación solo de da únicamente desde el encuentro con el otro (semejante), por el contario su intencionalidad es separar la opinión del conocimiento frente a la construcción del conocimiento.

    Según este texto, la verdad se acerca más al hombre común, ya que Comenio consideraba que había sido impresa por dios , pero en ¿dónde la naturaleza humana entraría en esa relación entre sujeto y su semejante?

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    1. Gracias, Jhon

      El gráfico permite analizar cómo el sujeto está constituido por —y fragmentado en— los registros imaginario y simbólico. Por lo tanto, el esquema permite “leer” la acción pedagógica, que es lo que estamos tratando de hacer. De acuerdo con el esquema, los asuntos de la verdad y del saber no podrían ser pensados, respectivamente, en términos de interioridad/exterioridad (adentro-afuera), pues el esquema tiene otra topología.
      ¿Qué “conocimiento” es posible en el encuentro entre semejantes? En esta entrega-4 está el ejemplo de lo que pueden hacer los niños sin Otro. ¡La pedagogía tiene que ver con esa limitación! Un juego sencillo ya es una tradición, tiene que ser enseñado, tiene reglas. Claro que puestos en esa lógica, podemos inventar, pero no sin esa lógica. Vale, entonces, la otra pregunta: ¿qué “conocimiento” es posible en relación con el Otro?
      No basta con que —en palabras de Comenio— Dios haya impreso la verdad, pues tenemos libre albedrío y pecado…

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  3. El texto devela que más allá de los tiempos, las ideas, creencias o desarrollos de cada cultura y/ o momentos históricos, la estructura de constitución del sujeto se mantiene. En la medida que existe una “verdad” o una manera de validar, dada por una instancia superior llámese Dios, un “nosotros” un Otro quien hace posible el conocimiento del sujeto. Es ese “linaje de siglos” que a partir de la relación simbólica e imaginaria expresada en la “palabra”, en el discurso, el que hace posible la constitución del sujeto, él se instala como distinto a los otros, además de ubicarse en función de una interacción social.
    El Otro investido de saber y poder, regula, delimita y contiene la acción del otro con el propósito de que el sujeto ocupe “su lugar como portador de la palabra”, a pesar que la sentencia era una ficción. - Según Comenio “la sentencia había descendido del cielo” –ficción que se justificaba por encaminar a la “verdad”. El discurso, de Freud con respecto a la actividad onírica va a enunciar que: “el sueño es el cumplimiento “disfrazado” de un deseo (reprimido)”; ambas disertaciones evidencian que las estructuras permanecen, aunque cambie el discurso, en uno y otro se pretende alcanzar una verdad para que los sujetos en su confrontación con los otros y con lo Otro se constituyan como sujetos por medio de la “palabra”, pero no puede ser su portador sino en una estructura” de ficción.

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    1. Gracias, Alfonso

      De acuerdo con lo que dices sobre la constitución estructural (transhistórica) del sujeto, “más allá de los tiempos, las ideas, creencias o desarrollos de cada cultura”. Ahora bien, intento decir que —al contrario del discurso religioso— la verdad es múltiple, porque está referida a la singularidad de cada uno. Si hubiera una verdad, ¿para qué interpelar al sujeto con el “conócete a ti mismo”? El saber, en cambio, no es múltiple, en él no todo vale, tiene unos regímenes de veridicción que, por su puesto, pueden cambiar, pero hay un ejército de interesados en verificar la validez de lo dicho. Sin ser sociólogo, no puedo llegar a un encuentro de sociólogos a dar mi opinión; primero me toca estudiar ese saber y así podría hacer enunciados que pretenden validez en esa disciplina (y, entonces mi verdad queda entre paréntesis), validez que va a ser establecida por esos otros (que, en tal caso, funcionan como Otro, no como semejantes).
      La verdad del sujeto no es validada por el Otro, pero es cierto que éste crea condiciones para que el otro “vuelva sobre sí”.
      Como dices, el “linaje de siglos” (relación simbólica) y la relación imaginaria hacen posible la constitución del sujeto que, no obstante ser singular, cree que es especial, cree que pertenece a algunas entidades grupales, etc. Insisto: estamos fragmentados y no es fácil saber quiénes somos. La pedagogía intenta ser una respuesta.
      El Otro NO está investido de saber y de poder, por eso —aún siendo Dios— tiene que pedirle al sujeto que haga algo. Es el sujeto quien debe condescender para que el Otro tenga poder o saber. Ya veremos la estructura de esta extraña idea.

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  4. El esquema muestra un nuevo elemento el “yo”, en algún momento hablamos de este como la singularidad del sujeto, el yo es el que lo hace diferente también se definía como el residuo, con el cual debe tramitar la formación para que haya un efecto.
    Es necesario el “Otro” que es la verticalidad en una relación horizontal, es necesario el “otro” que nos permite reconocernos como parte de una cultura, pero sin el yo sin la singularidad no habría necesidad de un “Conócete a ti mismo”. Comenio nos invita a descubrir qué nos hace diferentes del resto y en este sentido cómo puedo trabajar entre iguales (plebe), orientado por un mundo simbólico (Otro).

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    1. Gracias, Sonia

      Si te fijas en la respuesta a Dayan, verás que el ‘yo’ es un lugar de desconocimiento, una ilusión. Entonces, la necesidad de un “Conócete a ti mismo” apunta justamente en ese desconocimiento.
      La singularidad del sujeto está repartida en TODO el esquema (su relación con el otro, con el Otro, con el ‘yo’… es singular). Ahora bien, en ese esquema NO ESTÁ el residuo. Ya lo veremos —al menos parcialmente— en el -N-C (fig.1). Efectivamente a algo de esa singularidad se alude en el “conócete…”.
      La oposición entre lo imaginario (la relación con el semejante) y lo simbólico (que introduce un Otro), es parte de lo que muestra el esquema. Si lo rotas 45º a la derecha, la misma oposición aparecerá como horizontal vs. horizontal.
      Recuerda que el autorreconocimiento presupone dos cosas: el reconocimiento del semejante (otro) y la inserción en la cultura (Otro).
      Completamente de acuerdo con tu último párrafo.

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  5. En la lectura se muestra un ejemplo que ayuda a identificar la intervención de la relación simbólica y la relación imaginara con la requisición que se hace al sujeto. A partir del ejemplo de los niños se puede llegar a diferentes o interpretaciones:
    1. La relación del sujeto con sus pares y/o plebe NO es suficiente para llegar a "conocer", si bien estos dos (sujeto y pares) pueden estar juntos y actuar, cómo los niños, al no existir dirección en sus acciones, la consecuencia es el "caos".
    2. La existencia de un Otro tampoco es suficiente para que el sujeto llegué a conocerse a sí mismo.
    3. Es necesario un "mediador" que intervenga en las relación simbólica, la relación imaginaria y el sujeto. Cómo en el caso de los niños, ese otro que NO es par y llega a dar instrucciones dirigidas a un fin específico que en este caso es el conocimiento o la estructura es fundamental en proceso que lleva al sujeto a conocerse a sí mismo.

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    1. Gracias, Paola

      Interpretaciones del ejemplo de los niños, basados en el “Conócete…” que introdujo Comenio:
      1. De acuerdo en que, para llegar a “conocer…”, la relación entre pares NO es suficiente, pero es necesaria. Ahora bien, todo sujeto —no sólo los niños— tiende a la realización de su pulsión, lo cual acerca la agresión, la utilización del otro, etc. La presencia de lo simbólico atenúa esa tendencia.
      2. De acuerdo en que la existencia de un Otro tampoco es suficiente para que el sujeto llegar a “conocer…”, pero es necesaria. Hace falta un mediador y el consentimiento del sujeto (una vez creadas las condiciones de posibilidad).
      3. La “mediación” al que aludes (ojo a la fig.2) viene por intermedio del Otro que pone la consigna y designa al mediador. Tal como dices: ese otro NO es par y llega a crear unas condiciones de posibilidad para el “conocer…”.

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  6. " […] un Otro quien hace posible el conocimiento del sujeto. Es ese “linaje de siglos” que a partir de la relación simbólica e imaginaria expresada en la “palabra”, en el discurso, el que hace posible la constitución del sujeto, él se instala como distinto a los otros, además de ubicarse en función de una interacción social".

    A partir de la oración subrayada y expresada por el compañero, es importante, con relación al texto, cuestionar Otro que hace posible el conocimiento, ¿Ese Otro tiene validez si carece de la intermediación imaginaria ?, explica el texto que se entiende como una relación entre iguales. ¿Cómo se explica que tengan validez en el ámbito académico teorías carentes del sustento científico? es prudente cuestionar qué o quiénes son esos iguales, ¿Cómo saber si ese Otro corresponde a un saber o a una especulación que responde a la moda del momento, en términos del pensamiento?

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    1. Gracias, Yurany

      El esquema L muestra que no hay registro simbólico sin registro imaginario, y viceversa. Que no hay Otro sin otro, y viceversa. El otro hace posible cierto tipo de conocimiento. El Otro hace posible otro tipo de conocimiento (el inteligible). La relación imaginaria nos da un cuerpo y, así nos abre un espacio entre los semejantes (los “iguales”); la relación simbólica, en cambio, nos abre un espacio en el lenguaje, en la cultura.
      Ahora bien, ¿qué ocurre en el ámbito académico? ¡Cualquier caso! Toca mirar caso por caso. Por ejemplo, ocurre lo que dices: la aparición de teorías carentes del sustento, lo cual tendría como telón de fondo la exacerbación de los asuntos propios de la relación imaginaria.
      Te preguntas cómo saber si ese Otro corresponde a un saber o a una especulación. La respuesta está en el sujeto: ¿acepta cualquier cosa que lo saque del apuro o está a la altura de su deseo?

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  7. El autorreconocimiento no es solo una acción sobre sí mismo, sino que implica el reconocerse en relación con el otro, lo cual implica una relación imaginaria. En la figura 3 el Otro es la estructura simbólica como el lenguaje el saber o la cultura. Por lo tanto, tal reconocimiento se da en tanto que los otros me reconocen en el marco de una cultura y unas relaciones sociales.
    El efecto formativo se verifica si disminuyen los productos de la relación imaginaria en tanto que aumentan los productos simbólicos. El educador tiene la función de formar a la plebe afectando su relación (la de la plebe) imaginaria y simbólica de los semejantes.
    En el ejemplo el papel del cielo es sustituido por el de la entidad gubernamental cumpliendo la misma función, así como la plebe son los estudiantes y los sabios lo maestros. Pero hasta no me queda claro es el papel de la verdad, ¿cuál es la verdad?, ¿es la formación? ¿Los fines para los que está hecha la formación también pueden cambiar como cambian los diferentes actores? ¿Cuál es la verdadera finalidad o intencionalidad de decir que la frase vino del cielo? ¿O los verdaderos motivos de la entidad gubernamental que prepara a docentes para enseñar? ¿Es con fines formativos, de evangelización o de adoctrinamiento?

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  8. En el acontecimiento de la formación se observa como el sujeto se autorreconoce, pero esto se da gracias a las condiciones de posibilidad que crea el Otro y a la relación que establece entre iguales (otros). En otras palabras y retomando un poco lo expuesto por Comenio, la “ficción que se encaminaba a la verdad”, puede tratarse, en parte, de aquella ruta trazada por el sujeto; la cual inicia con el conocimiento que adquiere por la ayuda de Otro (NC o estructura simbólica); y luego en el “marco de las relaciones sociales”, se reconoce a sí mismo porque los otros (iguales) también lo reconocen.

    Es fundamental entonces, entender que en el ejercicio de la enseñanza, por ejemplo, el estudiante reconoce elementos estructurales o criterios que tienen a su vez “un linaje de siglos”; estos criterios dan solidez y autoridad, además permiten dilucidar una verdad, por lo menos de un saber determinado.

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  9. En el acontecimiento de la formación se observa como el sujeto se autorreconoce, pero esto se da gracias a las condiciones de posibilidad que crea el Otro y a la relación que establece entre iguales (otros). En otras palabras y retomando un poco lo expuesto por Comenio, la “ficción que se encaminaba a la verdad”, puede tratarse, en parte, de aquella ruta trazada por el sujeto; la cual inicia con el conocimiento que adquiere por la ayuda de Otro (NC o estructura simbólica); y luego en el “marco de las relaciones sociales”, se reconoce a sí mismo porque los otros (iguales) también lo reconocen.

    Es fundamental entonces, entender que en el ejercicio de la enseñanza, por ejemplo, el estudiante reconoce elementos estructurales o criterios que tienen a su vez “un linaje de siglos”; estos criterios dan solidez y autoridad, además permiten dilucidar una verdad, por lo menos de un saber determinado.

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  10. Plantea el profesor Guillermo: “La invisibilidad” de la relación simbólica en el esquema nos hace creer que lo existente es únicamente la relación imaginaria y por eso nos ocupamos tanto del otro, de ahí la moda” la labor no puede ser entonces meramente pedagógica. Nos movemos en una estructura comunicativa, se trata de conocer esa estructura. Con el ejemplo del power point, es claro que nos enfrentamos al arduo trabajo de tratar de precisar ese saber, no teniendo otra alternativa que los conceptos para generar el acercamiento a lo real, a lo objetivo (Marx, 1980). En la “Formación del espíritu científico” ya Bachelard señalaba que en enseñanza elemental las experiencias demasiado vivas, con exceso de imágenes, son centros de falso interés” (Bachelard, 2000) p. 47

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  11. Si bien,el esquema L muestra cuatro elementos relacionados unos con otros, hay una serie de interrogantes que llegan a mi cabeza.
    Cuando se hace mención de Freud, con respecto a que los sueños tienen algo de verdad, es decir, un sueño puede ser un deseo reprimido o un deseo no cumplido. Freud plantea en el "significado de los sueños" que éstos mismos son el resultado de diferentes momentos y episodios realizados durante la vida cotidiana que al llegar al sueño se configuran y componen una historia diferente (si se puede decir así).
    Mi cuestión es si está misma situación se presenta también de manera inversa en nuestras vidas y adicionalmente en el campo de la enseñanza nos pasa igual?.
    Por otra parte, cuando Comenio habla del Otro, como una entidad superior, la cuál coloca unas reglas de juego y a su vez no puede ser interpelada. Está para enseñar o guiar al aprendiz (la plebe, nosotros). En Educación, ese lugar del otro quiene lo ocupa?, el profesor?, o algo mucho más grande que está por encima hasta de él mismo?.-

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