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viernes, 4 de abril de 2014

02. ¿Encontrar el sentido a los datos?


Los libros de “metodología de la investigación” se venden casi exclusivamente para el público universitario. ¿Por qué será?


La universidad de Antioquia publicó uno, de Amanda Coffey y Paul Atkinson que se llama Encontrar el sentido a los datos cualitativos. Cuando se habla de “datos cualitativos”, hemos de suponer que existen “datos cuantitativos”, pues si todos los datos fueran cualitativos, no habría que señalarlo. Ahora bien, la oposición que semejante panorama postula —cualitativo vs. cuantitativo— merece discusión. Sin embargo, pasar a discutirlo implicaría dar por sentado que hay datos y que sólo queremos dilucidar su naturaleza. Pero, ¿qué son los datos? Es algo tan aparentemente simple, que muchos se extrañarán de que algo así se pregunte.

Revisaremos el primer capítulo del libro en mención, para mostrar que el asunto no está nada claro. Allí parecen convivir dos concepciones opuestas sobre el asunto, en medio de una ambigüedad que, por ejemplo, considera datos, tanto a los textos, como a las trascripciones de interacciones grabadas (cf. p.25).

1. La primera posición es aquella para la cual “Nunca deberíamos recopilar datos sin que se estuviera dando de manera simultánea un análisis sustancial” (p.2); según esto, el dato es consustancial al análisis, razón por la cual no habría datos sin análisis y, entonces, no tendría sentido la idea de que “Existe algo intimidador al finalizar el trabajo de campo, cuando ya no queda más por hacer que analizar los datos y redactar” (p.2). Así, la información obtenida, independiente del análisis, tendría que tener un nombre distinto, no merecería el de “dato”. Como dice en el capítulo (p.13): quien no sepa qué hacer con los datos, no sabe por qué está haciendo la investigación.

Para esta primera posición, es simplista creer “que los datos cualitativos se derivan de un nuevo enfoque paradigmático y post-positivista, mientras que, en contraposición, los datos cuantitativos se derivan de un paradigma positivista tradicional” (p.6). Es decir, la oposición sería maniquea, pues “Los datos que usamos —como cualquier dato— son versiones parciales o incompletas” (p.18). “Como cualquier dato”, es decir, también los datos cuantitativos serían parciales o incompletos, entre otras porque “No existe la descripción pura, pues se necesita un observador humano para hacerla” (p.11). Así, “al manejar los materiales cualitativos, los analistas hacen problemas, fundamentándolos en las realidades cotidianas y en los significados de los mundos y actores sociales, en lugar de tomar los problemas de quienes hacen las políticas, de los teóricos generales o de otras personas” (p.6-7).

De tal forma, el análisis no es la última fase de la investigación (p.7), ni “un conjunto independiente de procedimientos aplicados a un cuerpo de datos inertes” (p.14); es más bien una parte del diseño de la investigación y de la recolección de datos (p.7), y “exige un procedimiento sistemático para identificar características y relaciones esenciales” (p.11).

Nótese que la consecución de los datos está subordinada al análisis, razón por la cual no se pueden tener datos para hacerle un análisis; más bien habría que explicar cuál análisis dio lugar a que se recogieran los datos que se tienen. Pero en ámbitos educativos de investigación, el análisis se reduce a un conjunto de procedimientos y entonces se cree saber hacer un análisis (cf. p.14), y peor aún con los programas de computador (p.14) que supuestamente analizan datos. Por supuesto que “Los métodos per se no reemplazan el tener un gran conocimiento de la disciplina” (p.16), el poner a dialogar de forma permanente los datos y la teoría (p.29).

2. Pero el capítulo maneja también otra posición frente al asunto: “No hay una sola manera correcta de analizar los datos cualitativos” (p.3); “Los investigadores cualitativos emplean una gran variedad de estrategias y métodos para recopilar y analizar la diversidad de materiales empíricos” (p.5); “Que haya una variedad de perspectivas distintas es inherente al enfoque cualitativo en general” (p.6); “Es mucho mejor explotar una gran variedad de enfoques” (p.15); “La investigación cualitativa adopta muchas formas y genera diversos tipos de datos. Estos datos diferentes, a su vez, pueden implicar enfoques distintos para el análisis” (p.23); “Es posible acercarse a los mismos datos desde diferentes perspectivas” (p.25); “La investigación cualitativa se nutrirá de la diversidad de estrategias analíticas disponibles” (p.29)...

Con esta idea se echa por tierra lo sostenido en la posición anterior, donde análisis y dato, teoría y dato, constituyen una unidad. Puede sonar flexible la idea de que hay muchas manera de analizar los mismos datos, pero ¿no habíamos quedado en que una disciplina genera sus datos, hace problemas? De nuevo esto se presta para confusión, en la medida en que no hemos definido el “dato”; pero, si hemos de creer a la posición anterior (punto 1), el dato no está ahí, de manera que no se entiende cómo puede haber distintos análisis para “los mismos” datos. Si cada teoría recorta de manera particular, entonces el mismo texto no contiene los mismos datos, según sea mirado por una u otra teoría.

Ahora bien, las diferentes teorías existen porque tienen intereses distintos, perspectivas diferentes. Entonces no se puede hablar de la complementariedad de análisis, cuando partimos de diferencias irreconciliables al punto de que deben ser tramitadas por disciplinas distintas (como la etnografía del habla, que tuvo que hacer “rancho aparte” de la lingüística, para poder encontrar la especificidad de sus planteamientos). El punto de vista crea el objeto, dice Saussure. Recordemos que el lenguaje —ese “dato”— ya era descrito de múltiples maneras, en tanto había distintos intereses. Para poder encontrar el interés desde la perspectiva de la lengua, Saussure debió crear su objeto. Sus datos no son los de la historia cuando toma el lenguaje, no son los datos de la filología cuando toma el lenguaje, y así sucesivamente. ¿Dónde se queda la relevancia del observador humano, si lo que hay son datos? ¿Qué tiempo hay para tener un gran conocimiento de la disciplina (p.16), cuando se toman varios métodos, es decir, cuando tratamos de hacer confluir varias disciplinas? Sin que esto parezca importar, desaconsejan “la adopción prematura de una u otra estrategia analítica con exclusión de las demás” (p.3)… o sea: ¡que nos podemos quedar con todo!; y plantean que las declaraciones paradigmáticas “tratan de erigir barreras donde no existe ninguna” (p.15). Es decir, que el interés práctico borra las diferencias entre disciplinas... lo contrario de lo que se había dicho antes.

Entonces, ¿cómo compatibilizar esta incitación al eclecticismo con la idea de que la variedad de análisis tiene que ver con compromisos, talentos, ambientes sociales, contingencias, propósitos de la investigación (p.6), estilos y preferencias de trabajo (p.8)? ¿Quién puede trascender esos aspectos y coger de todo? ¿Quién puede usar de manera disciplinada los métodos de investigación, como recomienda el mismo capítulo? (p.16).

8 comentarios:

  1. De acuerdo con lo planteado, En razón que la investigación cualitativa, a diferencia de la cuantitativa que plantea el método científico, no expresa una única metodología o linea de desarrollo de la investigación, se presta estocen para, "concepciones opuestas", de acuerdo con lo anterior me parece que el investigador debe desarrollar como parte de la metodología, la recolección de los datos desde el enfoque teórico que este considere, como plantea Eisner: "La indagación cualitativa será más completa e informativa cuanto más aumentamos el alcance de las maneras mediante las cuales describimos e interpretamos el mundo", y a partir de los datos desarrollar el análisis a la luz de la teoría a partir de la cual se desarrolla la investigación.

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    1. Rafael, gracias por su intervención.
      No sé si siguió mis indicaciones. Por ejemplo, su exposición no se desprende —como usted dice al comienzo— de lo planteado en la entrega. Punto por punto dice todo lo contrario:
      1. Usted cree que hay investigación cuantitativa y cualitativa. Yo no he dicho eso. Esa distinción sólo funciona en ámbitos como el educativo (de recontextualización), pero no en ámbitos investigativos.
      2. Usted cree que existe un método científico propugnado por una supuesta investigación cuantitativa. Yo no he dicho eso. Esa expresión, “método científico”, de nuevo existe es en ámbitos como el educativo, no en ámbitos investigativos.
      3. Usted cree que existe una investigación cualitativa que tiene muchos métodos. Yo no he dicho eso. Ese criterio de mercado no existe en ámbitos investigativos, sino en ámbitos como el educativo.
      4. Usted cree que “concepciones opuestas” pueden convivir. Yo no he dicho eso. Ese criterio funciona en ámbitos políticos. Ahora bien, la tensión del campo admite diversas posiciones, en el marco de una discusión conceptual, no de un asunto de derechos, de tolerancia por la diferencia.
      5. Usted cree que a propósito de la investigación se puede hablar en términos de deber-ser (“el investigador debe desarrollar como parte de la metodología, la recolección de los datos desde el enfoque teórico que este considere”). Yo no he dicho eso. Tal postura tiene que ver con las jerarquías sociales, al punto que quien plantea un deber ser o bien está en una posición de dominio sobre otro, o bien repite lo que dicen los que están en una posición de dominio.
      6. Usted piensa como Eisner, pero en la cita que usted trae de él yo no veo ninguna argumentación (no es que él no la tenga), sino que da por hecho lo que para nosotros no lo está. Con todo, aumentar las maneras de describir e interpretar no me parece que complete la indagación. ¿No le parece que eso conforma más bien un bullicio. Pero claro, en educación estamos acostumbrados a los “conversatorios”, a las lluvias de ideas, a la opinión. Eso, políticamente puede tener sentido, pero investigar es otra cosa.
      7. Y sólo al final usted introduce una expresión que yo sí he usado: “la teoría a partir de la cual se desarrolla la investigación”… pero esa idea contradice todo lo anterior.

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  2. Se debe decir de antemano y relacionando la lectura con el proyecto de grado que se adelanta en la maestría, que sin duda alguna hay una serie de "imaginarios" (se usa la palabra sin pretensiones de ligarla a una concepción lingüística o teórica) que desbordan el camino a recorrer durante la realización de la Investigación. La lectura nos pone de manifiesto elementos como datos, textos, interacciones, análisis, perspectivas y enfoques entre otros, todo alrededor de cómo lo menciona el escrito datos "cualitativos vs. cuantitativos" iniciando así las diferentes relaciones entre éstos y surgen preguntas como qué se está interpretando de cada uno de los elementos, cómo se están relacionando, bajo que visión de investigación y de repente la pregunta primordial, por qué de hecho se está haciendo "investigación" y de dónde nace el interés por uno u otro tema.

    Encontrar en el texto diversos puntos de vista y muchos interrogantes, lleva a situarse en el lugar del otro (ya sea el tutor, ya sea de la disciplina, ya sea de lo cotidiano, ya sea del discurso) para revisar o "analizar" lo que en la lectura dan en llamar la mirada, quizá no es la mirada "por una u otra teoría" sino la mirada de quien percibe el problema que quiere investigar, la mirada de quien provee el "dato", la mirada del objeto que se crea y se construye para argumentar la investigación.

    Ante la mirada ecléctica, la consideración es que debe haber una coherencia teórica, para llevar a cabo el análisis, porque el ejercicio investigativo no podría reducirse a decir de todo un poco o alimentar varios enfoques, cuando no hay apropiación teórica hacia ese todo.

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    1. Jein, gracias por su comentario.
      No sé si ustedes leen lo que yo le contesto a los otros participantes. Es fundamental que lo hagan. A veces se repiten ideas que ya he comentado. Y no las vuelven a traer para un debate, sino que las vuelven a mencionar como si no se hubiera dicho nada al respecto. Cuando habla un estudiante, suelo preguntar a los compañeros qué dijo aquel… muchas veces encuentro que no se oyen entre sí. Al único al que habría que medio-atender es al profesor. Tremendo error, pues también aprendemos de las intervenciones de los otros, sobre todo cuando son sometidas a lectura puntual.
      Es el caso de la expresión “debe”. Es la tercera vez que lo digo (y supongo que no será la última). La investigación no dice cómo deben ser las cosas, sino como parecen ser desde un campo teórico. El deber ser proviene de la posición de dominio.
      Para todos, entonces: no pontifiquen que en este curso ustedes no son pontífices. En educación nos encontramos con frecuencia con ese asunto, pero diferenciemos. Por ejemplo, ustedes DEBEN entrar al blog, leer bien y hacer intervenciones. Pero cuando digo eso, no pretendo tener validez teórica. Lo digo porque soy el profesor y el curso requiere un ordenamiento. Pero en asuntos teóricos, no puedo decir DEBE SER así o asá.
      Dices que usas la palabra "imaginarios" sin pretensiones de ligarla a una concepción teórica. ¡Pero eso es lo que queremos: que nuestras palabras acá tengan peso teórico! ¡No hay otra forma de hacer una investigación como la que estamos proponiendo! Hay “investigaciones” sobre imaginarios que se quedan con el sentido que circula de esa palabra. Pero Castoriadis, que usa esa expresión, no le da cualquier sentido: ese concepto forma parte de un campo teórico, no está solo; ayuda a definir otras categorías y es definido por otras categorías.
      Los problemas a investigar no se perciben, como dice Jein. Los objetos de las disciplinas no están dados a la sensibilidad, sino a la inteligibilidad. Por eso son abstracto-formales. ¿No se acuerda que la sensibilidad nos dice que el sol le da vueltas a la Tierra, mientras la inteligibilidad nos dice que es al contrario?
      Por favor, no traten de resumir lo que está planteado en la entrega. Traten de entender.

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  3. Buenas noches.
    Al realizar la primera lectura pareciera que se estuviera hablando de lo cuantitativo y cualitativo por separado, como lo expreso Rafael Gómez, sin embargo, después de releer, alcanzo a interpretar que, lo que está por pensarse y reflexionar es el papel que desempeña el dato en un proceso investigativo, es decir, que el dato atraviesa las categorías de lo cuantitativo y lo cualitativo, sin distinción u objeción de pertenencia.
    Otro aspecto que parece fundamental al momento de hablar de datos, es el sentido que cobra durante el desarrollo de la investigación, ya que, quién investiga debe tener claridad del objeto de estudio creado o seleccionado, sin dejar de lado la base teórica.
    Por otro lado, me gustaría saber si el profesor Bustamante se refiere a la posibilidad de hacer compatible la combinación de métodos cuando refuerza el uso que hacemos frente a la palabra debería, o entonces, ¿cómo entender mejor ese uso bajo los paradigmas investigativos que imponen las facultades?.

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    1. Anyel, cordial saludo
      Me parece que Anyel ya entra en el tono de la conversación: se refiere a asuntos que efectivamente dice el texto y, además, lo confronta con la intervención de otro participante. Vamos al asunto.
      Dice que una primera lectura (o sea que, al menos, hizo dos) la entrega parece hablar de cuantitativo/cualitativo, pero que no es así: la reflexión es sobre los datos, lo que incluso lleva a no hacer dicha distinción.
      Uno de los elementos —destacado por Anyel— es que la base teórica es lo principal, no los datos. ¡Éstos son el producto de aquélla! No hay datos en el mundo. Hay “fenómenos”, “manifestaciones concretas” (por llamarlos de alguna manera), pero no hay datos. Éstos sólo emergen cuando esos fenómenos son seleccionados y desagregados, mediante una teoría.
      Además, Anyel pregunta: ¿cómo entender el uso del “deber-ser” bajo los paradigmas investigativos que imponen las facultades? Yo podría decir un par de cosas, pero si algún participante quiere responder, bienvenido. Voy con mi punto al respecto. Cuando una institución dice qué debe hacerse, obra en consecuencia con sus funciones. Pero esas órdenes están en un plano —digamos— político. El “paradigma investigativo”, como dice Anyel, impulsado por las instituciones, puede ser lo más contraproducente para la investigación: la universidad de la época estaba contra Galileo. Afortunadamente, él no se rigió por el deber-ser de la universidad, sino por el rigor de su investigación. Así de distante puede estar la investigación de lo que dicen las instituciones (las facultades, los programas, las universidades, Colciencias, el Idep, el ICFES…). Por ejemplo, en algún momento Colciencias hizo una convocatoria para financiar las investigaciones que tomaran los datos de las evaluaciones masivas en pos del mejoramiento de la calidad educativa. ¡Ese tipo de investigación lo que hace es legitimar la política educativa! Acá estamos hablando de otra cosa.

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  4. Buenos días. En cuanto a los intereses, perspectivas y variedad de análisis, más exactamente haciendo referencia a la cita de Saussure; "El punto de vista crea el objeto", encuentro que planteando el punto de vista como perspectiva del análisis, nos enfrenta con la posición del investigador (observador), con respecto al objeto observado y cuánto influye ésta en la consecución de datos, sesgados por supuesto, a sus propios criterios de validez pero también posibilitando el aporte de construcciones nuevas desde su punto de vista y en función de una problemática específica.

    Por otro lado, a propósito del eclecticismo al que hace referencia la primera pregunta del último párrafo, me atrevo a citar a Eisner en un fragmento de su descripción de lo cualitativo "Cualitativo es suficientemente general como para abarcar no solo la enseñanza y otras formas de la actividad humana, sino también objetos tales como edificios o libros. Las consideraciones cualitativas se tienen en cuenta para componer sonetos, canciones y guiones. Se emplean en enseñanza, en dirigir ejércitos y en la construcción de teorías".

    Mireya Garzón A.

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    1. Mireya, gracias por tu comentario
      Creo que intereses, perspectivas y variedad de análisis son asuntos de orden muy distinto:
      - Intereses hay de todas las clases. Hemos visto cómo el interés religioso se opuso a la investigación de Galileo. De manera que, en asuntos de investigación (tal como la estamos planteando), el único interés que cuenta es “conocer”. Por supuesto que el investigador es portador de muchos intereses; pero, cuando otros intereses irrumpen, el trabajo toma otra dirección (como la de las aplicaciones, por ejemplo).
      - Perspectiva, en el sentido de Saussure (“punto de vista”) es aquello que posibilita conocer un objeto. El objeto de conocimiento (recuerden: se trata de una construcción conceptual) no puede ser conocido sino a condición de tener cierta postura. El movimiento está ahí, si quieren, pero para poderlo conocer es forzoso tener cierta postura, pues en nosotros mismos habitan los obstáculos epistemológicos. En resumen, “perspectiva” no es “opinión”.
      - Variedad de análisis no sé si lo podamos poner en relación con el hecho de que, en un campo conceptual, puede haber tensión entre diferentes posibilidades de explicación de algo; si llaman a esto “perspectiva”, en todo caso su “derecho” a estar ahí es la posibilidad de utilizar una gramática que permite hacer enunciados de la disciplina.
      Cuando no observamos con una perspectiva clara, no quiere decir —como se opina en la “investigación educativa”— que estamos libres de ataduras. Al contrario: estamos atados al sentido común, sin saberlo y sin ser capaces de explicitar de qué manera el sentido común pone palabras en nuestra boca. Por lo tanto, esa idea de ir sin conceptos a hacer la observación de campo es una necedad epistemológica. Siempre miramos a través de alguna ventana. El punto de vista no “influye” —como dice Mireya— en la consecución de datos, sino que la determina totalmente. El que se cree libre de teoría no consigue datos sino ordenamientos caóticos de fenómenos. Y se pueden pasar por programas estadísticos y arrojar tortas y gráficas de barras… sigue siendo caótico.
      El texto de Eisner es tan general —como él mismo dice— que no aclara mucho. Ya veremos qué significa defender la oposición cualitativo/cuantitativo, bien sea desde uno u otro extremo, que terminan siendo más o menos lo mismo.

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