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martes, 17 de agosto de 2021

01. Contexto

 

Estamos abocados a una enseñanza vía las plataformas de tecnologías de la información que usan la internet. Es una implicación de la crisis causada por la pandemia del Coronavirus. Y sabemos que la educación convoca a muchas personas, lo cual las pone en riesgo de infección. Para muchos, ésta ha sido la oportunidad para ratificar —según ellos— la validez de la “Educación a distancia”, que ha graduado miles de profesionales. Pero, al mismo tiempo, se oyen clamores de maestros y de estudiantes, de padres de familia, en el sentido de la necesidad de retornar de manera presencial a las aulas. Es tal el clamor que se concretó un retorno presencial a la escuela, con todo el protocolo de salud necesario; sin embargo, varias veces ha tenido que ser suspendido. Los incrementos en el contagio han hecho volver alternadamente al confinamiento y a esperar un poco más al efecto de la vacunación masiva.

Ahora bien, ¿es posible formar bajo esas plataformas tecnológicas? Como decíamos, para muchos es una manera de validar cierta modalidad de educación que disminuye los desplazamientos, aporta tiempo a docentes y estudiantes, economiza el uso de espacios, etc. En lugar de “estar ahí”,  basta con conectarse a una plataforma virtual de comunicación. En este sentido, parece que lo importante fuera justamente eso: la comunicación. La formación sería un proceso fundamentalmente comunicativo. Si aceptamos ese presupuesto, tenemos que aceptar que las plataformas virtuales de comunicación han llegado para quedarse, que la educación tiene en sus manos una herramienta que otorga ventajas enormes: basta con tener un dispositivo que soporte un software para poder participar de un programa educativo, en cualquier nivel de formación. Con las ventajas que esto tiene, podrían inscribirse ya no sólo personas que vivan relativamente cerca de la institución educativa, si no también cualquier persona que disponga de un dispositivo de conexión y suficiente banda ancha para que la comunicación sea fluida en ambas direcciones. La institución misma existiría en la nube. ¡Y se reduce la posibilidades de las manifestaciones!

Sin embargo, podemos pensar que la formación, si bien echa mano de la comunicación, va más allá. Como diría Eliseo Verón, la formación no se comunica, sino que se meta-comunica. Si se trata de transmitir información, efectivamente nuestro presente tecnológico supera con creces un pasado reciente en el que era muy restringida la comunicación a distancia. Y si lo que se busca son abrazos, otro tipo de encuentros ya los posibilitan. Es necesario, entonces, mostrar que la formación efectivamente va más allá de la comunicación. Ella 1.- no resulta de una “maduración” natural, que deberían “sacarse” poco a poco. La formación, más bien, fundamenta una diferenciación frente a lo natural; lo orgánico es su indiscutible soporte, pero éste no determina el acontecimiento; 2.- no resulta de una suma de conocimientos, pues estar formado es la condición para poder disponer de lo humano (del conocimiento, entre otros). Se requiere poner al sujeto en posibilidad de disponer del acervo cultural, el cual per se no sería condición suficiente; como está codificado, no está dado para la percepción, sino para la co-enunciación; 3.- no resulta de asumir un conjunto de preceptos morales, pues éstos se constituyen como respuestas del sujeto al hecho de “estar formado”; 4.- no resulta de una decisión indeterminada del sujeto, como si fuera el ejercicio de una libertad espontánea y sin condiciones de posibilidad, sin relación con los otros y con la sociedad.

14 comentarios:

  1. Uno de los aportes que quisiera proponer, tal vez con el ánimo de ampliar la conversación, hace referencia a la entrada de nuevos enunciados en el discurso educativo, en especial en la escuela que se vio permeada por TIC’s a causa del confinamiento obligatorio a nivel mundial. Como se evidencia en algunos blogs educativos, el termino gamificación tiene su entrada como una propuesta “metodológica” orientada a proponer los contenidos educativos de manera semejante a un videojuego. De esta forma, se usan estrategias de puntaje –con el ánimo de motivar al alumno, buscando que la motivación extrínseca se convierta de forma paulatina en intrínseca-, se propone una organización progresiva de los aprendizajes mediante el uso de los niveles –buscan hacer un símil con el andamiaje educativo- y se orienta a la interactividad en el aula, buscando que el videojuego le permita al estudiante ganar autonomía en cuando a la adquisición y el aprendizaje de estos contenidos. Sin embargo, tal cómo es propuesto en la entrada del blog: ¿Puede la formación reducirse a un acto meramente comunicativo?
    La respuesta a esta pregunta es negativa, pues una lectura más amplia de la formación, tal como lo señala la entrada, va más allá de la adquisición de conocimientos, la formación puede tener un carácter de generar condiciones que permitan poner al otro –quien es nuevo en la cultura- en disposición del acervo cultural, de este modo quien accede a la cultura puede trabajar con dicho saber cultural. Sin embargo, pareciera que la formación, comprendida desde la gamificación, pusiera la formación en un nivel meramente comunicativo, pues propone que la transmisión de contenidos sea de forma particular, buscando que los estudiantes se sientan motivados para el aprendizaje, observe

    “La gamificación es una herramienta fantástica para generar esa dopamina en los alumnos y que estos estén motivados durante las clases, porque la gamificación convierte el aprendizaje en mini-retos a superar con su correspondiente recompensa en forma de feedback que genera esa dopamina que ansiamos.”

    El asunto de poner mini-retos que le permitan al estudiante desarrollar de forma progresiva el aprendizaje a fin de obtener una recompensa – y así estimular al sujeto con neurotransmisores que potencializan el placer- parecer ser una recontextulización de la modelación conductual por estimulo-respuesta (propia del condicionamiento clásico). Sin embargo, tal cómo es propuesta la gamificación, es posible afirmar que esta no tributa a la formación entendida cómo como el posibilitar condiciones para trabajar con un saber propio del acervo cultural hemos construido, pareciera que la gamificación solo reduce lo formativo en lo escolar a un acto meramente comunicativo ¿Será esta una respuesta definitiva? ¿Puede haber acciones educativas que no tributen netamente a la formación? ¿Pueden identificarse dichas acciones? Son preguntas que pueden aportar a nuestra conversación

    Link del blog: https://jaimegrau.es/todo-sobre-la-gamificacion-en-el-aula/

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    1. Javier, gracias por tu comentario

      Los remito (a todos, no sólo a Javier) tanto a “La condición humana” (Hannah Arendt), como a “Cuando el verbo se hace carne” (Paolo Virno), para un comentario sobre lo que sería un “aporte”. Brevemente, se trata de algo que establece el interlocutor (plural o no), no el que emite el mensaje.
      La “gamificación”, como explicas, apunta a lo que ya satisface al estudiante (los videojuegos). Pero como eso se considera una “metodología”, la pregunta es si conduce a otra cosa que a la satisfacción ya conocida. ¡Se necesita toda una teoría para explicar cómo la “motivación extrínseca” (término sin bases epistemológicas) se convierte en “intrínseca”!, y para proponer una “organización progresiva de los aprendizajes”. ¡Las organizaciones progresivas están en los planes de estudio, no en las cabezas! Tampoco el videojuego permite al estudiante ganar autonomía, pues ésta ya está en el estudiante; lo sabe todo maestro que debe luchar contra una resistencia. Otra cosa es que esa autonomía no sea la que nosotros queremos (pero, si así fuera, el mundo sería aburridísimo).
      Tal como dice Javier, la gamificación pone la formación a nivel comunicativo, lo cual no es formación; recuerden la idea de Verón: la formación se meta-comunica.
      Y cuando se comienza a hablar en términos supuestamente pertenecientes a la neurología (“dopamina”, “neurotransmisores”), ya quedamos por fuera de la posibilidad de entender la educación, la formación, la comprensión, que son asuntos del sujeto, no del cuerpo (aunque éste sea un soporte de toda actividad humana). Puro conductismo, como anota Javier.
      Respondo a una de las últimas preguntas: SÍ hay acciones educativas que no le tributan a la formación; de ahí la importancia de diferenciar entre educación y formación.

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  2. El coronavirus es una pandemia que obligo a la sociedad a nivel mundial a estar en confinamiento total, lo cual hizo que aspectos sociales, económicos, políticos, laborales, educativos, entre otros, tuviesen una transformación en su ejecución tradicional. Es evidente que la sociedad no estaba preparada para afrontar un evento de tanta relevancia, que afectase su cotidianidad en aspectos mencionados anteriormente, el acople tanto de prestadores de servicios como de consumidores de los mismos fue un impacto que no se vivía a nivel mundial décadas atrás, el sector educativo no fue la excepción a esto; la deserción escolar tuvo un pico nunca antes visto y el manejo de plataformas virtuales ha sido todo un reto, tanto para estudiantes como para maestros, puesto que esta modalidad educativa se caracteriza, fundamentalmente, por la separación física de los sujetos, la implementación de nuevas metodologías de enseñanza con base en el uso de la tecnología y las diferentes formas de mediar el conocimiento propiciando un aprendizaje significativo en cada estudiante.
    Ahora bien, la educación ha sido denominada desde hace un tiempo educación a distancia la cual esta mediada por diversas tecnologías con el objetivo de promover el proceso de enseñanza y aprendizaje; donde el docente tuvo que rediseñar su metodología para implementar el uso de la tecnología como un puente para la trasmisión de conocimiento, para de esa manera propiciar aprendizaje significativo en el grupo poblacional determinado.
    Y a partir de este momento cuando se menciona la palabra grupo poblacional de manera general, surge un interrogante con relación a condiciones sociales y económicas, ¿La educación a distancia implica igualdad de condiciones? O por lo menos si vamos a un contexto rural teniendo en cuenta la nueva modalidad educativa ¿Cómo se garantiza la educación a distancia?

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    1. Alejandra, gracias por tu comentario

      No creo que sociedad no estuviera preparada: teníamos Organización Mundial de la Salud que, conforme al avance, fue subiendo las alarmas hasta declarar “pandemia”; teníamos los sistemas de salud regionales y nacionales que iban acopiando y transmitiendo información; teníamos sistemas de información; teníamos estudios epidemiológicos que trabajaron desde el inicio para conseguir una vacuna; teníamos sistemas de comunicación que permitieron a muchos (incluyendo a los profesores) trabajar desde casa; teníamos manera de que a muchos les llegara el mercado (o la comida preparada) a la casa… ¿Se afectó la cotidianidad, la economía? ¡Por supuesto!
      Uno se puede cortar, pero si tiene un botiquín, no pude decir que no estaba preparado. ¡La preparación no elimina la contingencia!
      Ahora bien, como la sociedad está estratificada, pues el efecto no es el mismo en todos los casos (siempre en detrimento de los que obtienen medios de vida de manera más precaria). De ahí que las condiciones hayan sido desiguales (con esto respondo una de las preguntas) y que deserción escolar —traída a cuento por Alejandra— se haya producido también de manera desigual.
      La separación física entre los sujetos de la educación y el uso de las plataformas virtuales es parte de lo que vamos a estudiar, pues no puede pensarse que actúan de la misma manera en todos los niveles, ni que se trata de “nuevas metodologías”, ni de nuevas formas de “trasmitir el conocimiento”.

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  3. Estamos abocados a una enseñanza vía las plataformas de tecnologías de la información que usan la internet. Es una implicación de la crisis causada por la pandemia del Coronavirus. La modalidad virtual en la formación ha sido la principal forma de comunicación (canal) para llevar a cabo los procesos académicos de las personas.
    El emisor ahora suma como principal recurso un canal virtual para la trasmisión de su saber

    ¿Es posible formar bajo esas plataformas tecnológicas? Es posible transmitir la información, dar a conocer conceptos, temas etc, pero el sujeto para sentirse completo necesita de retroalimentación o interpretación de los datos que se están comunicando en el momento.

    Parece que lo importante fuera justamente eso: la comunicación.

    Sin embargo, podemos pensar que la formación, si bien echa mano de la comunicación, va más allá. No es solo satisfacer al ser en su estado natural, tampoco llenarlo de preceptos artificiales y morales.

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    1. Mayra, gracias por tu comentario

      Creo que no es necesario resumir las ideas de la entrada. Pasemos siempre al asunto mismo que se quiere comentar o interrogar.
      La idea de que el canal virtual para la trasmisión del saber sería el “principal recurso”, nos habla de que los recursos serían “materiales”. Pero ¿en realidad ese es un recurso de la formación? Si hay formación con un medio o con otro, ¿entonces cuál es el recurso de la formación?
      Ya veremos si, como dice Mayra, el sujeto puede estar completo, y si por “retroalimentación” hemos de entender “presencialidad”.

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    2. Gracias maestro , tendré en cuenta su recomendación para la segunda entrega.

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  4. La llegada de la emergencia sanitaria propuso una serie de dificultades en muchos aspectos de la vida cotidiana, donde uno de los mayores problemas se centró en la imposibilidad para el encuentro con el otro de manera física, lo cual trastocó aspectos de las practicas económicas, políticas, sociales y culturales. Sin embargo, el ideal del mundo globalizado y con ello las practicas masivas de consumo activaron una serie de dispositivos con los cuales se pretendía garantizar el encuentro más allá de la presencialidad o distancia de los actores, dispositivos que nos son nuevos, ni llegaron con la pandemia, pues estos ya venían siendo articulados paulatinamente a la vida cotidiana de la sociedad a través del imaginario de necesidad (internet, celular, computador etc).
    Bajo esta perspectiva, la emergencia sanitaria acelero la inserción y uso de los dispositivos digitales normalizándolos en la vida privada, así como en la cotidianidad del hogar, trabajo y escuela a través de la internet, plataformas, aplicaciones, computadores, tabletas, celulares y redes sociales. Estos dispositivos se vienen adaptando en diversas relaciones sociales sin mayor dificultad pues “facilitan” el desarrollo de ciertas actividades, sobre todo en lo relacionado a la comunicación o transmisión de información, sin embargo, en establecimientos como la escuela u otras instituciones que procuran la enseñanza y el aprendizaje esa inserción no es tan simple, pues su razón de ser va más allá de la transmisión o la comunicación.
    Con la llegada de las tecnologías de la información y su necesidad de utilización en la escuela o en la biblioteca pública, se emprendió un camino de ajuste de estas tecnologías con la misionalidad de estas instituciones, planteando la preocupación por utilizar diversas herramientas que se supone, ejercen como una suerte de medio que garantizan “llevar” o “trasmitir” el conocimiento independiente de su lugar de origen o las condiciones de su territorio, mientras se tenga la posibilidad de conexión o de acudir al material de manera asincrónica. En este sentido la pandemia en la escuela o la biblioteca ayudo a concebir un proceso de aprendizaje basado en la transmisión o comunicación de contenidos, dejando de lado diversas variables que se juegan en el la elaboración del conocimiento.
    Al totalizar el escenario formativo basado en metodologías planteadas exclusivamente en las TIC’S se dejaron de lado aspectos fundamentales para la elaboración del conocimiento, tales como las características del territorio, sus necesidades, condiciones de clase (acceso a los medios y materiales, historia y memoria), contenidos contextualizados, lecturas e interpretaciones que se logran en el compartir con el otro, con la complicidad, la charla espontanea, a través de ese andamiaje que propone L. S. Vigotsky y ese mundo afectivo que va más allá de los abrazos, y componen descubrimientos y exploraciones que solo el contacto con el otro permite.
    Cabe mencionar que las herramientas digitales tienen una utilidad en la vida pedagógica pero no son el fin de este proceso, de tal manera que el problema de la formación sigue en manos de los actores involucrados (profesor, estudiante, comunidad) quienes de manera critica y pedagógica están llamados a articular diferentes recursos, pero a partir de las necesidades propias de las comunidad más que las demandas de la sociedad de consumo globalizada.

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  5. Nuestro país no estaba preparado para afrontar la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 que produce la enfermedad del COVID-19 desde el tema de salud (pocos insumos para atender la población afectada y carencia de equipos médicos y medicamentos para realizar procedimientos básicos) y en el sentido académico (que es el foco de la discusión) considero en primer lugar que somos un país con diferentes estratos socioeconómicos donde algunos tienen la posibilidad de conexión a internet y otras no (en el caso de la población rural, son pocas las familias que cuentan con este servicio y las familias que tienen servicio de internet es inestable y de poca capacidad) por otro lado, es poco común encontrar un dispositivo electrónico que permita que un estudiante adquiera la aplicación para conectarse y ahí está la primera y a mi juicio, la dificultad principal de la educación NO PRESENCIAL y ahí cuestiono ¿Cómo se desarrolla el proceso educativo durante 17 meses de emergencia sanitaria en un caso como el planteado anteriormente? Posiblemente los profesores cuenten con estos dispositivos pero ¿Cómo lo podrían manejar los estudiantes esta situación de no presencialidad? Y como lo han mencionado en otros comentarios la deserción escolar ha sido evidente a nivel nacional.
    Cambiando el contexto, en el caso donde profesores y todos los estudiantes cuentan con conexión a internet, con dispositivos y con las aplicaciones para desarrollar una clase de forma sincrónica, considero que es posible desarrollar la clase aplicando algunos de los niveles de interactividad (planteados por autores) y sea posible desarrollar algunos procesos de formación académica, con metodologías de enseñanza y aprendizaje que involucran algunos de los avances tecnológicos disponibles (aplicaciones, libros digitales, OVA, blocks…), para el caso de los laboratorios se usarían simuladores virtuales (aunque estos simuladores generalmente están en inglés y se convertiría en una limitante adicional) pero para este contexto, con estas condiciones, desde mi perspectiva, si sería posible desarrollar algunos procesos académicos mediado por las diversas plataformas

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  6. A partir de la lectura propuesta, considero que estamos ante una aceptación del discurso que avala la idea de “las plataformas digitales llegaron para quedarse” que se une con las reflexiones construidas sobre la cibercultura, cibermundo, nativos digitales, ecosistema digital, entre otros temas, que pretenden poner la vida cotidiana de los sujetos en las plataformas de tecnologías de la información que usan la internet. Si como se menciona en el texto, el situarse desde esta perspectiva implica aceptar que “la institución misma existiría en la nube” entonces, es oportuno preguntarse ¿Cuál sería el lugar del maestro en esa institución en la nube?

    Una reflexión relacionada con lo anterior la construye Alejandro Álvarez Gallego (2003) en el marco del estudio sobre los medios de comunicación y la sociedad educadora, allí expresa que para el momento en que se vinculan estos medios a la enseñanza, la opinión especializada predecía una serie de efectos producidos sobre la escuela, por ejemplo “la desescolarización de la enseñanza, entendida como la enseñanza fuera del aula, sin la presencia física del maestro y mediante la utilización de medios masivos de información” (Álvarez, 2003, p.30). Vemos hoy como este posible efecto no tuvo lugar con el uso de la radio y la televisión, incluso hoy se retoman estos medios con la pretensión de llegar a más estudiantes con estrategias como TutoTic o Profe en casa. Entonces, observamos como la escuela sigue permaneciendo y construyendo relaciones con los medios de comunicación y ahora también con las plataformas de tecnologías de la información que usan la internet.

    Ahora bien, los medios de comunicación estudiados por Alejandro Álvarez no empleaban el internet, posibilidad que si se tiene hoy en día ¿sería el internet la excusa para que tenga lugar la desescolarización de la enseñanza? ¿será que ahora es inevitable situar la escuela en la nube? ¿Qué va a suceder con el maestro?

    Referencias bibliográficas:
    Álvarez, A. (2003). Los medios de comunicación y la sociedad educadora. ¿ya no es necesaria la escuela? Magisterio-UPN.

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  7. A leer el presente texto, me es inevitable sentir que aún no estamos del todo 'in-corporados' a la condición virtual mediante la cual muchas de nuestras actividades ahora se encuentran vinculadas y en desarrollo. En este sentido, aún no logro hacerme la idea de que lo orgánico constituya un mero soporte, antes bien, creo la educación/formación presencial contaba con un insumo valioso el cual consistía en que la comunicación y la disposición del conocimiento estaban enriquecidas con aspectos gestuales, quinésicos, corporales, con el habla y su carácter performativo. De cierto modo yo sentía que la educación/ formación presencial 'modificaba' mi realidad, mi entorno, facultaba funciones de mi comprensión que ahora percibo perdidas ante un monitor y un sinnúmero de INFORMACIÓN escrita.

    Creo que esta modalidad de antaño no cumplía, en un sentido benéfico, el que nos distanciáramos de la naturaleza sino que, por el contrario, hacía posible que nosotros (como naturaleza) ampliáramos su poder, su expresión; ella sí determinaba el acontecimiento.

    Para mí es la educación/formación virtual la que en realidad nos aleja del acontecer, la que nos diferencia (de manera no benéfica) de la naturaleza. Este nuevo paradigma ,de cierto modo, nos ha cerrado y nos ha condenado, precisamente, a que la educación sea acumulación de conocimiento (peor aún, de información), y esto lo veo avanzar sin importar cuántas fronteras y cuán amplitud le haya dotado a ella a manera de "derecho", "acceso" o "democratización". Cuestión última de la que sospecho y, para no ir más lejos, invito a que reflexionemos sobre el origen social y político del verbo Abudinear. Pienso que sí era importante la percepción pues, en últimas, nos es más NATURAL a nuestro conocimiento que la co-enunciación, la cual no es tan fácil de desarrollar (ni para docentes ni estudiantes a lo largo y ancho del país). ¿qué tan verídico es que la virtualidad nos faculte para disponer del conocimieno? ¿qué tan real son los otros y la sociedad a la sombra de un encierro con barrotes de banda ancha?... sé que esto podría sonar de cierta manera retrograda pero es que en realidad me ha sido difícil no advertir cierta falsedad en esta inevitable virtualidad que ha llegado para quedarse. Quizá las generaciones venideras sepan reconquistar en "la matrix" lo que yo viví y aprendí en carne y hueso.

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  8. buen dia mi nombre es marlon López desarrollo actividades entorno al circo y la tradicion de este conocimiento, mi pregunta va en cuento a la oralidad de estas tecnicas dentro de esta area del arte escenico. En multiples perspectivas comenta en su investigacion sobre lo real que es aquello que se demuestra, pero ¿es la sistematizando experiencias, asi como las excavaciones historicas productoras de conocimiento sobre hechos que fueron reales y que son cambiantes en estos tiempos por la modernidad del entorno?

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