Páginas

lunes, 1 de junio de 2020

10. El plan



De acuerdo con Comenio, el hombre, en tanto criatura excelsa, está «necesariamente destinada a un fin superior al de todas las demás criaturas» [II, 1]. Podemos leer este ‘superior’ en el sentido de que las demás criaturas continúan en su condición contingente [C], mientras el hombre confirma su valor de contingencia que devino necesaria [NC]. El autor ubica este aserto como «dictado de la razón» [II, 1], o sea, no es algo que se dé naturalmente, sino algo por decidir, requerido de condiciones de posibilidad[1], algo contra lo cual se presenta una dificultad. De esta forma, la necesidad aludida es moral, de cara a un ideal. Es lo que supra llamábamos ‘horizonte’, algo que no deja de proponérsele a toda educación. Sin embargo, la formación no es el cumplimiento de propósitos; por eso, Hans-Georg Gadamer afirma que «la formación no se produce al modo de los objetivos técnicos […] no puede ser un verdadero objetivo»[2]. Decimos, más bien, que la estructura de la formación tiene una variable que corresponde al horizonte, independientemente del valor que se le dé a esa variable en cada caso (en Comenio es la idea de un fin superior, de la gloria y la beatitud absolutas).

No se emprende una labor educativa (en cuyo seno se puede producir la formación) sin un horizonte[3], pero no olvidemos que en ella también intervienen otros factores, algunos mucho más importantes, que incluso apuntan en direcciones distintas. Más atrás decíamos que, según Diógenes Laercio, Tales de Mileto había dicho que lo más difícil es conocerse a sí mismo; ahora bien, cuando le preguntaron qué era lo más fácil, había respondido: «Aconsejar a otro»[4]. Si la formación es algo complejo (difícil), esta idea de que “aconsejar es fácil” es un testimonio milenario de la precariedad de muchos objetivos (consejos, si se quiere), entre ellos los educativos; por contraste, también testimonia de que lo concreto no es el resultado de los buenos propósitos, sino la síntesis de múltiples determinaciones, como dice Carlos Marx[5]; y, entonces, entender algo —es decir, no estar ya en la posición de establecer un horizonte, unos objetivos— es dedicarse a establecer rigurosamente esa multiplicidad y esa síntesis; no es una opción abierta sino asumible a condición de mantener ese rigor.

Para Comenio, hay que unirse a Dios para gozar eternamente con Él «de la gloria y beatitud más absolutas» [II, 1]. Hoy lo decimos de otra forma. A manera de ejemplo, oigamos cómo lo dice la Universidad Pedagógica Nacional en un apartado de su “Misión”: «trabaja por la educación como derecho fundamental y por una cultura educativa que oriente los destinos del país. En consecuencia, conforme a sus orígenes y trayectoria, se compromete con la construcción del Proyecto Educativo y Pedagógico de la Nación»[6]. Es una idealización del mismo orden que la de Comenio, pero ajustada a nuestra época, razón por la cual es fácil de entender para nosotros, nos está dada como evidencia. Pero se trata de un nivel de enunciación en el que nadie está atento a las cosas delirantes que se dicen (¿orientar los destinos del país?, ¿construir el Proyecto Educativo y Pedagógico del país?), sino al acto que con ellas se realiza. Por razones como estas se responde con la expresión “Bien” al saludo “¿Cómo estás?”, toda vez que no se trata realmente de una pregunta, ni de su respuesta concomitante, sino solamente de una función fática, como explica Roman Jakobson, es decir, orientada a establecer, prolongar o interrumpir la comunicación[7]. Por eso, en el ejemplo del saludo, el contacto verbal dura unos segundos, mientras que, si se tratara de una pregunta, la respuesta podría durar mucho tiempo y tal vez el interpelado tendría problemas para hacerlo, pues… ¡se desconoce a sí mismo!

Según Comenio, además de estar expresada la beatitud del hombre en la Biblia, Dios la ha representado para nosotros de tres modos [II, 2] que denomino usando los subtítulos agregados por el traductor a la Didáctica magna: 1.- la historia de la creación [II, 3], 2.- nuestra propia constitución [II, 4] y 3.- de todo cuanto hacemos y padecemos [II, 5]. Veamos:

1.- La primera forma como Dios ha representado para nosotros la beatitud del hombre es a través de “La historia de la creación”. Dice nuestro autor: «Dios no mandó al hombre secamente a que existiese […]» —¿sería el caso de los animales?— sino que «[…] le inspiró un alma de Sí mismo» [II, 3]. Aunque en esta frase la mayúscula disuelve la ambivalencia, vale la pena explicitarla: le inspiró ¿una conciencia de sí mismo (del hombre como tal)?, o ¿un alma divina? Si le inspiró una conciencia de sí mismo, entonces aquellos que “existen a secas” no pueden tener conciencia de sí. De hecho, los animales no saben que existen, no saben que van a morir, no se reconocen[8], no se hacen cuestionamientos morales; las decisiones que toman se basan en un “saber”, sí, pero es un saber no-sabido: el instinto. Ahora bien, ¿cuál es el soporte de dicha “conciencia de sí”? No lo dice Comenio, obnubilado como está con la dimensión espiritual instilada por Dios en el hombre, pero sí lo contempla el libro del que está abrevando; dice Juan [I:1] literalmente: «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». Sabemos que la frase ha sido interpretada de muchas maneras durante milenios, pero, con todo, si le damos al lenguaje —al Verbo— un papel inaugural (estaba al principio), ahí podríamos encontrar un soporte a la conciencia de sí.


Veamos un vínculo posible. Según Ferdinand de Saussure[9], «sin la ayuda de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de manera clara y constante. Considerado en sí mismo, el pensamiento es como una nebulosa donde nada está necesariamente delimitado. No hay ideas preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparición de la lengua». Comparemos esta idea con la siguiente: estando la tierra «desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo» (Gén. I:2), «dijo Dios: Haya a luz, y hubo luz» (Gén. I:3). O sea que, con ayuda de la palabra («dijo Dios»), se ordena una tierra caótica («desordenada y vacía»). Para quienes “existen a secas”, que no tienen conciencia de sí, hemos de inferir que “su realidad” es un caos sensible del que pueden desagregar, gracias a los instintos, unos estímulos para responder a sus necesidades. En cambio, para el hombre, la palabra introduce un plus, crea el espacio en el que la conciencia de sí es posible, pues la palabra es «un principio de clasificación»[10]; de igual modo, en el texto bíblico, la palabra crea la luz.





[1]     Así lo dice Comenio: quienes tienen la misión de formar hombres deben dirigir «[…] todos sus medios a conseguir el fin de esta sublimidad» [I, 4].
[2]      Verdad y método (1975), p. 40.
[3]      Por eso, las instituciones se ven obligadas a hablar de “objetivos”, “misión”, “visión”, etc.
[4]     Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos ilustres (Lib. I, §36).
[5]      Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (1857-8) p, 21.
[6]      http://www.pedagogica.edu.co/home/vercontenido/2 (Consultado en 2020-05-12).
[7]      «Linguistique et poétique» (1960), p. 217.
[8]      Con un par de excepciones entre homínidos superiores y algunos otros mamíferos que, de todas maneras, habría que comprender para confrontar con el reconocimiento humano.
[9]      Curso de lingüística general (1916), p. 140.
[10]    Ídem., p.25.

19 comentarios:

  1. Buenas tardes profesor y compañeros (as)

    De acuerdo con el concepto que la formación no es el cumplimiento de propósitos, y que más bien, la estructura de la formación tiene una variable que corresponde al horizonte, independientemente del valor que se le dé a esa variable. Los conceptos puestos en juego, hace que el hombre al hacerse sujeto, prepondera la formación ( se “impone”). Y si hubo formación, para reconocerse como sujeto entonces se creó un lugar de enunciación ( retomando la entrega de la misión de formar).

    En ese momento, la labor educativa favorece las condiciones que efectivamente se van a dar (en el proceso de formación). entonces La formación no se “ejecuta”; se ejecutan muchas otras acciones, es así que se pude decir que ¿la formación es un efecto de lo posible?

    Tratando de hilar los temas anteriores. ¿El maestro encarna un método ( lo que él es). ¿Pero eso no se le puede recomendar otro (aconsejar)?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Jhon

      Tal como dices, los propósitos están en la educación, unos explícitos (‘misión’, ‘objetivos’, etc.) y otros implícitos (las agendas sociales y personales); la formación, en cambio, se lee retroactivamente, aunque en las condiciones que dan lugar a ella hay siempre un(os) horizonte(s), atado cada vez a la época.
      Ahora bien, si la formación es un efecto, allí no se “prepondera” nada. Un ejemplo para que pongan los propósitos en otro lado: si la falta de saber del maestro es importante para que haya formación (recuerden: es allí donde se puede alojar el deseo del aprendiz), ¿de qué preponderancia estamos hablando? Para los productos, sí hay propósito, pero para los efectos NO.
      Entonces, NO es cierto lo que dice Jhon: “en ese momento, la labor educativa favorece las condiciones que efectivamente se van a dar en el proceso de formación”. No, porque de la formación efectiva hablamos en pasado: HUBO FORMACIÓN, no poodemos decir “que efectivamente se van a dar en el proceso de formación”, porque entonces se trataría de una acción con arreglo a fines y no de un efecto. El mismo regaño puede ser formativo para un niño, y fatal para otro.
      Cuando ponemos pupitres, libros, espacios, profesores… estamos haciendo una apuesta, pero eso no garantiza nada. Como dice Jhon, la formación es un efecto de lo posible.
      Y en relación con la última pregunta: el maestro encarna un deseo y por eso se las arregla de alguna forma (método); y como el deseo es singular, no se puede recomendar ni aconsejar a otro.

      Borrar
  2. Buena Tarde Profesor, compañeros y compañeras, esperando se encuentren bien.
    En la entrega Saussure acota «sin la ayuda de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de manera clara y constante. [....] No hay ideas preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparición de la lengua». Asimismo, García Calvo explica "Respecto a lo cual, debemos advertir entre paréntesis señores y señoras, que esa transferencia semántica no se cumple sino en correlación con un proceso histórico por el que las cosas llamadas naturales, los elefantes, las estrellas, los calamares y la cannabis indica se convierten a su vez en cosas-en-el-mercado, en piezas del sistema de los negocios y la historia humana". De esta manera, en la formación atraviesa o es parte la lengua siendo un aspecto, que nos diferencia de los animales. mi pregunta seria ¿ocurre formación cuando un investigador dirige un trabajo en comunidades de lengua distinta?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Carolina

      Traje a cuento a Saussure para explicar por qué Comenio pone la beatitud como horizonte de formación. Hoy, con una escuela laica (al menos en la norma), uno podría decir que Comenio está desueto. Pero como acá no estamos pendientes de la época sino de la estructura, entonces tratamos de ubicar la idea de Comenio en los términos de nuestra reflexión. Según nuestro autor, la beatitud está representada de tres formas, una de las cuales es la historia de la creación. Entonces hago el paralelo: según la Biblia, la “creación” es un acople entre la palabra y el caos. Y bueno, eso mismo dice Saussure para el lenguaje: los signos permiten distinguir. De esta manera, podemos pensar que el lenguaje es la vía regia de la formación. Lo que agregas de Agustín García nos reafirma que los referentes del lenguaje no son las cosas sino esas ideas que hace posible el mismo lenguaje y que están referidas a la vida humana.
      Como dices, el lenguaje es lo que nos diferencia de los animales; por eso, ellos (como hemos visto en la Didáctica magna) no se vuelven contingencia-necesaria, ni se vuelven objeto de la educación. Y, por nuestra parte, si el lenguaje es lo que nos diferencia y requerimos educación, entonces ésta ocurre EN el lenguaje, A CAUSA del lenguaje (LENGUAJE… no LENGUA, Carolina).

      Borrar
  3. Hola, profe Bustamante y compañeros.

    Se infiere de la lectura que Comenio plantea que el hombre a diferencia de las demás criaturas de la naturaleza se encuentra destinado a un fin superior, siguiendo los enunciados de Kant, el cual propone que a diferencia de los animales que ya tienen un plan de conducta, un saber instintivo, el hombre es una criatura que necesita, requiere un saber que él no posee, lo demanda de un Otro, es decir el sujeto en su estado de indefensión (no saber) necesita de un Otro (cultura y lenguaje) que provean ese saber del cual esta desprovisto el sujeto. Ese contacto que el individuo tiene con el lenguaje y la cultura tiene como efecto un impulso residual, el proceso formativo apunta a la moderación, a la resta de energía de ese objeto residual que permite tramitar lo pulsional.

    En este sentido la educación se juega y se proyecta como un posible escenario para la formación puesto que en este espacio de encuentro, confluyen distintas dinámicas y agentes culturales, en el cual el sujeto se encuentra con la presencia de unos otros y de un Otro. Entre estos el maestro que introduce, disciplina, limites, desafíos, tareas, tiempo, compensaciones, que regulan, restan, algo de la condición humana del sujeto.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Dayan

      Se acuerdo: las demás criaturas de la naturaleza ya tienen un plan de conducta (un saber instintivo). El hombre, en cambio, está DESNATURALIZADO, por efecto del lenguaje (ojo al comentario anterior). Pero hasta ahí… lo de “destinado a un fin superior” ya es de época: Comenio dirá “beatitud”, Kant dirá “moral”. Pero acá estamos diciendo que por la manera como fue producido el hombre (Dayan anota: la pulsión), es necesario formarlo NO IMPORTA CON ARREGLO A QUÉ HORIZONTE. Y quien lo forma es la cultura (Otro), que encarga (inviste) a unos cuantos (maestros). El saber que se provea al sujeto es el que se sabe la cultura en su momento, pero que —sabemos— varía con el tiempo y el lugar. O sea que habrá un saber, de acuerdo con la cultura. Así, en términos estructurales diremos que el saber es necesario NO IMPORTA DE CUÁL SE TRATE.
      Completamente de acuerdo con tu último párrafo.

      Borrar
  4. LUIS FERNANDO BARRERA
    "Considerado en sí mismo, el pensamiento es como una nebulosa donde nada está necesariamente delimitado. No hay ideas preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparición de la lengua".

    ¿La realidad se convierte en ese limitador del pensamiento? El hombre se construye como un ser supremo desde el momento en que el lenguaje significa y resignifica constantemente todo lo que lo rodea, pero en sí el pensamiento nace libre junto con el individuo.

    Entonces, aquí radica la dificultad del conocerse a sí mismo, puesto que lo "real" a limitado el "ser", ya que el primero lo ha ido formando y el segundo a aceptado el código que se le ha impuesto. De esta manera, sólo cuando el individuo a alcanzado un nivel de formación que le permite mirar la realidad o al otro, buscandose en ella o en él de una manera más crítica, podrá reconocer que existe una necesidad en el mundo para la que él esta llamado a dar respuesta, y construiría así su vocación... El maestro siente que debe responder a la necesidad de conocimiento del otro, entregando su vida a ello, aunque no haya alcanzado totalmente el propio...

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Luis Fernando

      Estás transcribiendo de Saussure la idea “nada es distinto antes de la aparición de la lengua” y después preguntas si la realidad se convierte en ese limitador del pensamiento… ¡Lee bien! La idea de ‘realidad’ que tú tienes es PRODUCTO del lenguaje. ¿Leíste el artículo García Calvo que les pedí que leyeran? Parece que no:

      a) el hombre NO es un ser supremo, como dices, pues es el resultado de una contingencia que, al ser asumida, se vuelve contingencia-necesaria;
      b) el lenguaje NO resignifica, como dices, pues el lenguaje introduce la forma, que es una, y nosotros elucubramos socialmente para atribuirle sentido;
      c) NO estamos en contacto con “lo que nos rodea” , como dices, pues no tenemos contacto con el mundo sino por el lenguaje; si crees que puedes comparar las palabras con “lo que nos rodea”, anulas la necesidad del lenguaje; y parte de las “cosas que nos rodean” ESTÁN ALLÍ POR EL LENGUAJE, no son naturales (los anteojos, los fósforos, los cohetes, los carros, el vino, los libros…);
      d) el pensamiento NO es libre, como dices, pues el pensamiento está estructurado, según la cita que tú mismo trajiste a cuento; ni siquiera el pensamiento del loco o del poeta es libre; podemos entender lo que otro dice y disfrutar de lo que dice el poeta gracias a que el pensamiento está atado. Sólo con reglas se puede jugar.

      Estamos tratando de poner algunos puntos de la Didáctica magna en relación con elementos de una estructura. NO estamos dando rienda suelta a la opinión. Por eso, no sé de dónde sacas las ideas de:
      1) Un código ‘impuesto’. El semáforo es un código que permite que pasemos, no es una imposición que limite la libertad. En este caso, la libertad es no parar y matar —posiblemente— a otro. Igual para el lenguaje, para los juegos.
      2) Mirar la realidad o al otro. Atención al punto c) más atrás.
      3) Buscarse en el semejante después de cierto nivel de formación. En la entrega #4 vimos que la formación SE OPONE a la idea de la identificación entre semejantes.
      4) Manera más crítica. ¿De dónde sacas que la formación tiene que ver con una postura “crítica”? La formación NO ES CRÍTICA.
      5) Una necesidad en el mundo para la que el sujeto está llamado a dar respuesta. Llevamos un semestre dando una ubicación al valor ‘necesidad’ de la lógica modal, para que tú ahora lo vuelvas una especie de “destino” (vocación, entrega).

      ‘a’ del verbo ‘haber’ es con ‘h’

      Borrar
  5. Buenas tardes,
    Teniendo en cuenta la lectura, en esta oportunidad la idea de Comenio del hombre como criatura excelsa, que se diferencia de otras criaturas y debido a su cociencia de sí, crea una relación con el siguiente fragmento de la bíblia: Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos (Gn 2. 20), de cierta forma delegando lo que él había empezado para que el hombre que estaba hecho a su imagen, como lo dice la lectura (le inspiró un alma de Sí mismo) por medio de la palabra "diera orden" a las demas criaturas del Eden.

    Se podría relacionar entonces, que el hombre fue formado y que a través de la conciencia de sí mismo y de la palabra tuviera un fin "más alto" que sólo existir. Entonces, vemos como el verbo o la palabra nos relacionan con ese propósito y nos despiertan del desconocimiento.

    En la biblia esta sería la primera tarea asignada por Dios a Adán: dar nombre. Entonces, en la formación podríamos decir que a través de la palabra se le pide al hombre conocerse a sí mismo y se le inviste de esa tarea de dar nombre (dar un orden) a otros.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Paola

      De acuerdo con todo lo que dices:
      1) Habría que continuar la idea con el pasaje que traes a cuento: la palabra —entendida como creadora— es transferida al hombre que, entonces, denomina a los animales.
      2) El hombre, con conciencia de sí mismo (el lenguaje es el soporte de tal “conciencia”), no sólo existe “a secas” [II,3], sino que tiene otra opción (el nombre que le demos a esta opción ya es tomado de la época en la que estemos).
      3) Pedir al hombre (CON la palabra) que se conozca a sí mismo requiere que el hombre hable (por eso puede entender la requisición). Y esa palabra le permite dar un orden a las cosas (nombrar) pero también a otros (formación).

      Borrar
  6. Buenas tardes estimados compañeros y profesor.

    A propósito de la frase de Saussure, recordé una publicación de una página web de filosofía que decía: "Si naces sordo, ¿en qué idioma piensas?; si naces ciego, ¿qué ves en tus sueños?". En Saussure la idea de la lengua como signo para poder distinguir las ideas de manera clara y concisa, sería el soporte de lo que Comenio concibe como un fin superior o el verbo, el lenguaje que da soporte a la conciencia de sí. Ahora bien, me parece pertinente llevar a discusión que en Saussure la "lengua" no es lo mismo que el "habla": la lengua es el código, el signo, el idioma; el habla sería la palabra, el uso particular que los hablantes hacen de la lengua, es decir, varias comunidades de hablantes tienen una lengua en común, un idioma, pero los usos del habla que se manifiestan como expresiones en cada comunidad no son las mismas, por eso el español es común a todos los países hispanoparlantes, pero una palabra o expresión del español no significa lo mismo en todos esos países. En esta distinción entre lengua y habla es que Saussure encuentra el objeto de la lingüística: la lengua. Excluye al sujeto porque éste, una vez atrapado por la lengua, entra en los usos o juegos del habla, expresiones que carecen de estructura, que están en pugna en una esfera azarosa y caótica del significado. Por tanto, desde Saussure, diríamos que la lengua estaría del lado de la formación, mientras que el habla estaría en las esferas de la praxis, algo que vimos en las primeras clases del seminario cuando el profesor mostraba la diferencia entre la doxa, la mera opinión, lo que no tiene límites; y lo estructural, lo que parte de un criterio y pone límites a los enunciados. Entonces, tengo una pregunta: Si el objeto de la lingüística es la lengua [C], de qué es objeto el sujeto, ¿de la formación? [NC], diríamos que sí, como vimos en las otras entregas (en relación con: el trabajo propio en el marco de una relación heterogénea con un otro investido, y una propiciada por Otro que inviste y que está marcado por la falta), pero si el sujeto una vez entra en la lengua y con ello queda imbuido en el habla, la formación entraría en la compleja misión de capturar al sujeto creando condiciones de posibilidad que lo confronten con la estructura de su lengua y su condición de hablante [N→-N-C], ¿esto haría al sujeto objeto de la formación, o el objeto de la formación sería más el saber sin importar que el sujeto devenga en sujeto formado? Digo esto, porque me parece que podríamos poner el objeto de la formación más en el sujeto que en el saber o viceversa, si es que se puede decir que la formación tenga un objeto: Yo creo que sí, por muy necesario y contingente que sea ese proceso. Y si como dice Gadamer, la formación no puede ser un verdadero objetivo, yo creo que cuando el profesor Guillermo introduce la idea de la "decisión" se puede considerar la idea de un objeto para la formación, que desde Saussure no tendría nada que ver con el sujeto en sí, sino con un sujeto en relación con un saber concreto más que con lo que suceda entre sujetos. No sé si me hago entender, pero a lo que voy es que, la formación no es objeto sino efecto como dice el profesor Guillermo, pero atendiendo a la "misión de formar" que es lo que entiendo que Comenio quiere explicitar, la conciencia de sí al estar atravesada por al decisión introduce una responsabilidad en el sujeto que hace que su relación con el saber sí sea objetivo. Entonces, ¿se puede decir que sí hay un objeto de la formación el cual es el saber y en consecuencia deviene sujeto formado?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Rubén

      Me gusta la idea de que al “fin superior” que concibe Comenio le podamos dar un soporte: el lenguaje, que a su vez soporta la conciencia de sí (y ahí estamos cerca del “conócete a ti mismo”).
      Saussure hace la diferencia entre lengua (código) y habla (uso) para decir que lo analizable es la lengua (tiene una regularidad), mientras que el habla no es analizable (es heteróclita). Durante el curso, he estado neutralizando esa diferencia hablando sólo de ‘lenguaje’. Pero, si atendemos a la diferencia que hace Saussure —y que trae a cuento Rubén— hemos de decir que la formación es a la lengua (ambas estructurales), lo que la educación es al habla (ambas realizaciones contextuales).
      Ahora bien, la lengua no es contingente (tiene estructura); lo que es contingente es EL ENCUENTRO CON EL LENGUAJE: el lenguaje no está en nosotros naturalmente; cuando somos interpelados por él, podemos responder y, entonces, esa contingencia se nos vuelve constitutiva, necesaria [NC]. Mientras tanto, el fenómeno interesante es el lenguaje (todavía el niño no discrimina la lengua).
      La lingüística tiene a la lengua como objeto, en el sentido de OBJETO DE CONOCIMIENTO. En ese mismo sentido, podríamos decir que el sujeto es objeto de conocimiento de la antropología (digo esto sólo para la comparación). En cambio, tomar por objeto algo, en general, puede ser muchas cosas; en la formación, por ejemplo, el maestro toma por objeto el saber (sin importar —como dices— que el sujeto devenga formado).
      Así, el estudiante no sería el objeto de la formación, aunque en el marco de los acontecimientos educativos sí pueda ser, en algún momento, objeto (como cuando corregimos la posición de un niño en el asiento). Una vez la persona entra en la lengua (que realiza en el habla), podemos interactuar con ella; y si esa interacción crea ciertas condiciones de posibilidad (por ejemplo: confrontación con la condición de hablante-carente), entonces habrá “captura” —como dices— del sujeto.
      La formación no es un objetivo (Gadamer), sino un efecto posible de hacer con el saber de cierta forma, delante de otros que nos han sido asignados. Eso es estructural, pero para que esa estructura funcione, se necesitan ciertas acciones específicas de sujetos concretos, pues las condiciones mencionadas son de posibilidad PARA EL DESEO, que requiere la decisión de los sujetos (siempre y cuando interactúen de cierta manera). En ese sentido, es efecto, independientemente de que en el camino haya muchas acciones, con muchos productos efectivamente buscados (callar, hablar, leer, escribir, dibujar, pensar…). Comenio dice ‘misión’ por ponerle un nombre distinto al de ‘acción’, pues tiene algo de más: el deseo. Cuando hay deseo, el saber será un objet(iv)o.

      Borrar
  7. Comenio habla de la formación en condiciones contextuales diferentes a las que se viven en la actualidad; la discursividad que hay en la Didáctica magna también está distante a las acostumbradas proposiciones de la educación de hoy. Sin embargo, hay elementos en esta obra, como se ha venido planteando, que pueden ser útiles para el entendimiento de formación y sus funcionalidades que derivan de una estructura determinada.

    De acuerdo a lo que menciona Bustamante, “si le damos al lenguaje –al verbo- un papel inaugural (estaba al principio), ahí podríamos encontrar un soporte a la conciencia de sí”, se podría validar aún más la sentencia griega “conócete a ti mismo” y la “disección” hecha en una clase presencial, donde se advirtieron aspectos pertenecientes al contexto, y criterios estructurales. Por tanto, tal sentencia podría verse vigente, guardando las proporciones.

    Retomando ideas de García Calvo, que podrían sustentar un poco más el papel del lenguaje; trayendo la palabra Realidad a colación, el autor presenta en su despliegue histórico, ciertas ambigüedades: en aquellas expresiones rotundas y categóricas, por ejemplo: « ¡Esa es la dura realidad! », se ve como la palabra se desliga de su raíz etimológica y de su significado más preciso. Así que, al retornar “El Plan”, se ve la palabra “como un principio de clasificación”; pero en diferentes contextos, se le adjudicaría significados diferentes, alejándola de su origen y haciendo más complejo situarla.

    Al final, la concepción y el pensamiento que hay detrás de la palabra realidad no estarían lo suficientemente representados, ¿habría, pues dentro de la palabra misma, una limitación?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Andrea

      De acuerdo: Comenio habla desde otro contexto, con otro discurso. Pero hay una manera de leerlo que nos permite poner en relación la lógica de su planteamiento con la lógica de la formación (no entre las anécdotas de ayer y de hoy).
      Si Comenio nos interpela “conócete a ti mismo”, tiene que sostener ese pedido anunciando luego que al hombre le fue dada un “alma de sí mismo”. Entonces, nosotros nos preguntamos por el soporte de ese idea y llegamos al lenguaje, lo cual no va en sentido opuesto a Comenio, pues él mismo alude a la creación, que es descrita tal como es descrito el lenguaje: principio de clasificación (según esto, ¿la idea de “creación” provendría de los elementos relacionados con la estructura del lenguaje?). O sea: ni contendemos ni nos mostramos de acuerdo con Comenio, pues vamos detrás de su lógica; de igual forma, podemos buscar la lógica de las ideas actuales, más allá de que estemos o no de acuerdo con ellas.
      Como dices, las ideas de García Calvo realzan el papel del lenguaje en todo este tinglado, mostrando que la ‘realidad’ no es el referente del lenguaje, sino un producto suyo.
      Respuesta a la última pregunta: es eso lo que hemos venido diciendo con la idea de ‘anomalía’ como falta INTERNA al lenguaje mismo.

      Borrar
  8. El proceso formativo no puede darse sin un ideal, un horizonte que proyecte sus acciones, este ideal no es el único elemento que se presenta en dicho proceso, dado que la formación, requiere sostener el deseo del saber que demanda el “conocerse a sí mismo”, lo cual plantea la exigencia y el rigor que le permita al sujeto sostenerse: “la formación es algo complejo y difícil (…) “tiene una variable que corresponde al horizonte independientemente al valor que se le dé”.
    Sin embargo “Dios no mando secamente al hombre que existiese” “le inspiró”, una “conciencia de sí”, cuya base está en “el lenguaje”, en “la palabra” signo que nos diferencia de otras especies y que constituye la condición humana. “la palabra es un principio de clasificación” que “crea un espacio”, y “ordena el caos” y “hace la luz”:
    Comenio proyecta el ideal a la comunión con Dios, el hacedor y ordenador, el principio y la palabra. Principio que se actualiza en cada época donde para la formación se plantea un discurso que condensa el ideal, el horizonte. Y para responder a la acción humana es la palabra la que da cuenta de sí, la que otorga la posibilidad del discurso, de la producción de un saber sobre “sí” mismo, un saber que legitima su proximidad al enunciado, a la construcción del recorrido en el que las diversas acciones aproximan o dispersan al sujeto de alcanzarlo.
    Es la palabra, el lenguaje la que actúa como “instrumento” de “permanente actividad para la construcción- destrucción de lo realizado en el acto de su transmisión” que configura y modifica el mundo. Como diría García Calvo: “O, dicho en lenguaje ontológico, el ser se manifiesta en acto; este acto tiende a modificar el ámbito del ser, pero a su vez repercute sobre el ser mismo, que sufre por ello modificación; la modificación del ser,”.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Alfonso

      El ideal NO le pertenece a la formación propiamente, entre otras porque el ideal tiene el riesgo de arruinar todo: a medida que es más grande, más insignificantes son nuestras acciones en pos de su consecución (así, el ideal se nos devuelve como posición depresiva). Ahora bien, la educación tiene distintas maneras de ver el horizonte: desde idealizaciones delirantes (“orientar los destinos del país”, enunciado de la ‘misión’ de la UPN), hasta propósitos acotados (“acercar a los niños a la lectura”). Pero todo eso se da en la educación, son frases de contexto. En relación con la formación, hemos dicho que entre las condiciones que la hacen posible está el HORIZONTE. ¿Qué quiere decir eso? NO quiere decir este o aquel ideal, no tiene que ver con este o aquel propósito explícito… tiene que ver con la DIRECCIÓN DEL DESEO que infieren, tanto el estudiante del docente, como el docente del estudiante, y que no tiene por qué ser consciente, ni en uno ni en otro. El maestro puede hablar de “integración”, de “la importancia del conocimiento”, de “el futuro del país”, de “la posición crítica”… pero ¿es eso lo que orienta su acción?, ¿es eso lo que siente el estudiante? Igualmente, el estudiante puede decir que quiere superarse, que ahora sí va a estudiar, que va a dejar de ser díscolo… pero ¿esas expresiones son las que orientan su acción?, ¿es eso lo que siente el profesor?
      Si el ideal, por “bueno” que sea, no orienta la acción, no es el ‘horizonte’ del que estamos hablando.

      Borrar
  9. Entiendo que no se emprende una labor educativa sin que haya un horizonte y que ese horizonte es una variable de la estructura de la formación. Entendiendo que la formación no es el cumplimiento de propósitos u objetivos técnicos.
    El hombre, está destinado a un fin superior al de todas las demás criaturas, es una contingencia necesaria. Lo que el autor denomina” dictado de la razón” no es algo que se dé naturalmente, sino algo por decidir.
    Retomando el ejemplo de que, para Comenio, hay que unirse a Dios para gozar eternamente con Él, y la misión de la universidad Pedagógica nacional, El “plan”, al menos en la formación como lo entiendo, es una especie de excusa, un motivante, lo concreto no es el resultado de los buenos propósitos, sino la síntesis de múltiples determinaciones, o como afirma Marx, entender algo trasciende al horizonte.

    ResponderBorrar
  10. Respecto a la idea del lenguaje como soporte de la conciencia de sí mismo que plantea el profesor en respuesta a uno de los comentarios. Considero que el primer capítulo de Agustín García Calvo nos da claves para comprender que el lenguaje supone el universo de lo simbólico y estructurado, específicamente, me detengo en su interrogante sobre ¿Qué es entonces lo que en el proceso de creación o transformación de la realidad hace el lenguaje?; al respecto, no me queda muy clara la idea de Supraestructura. Sin embargo, me permito traer a Bourdieu, ya que en su obra “¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos” precisa a la lengua como concepto abstracto, que queda reducida a una categoría simple en el plano estructural, mientras en la práctica estaría como código, ya que no solo establece las relaciones entre sonidos, sino, además, “el sistema de normas que regulan las prácticas lingüísticas” (Bourdieu: 1985, p. 19)
    Ahora bien, ubico el proceso formativo que se lee en Comenio, específicamente cuando plantea que “y el que dedicase su espíritu al estudio de la sabiduría, jamás llegará a su fin porque cuanto más vaya conociendo, más aún verá que le falta por conocer (Comenio; 2017, p. 43) Lo comprendo como un proceso de distinción en que cada uno de los intercambios lingüísticos, los hablantes definen la estructura a la cual pertenecen y ratifican en ella la función. Así, el formador, según entiendo, “desea” tal saber por cuanto es consciente de esa falta por conocer y dirige sus acciones para conocer lo real y objetivo a través del lenguaje.

    ResponderBorrar
  11. En la lectura sugerida, encontré algo que me gustó mucho y se puede vincular a este análisis que nos sugieres de Comenio. "De la vida no se puede hablar, porque el solo hecho de hablar de ella la ra­cionaliza y la transforma en realidad; de la razón no se puede ha­blar, porque es ella la que habla: si a su vez se habla de ella, ya no es ella la que está hablando, sino que se ha hecho objeto del hablar y reducido a realidad y siendo ella por definición lo que habla, no puede ser aquello de que se habla¡ de manera que, cuando se habla de ello, ya no es de ello de lo que se habla".
    Con lo anterior, entonces podría decir que la formación esta directamente relacionada con la razón y que una vez el sujeto toma el camino de la formación que decíamos es una decisión irracional, se adentra en la comprensión de la realidad. Una realidad que sólo es posible intentar explicar por medio del lenguaje, aunque es una realidad que cambia y evoluciona mientras que Dios es estructural, estático, firme inapelable quizás por eso no intentamos explicar a Dios, convirtiéndolo en el fin del camino que se decide tomar.
    En todo esto pienso que la educación no necesita tener un fin noble en general ningún fin, solo necesita comprender que su función es brindar posibilidad ya que el sujeto es el que decide, es el que busca el fin a partir de su propia realidad.

    ResponderBorrar