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jueves, 19 de marzo de 2020

01. Conócete


Comenio comienza su Didáctica magna haciendo alusión a la sentencia «Conócete a ti mismo» [I, 1]. Si bien se la atribuye a Pittaco (650 a.C. - 568 a.C), sabemos que también ha sido atribuida a sus contemporáneos Solón (638 a.C. - 558 a.C.), Tales de Mileto (624 a.C. - 546 a.C) y Quilón de Esparta (600 a.C. - 520 a.C), todos integrantes del grupo de los Siete Sabios de Grecia.
La sentencia citada es una requisición: es decir, un acto de lengua en el que el hablante busca ver realizado por su interlocutor el contenido lógico de su enunciado, en virtud de la relación social que sostiene con él [Baena, 1992:17-18][1]. ¿Por qué la trae a cuento Comenio? Veamos, inicialmente, el enunciado mismo, el cual tiene —al menos— los siguientes tres presupuestos:

  • El sujeto tiene una dimensión cognitiva. Comenio dice: «Vivimos aquí una triple vida: vegetativa, animal e intelectiva» [II, 4]; de lo contrario, no se le pediría que conociera algo: a sí mismo, en el caso de la sentencia.
  • El sujeto que conoce no obstante se desconoce a sí mismo; de lo contrario, no habría razón para hacerle esa requisición. En el nivel estructural interesa verificar que hay un saber de por medio, no importa cuál; en cambio, en el nivel histórico interesaría establecer de qué tipo de saber se trata cada vez.
  • Hay beneficio en conocerse a sí mismo. La sentencia en comento exhorta al destinatario con el fin de beneficiarlo. De igual manera, en el nivel estructural interesa verificar que la acción se realizaría en pos de un horizonte, no importa cuál; en el nivel histórico, en cambio, interesaría establecer a qué tipo de beneficio se alude.
Ahora bien, si el sujeto tiene la capacidad de conocer y no obstante se desconoce a sí mismo, es porque algo se opone: «Es evidente que este supremo grado de la vida esté en nosotros oscurecido y como dificultado por los demás […]» [II, 4][2]. No en vano, Diógenes Laercio [Lib. I, §40] —para quien la sentencia es propia de Tales de Mileto— cuenta que, ante la pregunta de qué es difícil, Tales respondió: «El conocerse a sí mismo» [Lib. I, §36].

Entonces, de acuerdo con la sentencia («Conócete a ti mismo»), no basta con la capacidad cognitiva: es necesario hacer un esfuerzo adicional que, según parece, es más importante… de ahí su forma imperativa. Si bien el hombre «ejercita su entendimiento, advirtiendo las diferencias de las cosas» [II, 5], falta todavía algo, pues se espera que al final la voluntad asuma la dirección, «aplicándose a ciertos objetos y apartándose de otros» [II, 5].
La sentencia pide que la acción emerja en el sujeto mismo: sólo él puede realizarla (por eso se habla de la voluntad en la referencia anterior). No sobra decir que Dios —«fuente de la […] sabiduría» [I, 2]— sabe cómo es cada sujeto y podría informarle lo que es; o sea, no es que falte saber al respecto en alguna parte. Más bien es que esa labor debe desplegarla el sujeto mismo que, de entrada, no sabe qué o quién es[3]. Así, si otro —no importa quién, podría ser Dios— le dijera lo que es, habría dos opciones: alienación u olvido.
  • En el primer caso se trataría de una verdad con efecto alienante, sin efecto formativo, pues no la habría creado el mismo sujeto. Decirle lo que es (que otro lo conozca, que el conocimiento venga desde afuera) no conllevaría al beneficio esperado en la sentencia. ¡Para la formación no hay atajos! No estamos hechos para que nos digan lo que somos, pues tal declaración —otro acto de lengua— sería un saber-ajeno con pretensiones de universalidad (“estás en la etapa post-convencional de desarrollo moral de Kohlberg”, por ejemplo) y dirigido a un sujeto considerado solamente en su dimensión epistémica. Lo alienante está en que el sujeto se identifique con esa declaración, a partir del cual crea, por ejemplo, que no puede (porque se lo dijo un profesor) o que es un alcohólico (porque se lo dijeron en AA) o es un bipolar (porque se lo dijo un psiquiatra).
  • En el segundo caso, el sujeto olvida ese saber sobre él, como se ve en el relato “Inferno I, 32” (1960) de Borges: después de que Dios le declara —en un sueño— a Dante el secreto propósito de su vida y de su labor, éste «supo al fin quién era y qué era»; pero, al despertar, «[…] sintió que había recibido y perdido una cosa infinita, algo que no podría recuperar, ni vislumbrar siquiera […]»[4].


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Baena, Luis Ángel [1992]. «Actos de significación». En: Lenguaje N° 19-20. Cali: Universidad del Valle.
Borges, Jorge Luis [1960]. “Inferno I, 32”. En: El hacedor. (Obras Completas. Buenos Aires: Emecé, 1974).
Laercio, Diógenes [Siglo III]. Vida de los filósofos ilustres. Madrid: Alianza, 2007.




[1]     Como se trata de funciones semióticas, los hablantes concretos pueden ser plurales o nominales.
[2]     Subrayados nuestros.
[3]     Es decir, como objeto y como sujeto, según sugiere Jorge Luis Borges en el relato “Inferno I, 32”.
[4]     Ídem., p. 807. Subrayado nuestro.


22 comentarios:

  1. De acuerdo con los presupuestos del enunciado «conócete a ti mismo» hay un vacío o ruptura entre la dimensión cognitiva y el desconocimiento que el sujeto tiene de sí mismo. Por tanto, para que haya una acción sobre sí mismo, el sujeto debe conocer, es decir, adquirir un saber que es propio del sujeto más no universal. Ese saber oscurecido o dificultado como lo expresa Comenio, según entiendo, no puede ser expresado en términos estructurales, pues lo estructural es universal, aplica para todos los sujetos sin importar su condición cognitiva, social, etc., como lo vimos en el ejemplo en clase de la tabla periódica o el ajedrez. Ergo, en la clase anterior, a propósito de Bachelard, el conocimiento científico perteneciente a la esfera de la formación no está situado históricamente y en consecuencia refiere a lo estructural del campo. Aquí tengo un problema de comprensión: Si lo estructural tiene pretensiones de universalidad, puesto que busca una verdad que aplique al campo sin importar su situación histórica, ¿donde estaría la esfera o campo del saber que el sujeto necesita para conocerse a sí mismo? Si el conocimiento estructural del sujeto produce efecto formativo, entonces lo estructural no pretendería la universalización, pero como vimos, lo estructural sí tendría pretensiones universales al establecer criterios aplicables al campo independientemente del contexto. Entonces, lo que el sujeto necesita saber o conocer de sí mismo ¿es un saber estructural o no?

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    1. Gracias, Rubén

      Efectivamente, como dices, hay un vacío entre conocimiento y desconocimiento de sí. Y que el Otro sepa sobre el sujeto no ayuda. Pero ¿se trata de adquirir un conocimiento o de lo que ocurre el pos de adquirirlo? ¡Esa es la clave de la formación!
      Ahora bien, hay una diferencia entre ‘estructural’ y ‘universal’. ¡También hay una estructura de lo singular! El saber universal, que aplica para todos los sujetos, tiene una estructura (por eso, la descripción del Covid-19 no es sólo para Wuhan), pero no tiene la estructura de lo singular (por ejemplo, el porqué de la angustia de un sujeto confinado a causa del coronavirus).
      La escuela toma como eje el saber universal (matemáticas, filosofía, química, historia, física…), pero LA FORMACIÓN es LO QUE OCURRE cuando un sujeto singular pasa de no tener relación con el saber, a tenerla. Por eso no se trata de un saber, sino de algo que ocurre a propósito del saber.
      O sea que tu pregunta sigue en remojo. Comenio nos dará claves.

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    2. En el enunciado «conócete a ti mismo» se puede identificar un desconocimiento del sujeto sobre sí mismo, es decir que el sujeto se encuentra ante una falta de si, una ausencia respecto a un saber, no obstante el sujeto tiene la posibilidad de conocerse, es decir hay un conocimiento, un saber susceptible de conocer, el cual no puede ser otorgado por un Otro, pero si se puede dar en relación con este. Por ello el mismo sujeto tiene la posibilidad de tomar la decisión acerca de querer descubrir (se), construir (se) ese conocimiento. Lo que lo posiciona en relación con un saber acerca de sí mismo. Por esta razón ese tipo de saber es un saber singular propio de cada sujeto.
      Respecto a lo estructural se encuentra más cercano a la “condición humana”, lo que compartimos como sujetos que nos diferencia de otros seres vivos, que siempre está presente, no puede, no estar independientemente de las esferas de la praxis. Teniendo en cuenta lo anterior ¿Qué es lo estructural en la Didáctica Magna?

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    3. Gracias, Dayan
      La falta que señala el enunciado NO es respecto a un saber. Si así fuera, ¿por qué no comunicárselo al sujeto? La falta, en función de la cual trabajará el sujeto, implica ciertas acciones, ciertas relaciones que constituirán lo que llamaremos ‘formación”. Ya lo veremos. Y, efectivamente, el sujeto tiene que decidir, consentir con un PROCEDIMIENTO que involucra al Otro, no sencillamente a un saber.
      ¿Qué es lo estructural en la Didáctica Magna? Esa es la pregunta del seminario. Espero que tengas una respuesta propia al final.

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  2. En las sesiones anteriores de clase, dos aspectos relevantes permitieron la apertura de una discusión: la estructura (campo estructural) y las esferas de la praxis (campo contextual o campo pragmático); se analizó como los criterios desde el campo estructural, pueden ayudar a dirigir la investigación; asimismo, se advirtió que existen otros criterios que no pertenecen a la estructura, pero que son igualmente importantes para la conformación de una metodología investigativa.
    Por otro lado, la sentencia griega que Comenio inserta al inicio de la Didáctica magna, “conócete a ti mismo”, que es denominada además como requisición o imperativo; podría aportar más a la mencionada discusión. Se ve entonces, a partir de los tres presupuestos, que el sujeto puede asumir la labor, ya que cuenta con dimensión cognitiva, con capacidad de conocer, pero a la vez con desconocimiento, y en tercer lugar, con el beneficio en conocerse a sí mismo, que lo percibo como una posible solución a tal desconocimiento. Lo anterior puede mostrar una vez más, al sujeto transitando entre la estructura y lo contextual, llevándolo a identificar y constituir, por medio de criterios encontrados en el nivel estructural y en el nivel histórico, un conocimiento determinado.

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    1. Gracias, Andrea

      Como dices, el sujeto puede ASUMIR LA LABOR de conocer, pero está AFECTADO por algo que no le permite conocerse a sí mismo. Algo tiene que ocurrir (condiciones de posibilidad) para que se decida a hacerlo. ¡La concreción de esas condiciones de posibilidad es a lo que podemos llamar ‘formación’! Ojo porque no son propósitos… Ya lo veremos.
      El llamado a conocerse a sí mismo NO viene del sujeto, sino del Otro. El “beneficio”, hasta ese momento, es lo que supone el Otro. Si lo supusiera el sujeto de entrada, ¡no habría que hacer la requisición!
      La solución no es conocerse, sino hacer el camino.

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  3. LUIS FERNANDO BARRERA SIABATO
    La dificultad para verdaderamente ver realizada la sentencia "conócete a ti mismo" para el sujeto, pasa por el peso que ejerce el contexto en la construcción del mismo. El conocer en los primeros años pasa por la opinión y luego por el aprendizaje de contenidos desde autoridades a las cuales se les entrega la voluntad. La imagen de si, también se ve construida por actos de lengua que crean para el sujeto ideales a seguir y alcanzar. De esta manera, sólo cuando el sujeto comienza a revelarse a lo tradicional es que puede comenzar a construir el objeto a conocer (su propio ser). Pero aquí nace una inquietud, ¿hasta qué punto el sujeto puede poner "entre paréntesis" el contexto para poder construir el objeto?

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    1. Gracias, Luis Fernando

      Luis F. tiene una hipótesis: la dificultad para conocerse a sí mismo es el contexto. Pero entonces, ¡esa dificultad no sería estructural! Así, podría darse el caso de que un contexto sí lo facilitara y, entonces, Comenio no tendría razón es pedirlo a todos. Pero si la sentencia tiene milenios es que porque ha travesado todos los contextos, todas las épocas. Creo que lo contextual le pone el color, el matiz… a un asunto que nos afecta a todos.
      La imagen de sí está hecha de manera muy compleja. No basta con decir que tiene que ver con lo que el sujeto encuentra en lo social, pues nos toca explicar cómo se produjo el sujeto que es capaz de acoger esas propuestas sociales. Ya lo veremos con calma.
      El asunto de los conocimientos con los que el sujeto va entrando en contacto a lo largo del paso por la escuela es sólo un aspecto. Loa formación NO es el resultado de la acumulación de saber, ni de ir asumiendo una creciente complejidad del saber.
      Cierta “rebeldía” tiene que ver, por supuesto, pero hay que entender de qué se trata, pues el desconocerse a sí mismo es otra forma de rebeldía.

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    2. Ante el interrogante, ¿Hasta qué punto el sujeto puede poner "entre paréntesis" el contexto para poder construir el objeto? Se toma como punto de partida que una de las ideas centrales de éste Seminario es leer la “Didáctica magna” de Comenio desde el ámbito estructural, atendiendo a unos criterios de clasificación ligados a un número infinito de reglas y de elementos. Lo anterior presupone, en primera instancia, una comprensión sostenida respecto al concepto de campo¬ que opera estructuralmente; por otra parte, una búsqueda permanente de las posibilidades epistemológicas en la construcción del objeto. Pensar en términos de campo (Bourdieau,2000) implica reconocer que el sujeto se encuentra en tensión permanente, moviéndose entre la esfera de la praxis y del campo. Según se observó en el esquema de la Formación (lógica modal), hemos avanzado hacia la comprensión del efecto formativo, más concretamente en la caracterización de tal contingencia, esto es, mantener la imposibilidad de construir el saber y efectivamente, adquirir la capacidad de abstracción (Bachelard, 2000) propio de la construcción del objeto.

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    3. El conocimiento del propio sujeto puede en determinado momento partir desde lo contextual. El individuo no requiere conocer la estructura social para formarse una idea de los criterios que el sistema social le exige en su espacio y tiempo. Ahora bien, la ausencia del conocimiento de estructuras puede hacer que la búsqueda del auto-conocimiento sea una tarea bastante ardua, pero finalmente el que dispone de la razón, atravesaría esa limitación. La expresión "conócete a ti mismo" sobrepasa lo contextual, es decir que si bien en determinados contextos parecería más simple razonar, en otros sería una tarea complicada. Con lo cual se podría sugerir que "el conócete a ti mismo" va dirigido de manera estructural al sujeto, sin embargo, no está sentenciada para todos los sujetos, puesto que no ha todos les parecerá trascendental o no tendrán la posibilidad de superar el contexto para razonar.

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    4. Gracias, Leidy
      Buena precisión para todos: estamos leyendo la “Didáctica magna” atenidos a criterios estructurales (que le dan una ubicación a lo contextual).
      Ahora bien, pensar en términos de ‘campo’ implica entender, de un lado, que allí el sujeto se define por la tensión; y, de otro lado, que las esferas de la praxis pueden tributar o no, en alguna medida, al campo. En ese sentido, nadie ‘pertenece’ al campo. El campo es una inferencia. Se puede, por ejemplo, pertenecer a la “comunidad académica” (que es una esfera de la praxis) y del trabajo que allí hagamos se puede inferir si le tributamos o no al saber.
      El objeto de conocimiento es una puesta "entre paréntesis" del contexto, pero para eso el sujeto tiene que estar en un contexto.

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    5. Gracias, Carlos P.
      El conocimiento que el sujeto busque de sí mismo NO PUEDE estar por fuera de lo contextual. La pregunta es qué de lo estructural está realizando lo contextual. Pongamos un ejemplo: hace unos años se les pegaba a los escolares para disciplinarlos, mientras que hoy los disuadimos vía la comunicación. Ambas formas son contextuales. Pero la idea de DISCIPLINAR no es contextual. Por eso, no busca “con ayuda de una estructura” sino A CAUSA de que hay estructura. Piensen en el lenguaje: la estructura sintáctica no es algo que se busque o no, es una condición de cualquier cosa que hagamos con palabras.
      Como dice Carlos: "el conócete a ti mismo" va dirigido de manera estructural al sujeto.

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  4. Tomando algunos conceptos expuestos en las sesiones del seminario, se pude afirmar que hay una relación directa entre cultura y saber pero que el conocimiento tributa a la gramática general. En ese sentido, la formación depende del tipo de encuentro humano, pero el saber depende de los que se está dispuesto hacer para construir ese saber (construir conocimiento es perder algo)

    Por consiguiente, Comenio podría poner el “Conócete a ti mismo” como una acción de proyección futura del sujeto. Lo que significaría que cada uno de nosotros debe preocuparse por lo que hace, por lo que dice, de manera que podamos construir ese saber. En otras palabras, el conócete a ti mismo sería una constante reflexión de nuestro accionar.

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    1. Gracias, Juan Camilo (alias John)
      Estoy de acuerdo con las siguientes ideas:
      1.- Que Comenio pone el “Conócete a ti mismo” como acción de proyección del sujeto. Quiere decir que el estatuto de lo humano está, por definición, postergado. Por eso, el sujeto del que hablamos está afectado por una falta (¡se desconoce a sí mismo, no obstante estar capacitado para conocer!).
      2.- Que hay una relación entre cultura y saber: es la cultura la que hace posible el saber… pero también es la cultura la que lo impide, la que lo recontextualiza, la que lo descontextualiza, etc. Si hay esferas de la praxis que den pie a la producción de saber, ese trabajo le estará tributando a la gramática general.
      3.- Que la formación depende del tipo de encuentro humano (ya lo veremos).
      4.- Que el saber depende de lo que se esté dispuesto hacer, pero, eso sí, en el marco de una esfera de la praxis (presente) y delante de otros (pasado) que le han tributado a ese saber (campo).
      5.- Que si no se pierde algo, no se está construyendo conocimiento.
      PERO NO estoy de acuerdo con el DEBER-SER del final del comentario: de acuerdo con dicho (esfera de praxis, campo), ¿dónde quedan los buenos propósitos?

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  5. "El conocer en los primeros años pasa por la opinión y luego por el aprendizaje de contenidos desde autoridades a las cuales se les entrega la voluntad".

    Frente a la anterior afirmación, surge la pregunta, ¿Es un paso inevitable, transitar de la opinión y posteriormente al aprendizaje?. El texto expone la capacidad de conocer del sujeto pero aún así seguimos desconociendo ¿Qué es lo que se nos opone a ese poder conocernos? ¿Qué es lo que va más allá de la capacidad cognitiva para poder lograr ese conocimiento de sí mismo?. Algo que sólo podemos lograr nosotros, pero para ello ¿Es significativo el contexto? o se relaciona más allá del ¿Qué significa conocernos?. Desde uno de los presupuesto de Comenio en cuanto vivimos una triple vida, vegetativa, sensitiva e intelectiva. Planteados desde el plano instintivo y otros en el plano celestial, desde Comenio. En donde el primero corresponde a las primeras etapas de la niñez ( instintivos) y en la juventud y en la etapa adulta, afirma el autor, se valdrá del conocimiento proveniente de la razón. Pero allí me cuestiono nuevamente ¿Tal vez muchos nos hemos quedado en la etapa instintiva?

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    1. Gracias, Yurany
      ¿Cómo podríamos advenir sujetos (hablantes) y estar en el conocimiento? El conocimiento es un esfuerzo contra la manera de relacionarlos con los otros y con el mundo. Por eso se conoce contra nosotros mismos, contra la opinión (la doxa social).
      (Cfr. “La formación del espíritu científico” de Gaston Bachelard)
      Ahora bien, la palabra ‘aprendizaje’ no nos dice para dónde va la cosa. Se aprende la doxa, se aprenden los ritos, se aprende la antropología. En ese sentido, el aprendizaje está desde el comienzo, como la opinión. El conocimiento es otra cosa. Y no está garantizado por el aprendizaje’ dispensado por la educación que es, insisto, una esfera de la praxis, NO el campo del saber.
      Es muy importante la pregunta: ¿Qué se opone a poder conocernos? Ya avanzaremos hacia allá.
      Y a la pregunta ¿Qué que va más allá de la capacidad cognitiva para poder lograr ese conocimiento de sí mismo?, la respuesta es: LA FORMACIÓN. Toca, entonces, entender qué es la formación, que no sería sólo contexto, pero que sólo se da en contexto (si maneja ciertas condiciones de posibilidad).

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  6. La sentencia “conócete a ti mismo” es una invitación al autoconocimiento, presupone la necesidad del conocerse así mismo para acceder al saber. Si bien como dice el texto el sujeto tiene capacidad de conocer, este conocimiento está desarticulado con el conocimiento de sí mismo, ya que en el conocimiento de sí mismo se encuentran implícitas otras preguntas necesarias para poder definirse, entre ellas ¿qué soy?, ¿quién soy?, ¿adónde voy?, ¿qué quiero?, ¿de dónde vengo? etc. Estas preguntas no las puede definir otro sujeto, ya que sería una definición superficial o universal como la han definido otros compañeros en sus comentarios, ni se trata de lo que pienso que soy ya que lo que pienso que soy es muy diferente a lo que realmente soy. “conócete a ti mismo” presupone comprenderse y aceptarse, trabajar en mi naturaleza y mis limitaciones con el fin de poder desarrollar el conocimiento (formación). Este comprenderse y aceptarse lo entiendo como la estructura de lo singular.

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    1. Gracias, Leonardo
      Si se fijan en el primer parágrafo del Cap. I (donde Comenio nos recuera la sentencia “conócete a ti mismo”) ya allí se ve que no se trata sencillamente de autoconocimiento. ¿No está el Otro ahí involucrado? Y tampoco se trata de, primero conocerse y, segundo acceder al saber, pues entonces la formación sería una acumulación y, más bien, la vamos a pensar como discontinuidad.
      Las preguntas ¿qué soy?, ¿quién soy?, ¿adónde voy?, ¿qué quiero?, ¿de dónde vengo? –que plantea Leonardo– son propias de lo humano: sólo pueden existir gracias al lenguaje. Sin embargo, la idea de “conocerse a sí mismo” ¡no es la de resolver esas preguntas, sino la de estar en otra posición frente a ellas! Y, tal como dices, las respuestas no las puede dar otro. O sea que ya estamos más allá de la idea de “aceptarse” y cosas como esas, dada la complejidad y singularidad del sujeto.
      Formación no es conocimiento.

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  7. La alusión que realiza Comenio “conócete a ti mismo” es una “invitación” un “llamado” propuesto desde un Otro al sujeto, como una requisición frente a su proceso de formación, porque el sujeto necesita cubrir un vacío (instinto) por que él no posee un saber natural como lo tiene el animal. Entonces, como una manera de restituirse como sujeto en un proceso de formación - si es que él decide asumirlo- establecería un vinculo con el saber, con el saber mismo, cuya implicación demanda de una decisión que exige dejar algo y asumir otra cosa diferente, y en ese camino vivir el duelo de ese distanciamiento, porque su lucha está frente a la gramática, a la disciplina, al campo como una condición formal de poder ampliar su contexto cultural como sujeto y de lograr algún grado de satisfacción. Decisión que demanda al aprendiz sacrificio para estar a la altura del saber y poder sostener el deseo.

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  8. En clase, se comentó que es el otro quién nos enseña el lenguaje y es en el otro en quién nos reconocemos como sujetos. De esta manera, conócete a ti mismo, sería en principio un reconocimiento del otro en las primeras etapas de la vida, de quien imitamos gran parte de nuestros comportamientos. En etapas más tardías, es cuando inicia el conocimiento interior porque ya no se quiere imitar al otro sino que se quiere encontrar el verdadero yo, ya no se busca parecerse al contrario se busca ser diferente.
    En este sentido, el conócete a ti mismo sería parte del proceso formativo, dado que es un trabajo impuesto por el otro y adquirido por el sujeto casi que de forma inconsciente, dado que es una búsqueda constante del quién soy?

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    1. Gracias, Sonia
      El Otro (con mayúscula) nos enseña el lenguaje; y en el otro (con minúscula) nos reconocemos como sujetos, ¡más allá de las primeras etapas de la vida!: de eso vive la moda.
      Atención con la diferencia: otro vs. Otro.
      Como sugiere Sonia, nos toca pensar la sentencia “conócete a ti mismo” en el marco de esas dos relaciones. Una cosa es responder a la requisición con un “soy lo que el otro reconoce en mí”, a responder, más allá del reconocimiento frente al saber (que es un Otro).
      NO HAY “verdadero yo”, según las complejidades que estamos poniendo en escena.

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  9. Gracias, Alfonso
    De acuerdo: el llamado de Comenio (“conócete a ti mismo”) no lo hace un semejante (un otro, con minúscula), sino un Otro (con mayúscula). Y esa requisición algo dice de la formación. ¡Pero no es que ahora ustedes vayan a la escuela a decirles a los niños que se conozcan a sí mismos! Esa fue la manera de Comenio, gracias a lo que tenía a la mano. Por eso, en este seminario nos preguntamos qué hay de estructural en esa forma contextual de hacer la requisición y, en consecuencia, si hay otras requisiciones que sea estructuralmente equivalentes.
    Ahora bien, el vacío del sujeto no es el instinto, sino lo que quedó justamente por haber dado la espalda al instinto, a causa de haber aceptado meterse al lenguaje. Por lo tanto, ese vacío no es “llenable”, o sea que no hay respuesta ideal al llamado de conocerse a sí mismo.
    Más que “restituirse” en la formación (por ejemplo, en la que tiene como eje el saber) el sujeto encuentra una forma de hacer con ese vacío (y, con ello, encuentra también una modalidad de satisfacción); y, por supuesto, también hace un duelo, pues algo pierde.

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